 
 
BIOGRAFIA
 Podemos comenzar por definir a Cronenberg como autor. 
      Sin apresurarnos a que implique una valoración de por sí, es una 
      afirmación, digamos, de raíz objetiva. El director canadiense ha tenido el 
      control sobre sus films, y ha decidido sobre argumentos y proyectos, desde 
      Shivers (Vinieron de dentro de..., 1975) hasta Spider (idm., 2002). La 
      única excepción sería algunos primeros trabajos para televisión y Fast 
      Company (1979), aunque también se apropia de ésta, una historia de 
      conductores y coches. Aparecen compañías "malvadas, tecnología 
      experimental, y ese interés por la velocidad y la maquinaria, 
      posteriormente profundizada en Crash (ídm., 1996).
Podemos comenzar por definir a Cronenberg como autor. 
      Sin apresurarnos a que implique una valoración de por sí, es una 
      afirmación, digamos, de raíz objetiva. El director canadiense ha tenido el 
      control sobre sus films, y ha decidido sobre argumentos y proyectos, desde 
      Shivers (Vinieron de dentro de..., 1975) hasta Spider (idm., 2002). La 
      única excepción sería algunos primeros trabajos para televisión y Fast 
      Company (1979), aunque también se apropia de ésta, una historia de 
      conductores y coches. Aparecen compañías "malvadas, tecnología 
      experimental, y ese interés por la velocidad y la maquinaria, 
      posteriormente profundizada en Crash (ídm., 1996).
El origen de 
      esta carrera cinematográfica tan coherente hay que buscarlo en su 
      biografía. Cronenberg llegó "tarde" al cine. No era su primera opción 
      profesional, y estudió ciencia y literatura, antes de comenzar a 
      interesarse por la expresión a través de una cámara. Él mismo ha señalado 
      que esto implica que no se acercó al medio desde la cinefilia del 
      estudiante de cine que quiere, desde muy pronto, dedicarse a dirigir y con 
      el "peso" de la Historia del Cine sobre sus hombros. Sus influencias han 
      sido siempre más literarias, y de hecho apenas señala, en las entrevistas, 
      cineasta alguno que le haya interesado particularmente. Sus primeros 
      mediometrajes, Stereo y Crimes of the future, los llevó a cabo dentro del 
      cine "underground" canadiense. La que había sido una anterior maduración 
      como persona permite arrojar luz sobre esa clara base intelectual de la 
      que partirá, cada vez de modo más claro, para realizar sus 
      films.
El siguiente paso podría ser determinar qué tipo de 
      películas realiza. A priori las preocupaciones retratadas y los escenarios 
      donde se tienen lugar sus ficciones poseen un mayor grado de fondo 
      científico. La ciencia-ficción utiliza el futuro y las tecnologías 
      imaginadas como metáforas para discursos y reflexiones sociológicas o 
      incluso políticas. Menos común es circunscribirlo tan cercanamente al 
      individuo. ¿Y qué hay más cercano e íntimo que el cuerpo? Cronenberg 
      utiliza en sus films la tecnología, de diversos tipos, como facilitadoras 
      de un camino desde la mente (el deseo) hasta el cuerpo (la realidad). La 
      reflexión común al género no se queda, en sus películas, en lo conceptual: 
      la mente produce deseo, un impulso de fuerte cariz sexual que el director 
      no rehuye. Contrario a la dicotomía mente-cuerpo, el director pone el 
      énfasis en una relación mucho más directa. Una de los más claros 
      exponentes de esa literal externalización de lo sexual la encontramos en 
      The Brood (Cromosoma 3, 1979), donde una madre histérica crea, como 
      prolongación de su furioso subconsciente, una progenie de niños 
      asesinos.
En The Fly (La Mosca, 1986) el arquetipo, propio de la 
      ciencia-ficción, del "científico loco" se matiza y puede que se cancele. 
      Si bien una víctima de su propio experimento, aquí no hay castigo divino, 
      sino una evolución, de hombre a hombre-mosca, unión-fusión (con 
      implicaciones sexuales, cómo no) metáfora de la decrepitud que vive el 
      cuerpo humano. El error científico tiene consecuencias dramáticas, en los 
      personajes. ¿Puede mantenerse el amor en la vejez? ¿Es la vida, como ha 
      afirmado el propio director, nada más que una enfermedad transmitida por 
      el sexo?
