DESPRECIO A LA CIENCIA
En general, los defensores de diversas pseudociencias desprecian la ciencia. Sin embargo, la mecánica cuántica es hoy una excepción. Lo que resulta especialmente atractivo de la mecánica cuántica son los fenómenos que predice, tan contrarios a la intuición. Cabe señalar que la mecánica cuántica es un pilar de la física y gracias a ella se han podido desarrollar importantes tecnologías de uso masivo, como la microelectrónica, láseres, paneles solares, centrales nucleares, o diferentes técnicas de diagnóstico por imágenes para uso médico.
La mecánica cuántica fue desarrollada en el siglo XX y requirió una legión de cerebros de los más preclaros. La mecánica clásica resulta más fácil de entender pues describe el mundo macroscópico que experimentamos en nuestra realidad cotidiana. En contraste, la mecánica cuántica resulta más complicada, pues describe lo que ocurre a una escala de cien millonésima de metro, donde nuestra forma clásica de entender la realidad falla. Sin embargo, trataré aquí de comentar algunas ideas generales y el abuso de esta disciplina. Dada la complejidad involucrada y los logros alcanzados, que no dejan de maravillarnos, el término «cuántico» prolifera hoy en las pseudociencias para aparentar profundidad y carácter científico. Algunos ejemplos, en un enredo de metáforas y analogías, son la curación cuántica y el coaching cuántico. La curación o sanación cuántica es una medicina alternativa basada en que los fenómenos cuánticos rigen la salud y el bienestar. Por otro lado, el coaching cuántico se basa en la idea de que cada persona puede construir la realidad a voluntad y así alcanzar metas y objetivos.
Ninguna de estas propuestas ha sido avalada por la experimentación, ni están aceptadas por la comunidad científica. Su conexión con la mecánica cuántica es ficticia, se basa en un mal uso de términos científicos. Los charlatanes utilizan la mecánica cuántica para sostener la idea mística de que la mente crea la realidad. Esta concepción brinda una supuesta base científica a una variedad de creencias acerca del poder de la mente sobre la materia, como la percepción extrasensorial y diversas medicinas alternativas.
La mística cuántica
Deepak Chopra
La teoría de la relatividad fue rápidamente recibida y aplaudida no sólo por la comunidad científica sino también por el público no especializado. Esto se debió en parte a que, si bien su cabal comprensión no es fácil, algunas implicancias resultan accesibles y, por otro lado, es la obra de una sola persona que tenía una personalidad muy atractiva (Albert Einstein). No ocurrió lo mismo con la mecánica cuántica. Sus resultados son espectaculares pero las complejidades formales y la disparidad de interpretaciones, que siguen siendo tema de debate en el ámbito científico, la mantuvieron fuera de la atención popular por muchos años. Lamentablemente, los charlatanes la han descubierto para convertirla en fundamento de sus dislates.
Los fenómenos que surgen de la mecánica cuántica ciertamente desafían nuestra experiencia y sentido común y han dado lugar a innumerables especulaciones sin asidero. No pocos se vieron tentados a sumergirse en consideraciones filosóficas respecto del carácter de la realidad y de nuestra existencia. Y así, disciplinas ajenas a la física se han apropiado de la terminología de la mecánica cuántica, especulan desde dicho vocabulario, hacen abuso del lenguaje, y dan por verdades científicas sus propias elucubraciones.
Se trata de la “mística cuántica”, que se predica hoy en día distorsionando la MC para transformarla en muchos casos en la base de un manual de autoayuda. Razonando falazmente, se afirma que, dado que la observación afecta al objeto observado, podemos, como observadores, elegir el mundo en el que queremos vivir. Para hacerlo, deberíamos enfocar la energía de nuestra mente al realizar la observación. De ese modo, nuestra mente podría controlar el mundo material en el que vivimos; sólo debemos “observarlo” de la manera adecuada. Debe quedar claro que éstas son afirmaciones desprovistas de todo rigor científico.
Como comenté, la mecánica cuántica describe la materia a escala muy pequeña y lo que ocurre a este nivel se refleja en muchos casos en fenómenos observables a gran escala. Pero esto no implica que los fenómenos cuánticos tengan lugar en esta escala. No se observa dualidad onda partícula ni principio de indeterminación en el mundo macroscópico, o un entrelazamiento cuántico entre personas. Una estrategia efectiva de los charlatanes es alegar que una pseudociencia funciona gracias a un fenómeno físico o químico que la mayoría de las personas no comprenden pero que suena muy seductor. En el siglo XIX, el electromagnetismo estaba de moda y dio pie a una infinidad de dispositivos fraudulentos y estafas varias. El caso más famoso fue el del «magnetismo animal» promovido por Franz Anton Mesmer. El magnetismo animal sería generado por los seres vivos y Mesmer decía que era capaz de manipularlo mediante imanes para curar un sinnúmero de afecciones.
Hoy en día, la teoría cuántica resulta muy atrayente para justificar algunos fenómenos paranormales y técnicas de curación. Posiblemente, Deepak Chopra sea el defensor más conocido de las charlatanerías cuánticas. En sus libros y frecuentes conferencias suele hacer uso de la palabra “cuántico” para respaldar toda una serie de creencias. Pero la teoría cuántica no demuestra que la conciencia sea fundamental para el universo, ni que controlemos la realidad con nuestras mentes. Y el entrelazamiento cuántico no significa que todas las cosas estén interconectadas de manera que explique la telepatía o los supuestos efectos de los planetas y de las estrellas que propone la astrología.
Las dos grandes revoluciones del siglo XX en la física aportaron conocimientos que nos obligaron a modificar drásticamente la imagen que nos hacemos de la realidad. Así, la relatividad nos ha forzado a revisar el concepto de simultaneidad y la mecánica cuántica nos ha forzado a revisar el concepto de localización de un objeto. Esto es muy importante, pero cuantitativamente no se refleja en los objetos lentos y pesados que generan nuestra percepción sensorial. Debe quedar claro que la física es perfectamente compatible con el postulado realista de creer en la existencia objetiva del mundo independiente de nuestra mente. Sí nos indica la física que el mundo no es exactamente como lo percibimos con nuestros sentidos, sino que es mucho más complejo y colosal. Finalmente, recordemos que la mecánica cuántica es una rama de la física que estudia la materia, no la mente.
Los nuevos charlatanes
El libro Supraconsciencia, escrito por el doctor Sans Segarra, ha generado una considerable atención y diversas críticas dentro de la comunidad académica y de lectores interesados en la espiritualidad, la psicología y el crecimiento personal. Este texto, enmarcado dentro de la corriente de la autoayuda y la espiritualidad trascendental, pretende ofrecer al lector un camino hacia la "supraconsciencia", un estado elevado de conciencia que, según el autor, permite acceder a una comprensión más profunda de la realidad, el yo y el universo. Sin embargo, a lo largo de los años, la obra ha sido objeto tanto de elogios como de fuertes críticas por parte de diferentes sectores.
La perspectiva científica y crítica de la psicología tradicional
Uno de los principales focos de crítica hacia Supraconsciencia proviene del ámbito de la psicología académica y las ciencias cognitivas. El doctor Sans Segarra presenta en su libro una mezcla de teorías psicológicas convencionales junto con conceptos espirituales y filosóficos, que no siempre se ajustan a los cánones de la psicología científica basada en evidencia empírica. Los críticos en este campo señalan que el autor recurre a nociones que no están respaldadas por investigaciones rigurosas, como la existencia de niveles superiores de conciencia que permiten acceder a verdades absolutas sobre el ser y el universo.
Muchos especialistas argumentan que, si bien Sans Segarra utiliza términos de la psicología para estructurar sus ideas, estas no están sustentadas en datos experimentales concretos. Por ejemplo, el concepto de "supraconsciencia" que él maneja se ha comparado con otras nociones vagas de estados de conciencia expandidos, que a menudo no pueden ser medidos ni verificados mediante metodologías científicas estándar. La crítica aquí no radica únicamente en la naturaleza espiritual de la obra, sino en la falta de rigor al presentar teorías psicológicas sin la adecuada fundamentación científica, lo que podría confundir a lectores que busquen información validada sobre el funcionamiento de la mente.
Críticas filosóficas y epistemológicas
En un ámbito más filosófico, se ha señalado que el libro de Sans Segarra cae en varias falacias argumentativas y simplificaciones al abordar cuestiones complejas relacionadas con la conciencia, la realidad y el ser. Su aproximación a estos temas parece inspirada por filosofías orientales, como el budismo o el vedanta, pero sin un tratamiento profundo o crítico de las mismas. Algunos filósofos han cuestionado la coherencia interna de las afirmaciones del autor, especialmente en lo referente a su concepción de una "verdad absoluta" o una "supraconsciencia" como un estado al que se puede acceder mediante ciertos ejercicios mentales o espirituales.
Uno de los puntos de mayor controversia en este sentido es la falta de una epistemología clara que explique cómo se llega a conocer esta "supraconsciencia". ¿Cómo se validan los conocimientos adquiridos en este estado? ¿Cómo se diferencia una revelación auténtica de una ilusión subjetiva? Estas son preguntas fundamentales que los críticos señalan que el libro no responde satisfactoriamente. En lugar de ofrecer un marco robusto para abordar estas cuestiones, el autor parece confiar en la intuición personal y la experiencia subjetiva, lo que para muchos filósofos es insuficiente en un campo tan importante como el del conocimiento de la realidad.
Resonancia y críticas desde el esoterismo y la espiritualidad
Pese a las críticas desde el ámbito científico y filosófico, Supraconsciencia ha sido bien recibido en ciertos círculos de la espiritualidad y el esoterismo, donde se aprecia su enfoque en la evolución del ser y el acceso a estados superiores de conciencia. Los lectores que se identifican con estas “corrientes” (creencias) valoran las enseñanzas del doctor Sans Segarra, ya que el autor logra combinar aspectos psicológicos, espirituales y metafísicos de manera accesible y atractiva para el público general. La idea de que los individuos pueden trascender los límites de la conciencia ordinaria y acceder a un conocimiento más elevado resuena con aquellos que buscan respuestas más allá de lo tangible y verificable científicamente.
Sin embargo, incluso dentro del campo espiritual, ha habido voces que critican el enfoque de Sans Segarra por ser demasiado simplista o por presentar un camino demasiado optimista y directo hacia la iluminación o el autoconocimiento. Algunas corrientes del esoterismo señalan que la supraconciencia, tal como la describe el autor, es una visión idealizada y que no refleja el arduo trabajo interno que muchas tradiciones espirituales exigen para alcanzar niveles profundos de conciencia. En otras palabras, se le acusa de trivializar el proceso de transformación personal, haciéndolo parecer más accesible de lo que realmente es.
La confusión entre ciencia y espiritualidad
Una de las críticas más recurrentes hacia Supraconsciencia es la ambigüedad entre ciencia y espiritualidad que maneja el autor. Si bien es común en la literatura de autoayuda mezclar términos científicos con conceptos espirituales, en este caso, la crítica apunta a que Sans Segarra, siendo médico, debería establecer una clara distinción entre los conocimientos basados en la ciencia y aquellos que provienen de la intuición espiritual o filosófica. Algunos lectores han expresado que el libro da una apariencia de autoridad científica a conceptos que en realidad pertenecen más al ámbito de la creencia personal o la experiencia subjetiva.
Este tipo de ambigüedad puede ser problemático para aquellos que buscan una orientación clara y diferenciada entre lo que es conocimiento científico comprobado y lo que pertenece al dominio de la espiritualidad o las creencias o la subjetividad, en este caso, delirante. Los críticos más duros señalan que este enfoque no solo es confuso, sino que podría inducir a errores en la comprensión del lector, especialmente en un momento en el que la distinción entre ciencia y pseudociencia se vuelve cada vez más relevante en el discurso público.
CONCLUSION
El doctor español Manuel Sans Segarra es, simplemente, uno más de los múltiples oportunistas que trafican con una población muy numerosa de personas cuya formación científica es muy reducida o casi nula. Este cirujano del aparato digestivo jubilado tuvo, al parecer, varias intervenciones con pacientes con experiencias cercanas a la muerte, y de ahí nacieron sus increíbles teorías sobre la conciencia, la “supraconciencia” y otras no menos pintorescas. Dotado, eso sí, de un buen uso del lenguaje, debió intuir que su pensión se quedaba algo corta para su tren de vida, así que se lanzó a la palestra mediática para obtener un merecido sobresueldo a base de charlas en Youtube.
¡Y vaya si lo consiguió! Veo en su web que tiene “conferencias” en diversas partes de la geografía española, incluso en la América hispana, para aprovecharse de una parroquia dispuesta a comulgar con sus propuestas, como uno más de los charlatanes que engrosan sus cuentas corrientes de una manera tan poco ética, tan poco racional. En sus vídeos de Youtube, numerosísimos, inventa patraña tras patraña, a cuál más absurda y menos científica, pero que tienen mucha aceptación, muchos likes, muchos seguimientos, y hasta ha salido en televisión en un programa de gran audiencia, entrevistado por un colega en estos menesteres.
Como él mismo dice, sin el menor rubor, cuando colgó la bata y la mascarilla de cirujano se reunió, primero con amigos psicólogos y psiquiatras para hablar sobre ECM, y luego, ¡con físicos! para que le enseñaran eso de la Física Cuántica. Increíble pero cierto (lo dice él mismo). Con un par.
Pues nada Manuel, que sigas engañando gente mientras engrosas tu cuenta bancaria y buscas un “negro” que te escriba tantos libros como J.J escribió, porque hasta ahora solo has coescrito uno. Sabes que a muchos de tus partidarios les encanta ser engañados con el viejísimo discurso de la trascendencia, así que al tajo, que labia te sobra, como corresponde a cualquier encantador de serpientes que se precie. Como buen catalán que eres, te despido con un “salut i forza al canut”. A vivir, que son dos días (menos para ti, obviamente, qque vivirás eternamente en una “nueva dimensión energética” (??), como tú mismo has pontificado). Al parecer, aquel día en que tus amigos físicos te enseñaron en una tarde la Física Cuántica, te creó tal confusión que todavía no has podido recuperarte. Estás en un estado de confusión “cuántica” que, por otro lado, te viene bien para soltar en tus vídeos de Youtube y en tus “conferencias” las estrafalarias gilipolleces (con perdón) que vomitas, pero eso sí, con tu voz grave y tu porte serio y distinguido, que encandila a tus fans. Para algo fuiste médico cirujano.
© 2024 JAVIER DE LUCAS