Por tanto, habría que especificar que no estamos ante un 
      director/autor que esté fascinado, como suele ser habitual, por las 
      posibles evoluciones de máquinas y tecnologías. De hecho, Cronenberg es 
      más bien muy poco afín a las ideas "modernas" (de la Modernidad, nos 
      referimos) que engarzaban con los postulados de la Ilustración, donde 
      razón y saber (científico) acompasarían el devenir de la raza humana. En 
      sus films, la sociedad contemporánea la ciencia (máximo exponente de la 
      razón/progreso) no puede ser ya contemplada como panacea,. La tecnología 
      no supone un avance; ni en el sentido de progreso social, ni de lo que se 
      suele entender como influencias liberadoras. Lo único que consigue liberar 
      son unos impulsos, o bien destructivos, o bien que se enfocan a modos 
      nuevos de encerrarse en realidades alternativas. Aquí encontramos 
      una triple clave para comprender la trayectoria y las intenciones del 
      director canadiense. Por un lado, una peculiar mirada al género, centrada 
      en el individuo. Las pulsiones que mueven a sus personajes a utilizar la 
      tecnología demuestran que aún no podemos dejar de ceder a los impulsos de 
      la carne. Tenemos una amplia gama de adicciones en el cine de Cronenberg. 
      Desde la más animal tratada en Shivers, pasando por Rabid (Rabia, 1977), 
      hasta la del protagonista de The Naked Lunch (El almuerzo desnudo, 1991), 
      o Existenz (ídm., 1999) donde un videojuego se convierte en necesidad casi 
      fisiológica. Y esta profundización causa una incomodidad en el espectador, 
      menos propia de la ciencia-ficción que de las intenciones y estrategias 
      del cine de terror. ¿Es The Fly ciencia-ficción o terror? ¿Y 
      Shivers?
Aquí encontramos 
      una triple clave para comprender la trayectoria y las intenciones del 
      director canadiense. Por un lado, una peculiar mirada al género, centrada 
      en el individuo. Las pulsiones que mueven a sus personajes a utilizar la 
      tecnología demuestran que aún no podemos dejar de ceder a los impulsos de 
      la carne. Tenemos una amplia gama de adicciones en el cine de Cronenberg. 
      Desde la más animal tratada en Shivers, pasando por Rabid (Rabia, 1977), 
      hasta la del protagonista de The Naked Lunch (El almuerzo desnudo, 1991), 
      o Existenz (ídm., 1999) donde un videojuego se convierte en necesidad casi 
      fisiológica. Y esta profundización causa una incomodidad en el espectador, 
      menos propia de la ciencia-ficción que de las intenciones y estrategias 
      del cine de terror. ¿Es The Fly ciencia-ficción o terror? ¿Y 
      Shivers?
Y es aquí donde hallamos la segunda parte de la clave: tal vez el marco genérico puede probarse como demasiado estricto para acoger todo lo que este autor pretende. Además de estos títulos donde la ciencia-ficción y el terror pueden darse la mano, Cronenberg, a medida que avanzaba en su filmografía, ahondaba, no ya en los resultados violentos de, por ejemplo, Rabid, Shivers o incluso Scanners (idm, 1981), sino en esa vía de ahondar en cómo tecnología no ayuda a salir de su alienación, sino, más bien, a confirmarla, además con esa relación directa, incluso orgánica. El tema de la problemática del individuo "encerrado" en estas realidades alternativas interesa tan particularmente al director, que ha sabido y querido ampliarlo más allá del género de la ciencia-ficción; hay ejemplos como El almuerzo desnudo, Spider o M. Butterfly (ídm., 1993). El almuerzo desnudo es nada menos que la adaptación de un libro de William Borroughs. En el caso de Spider, el origen de la realidad autónoma es una enfermedad mental, y la cinta deviene de un realismo tenaz y algo asfixiante, donde el protagonista revisa una memoria falseada, y origen de traumas psicológicos. En el caso de M. Butterfly está aún, aparentemente, más lejos de los escenarios de ciencia-ficción o delirantes fantasías usuales en el director. Aquí tenemos la historia de amor entre un diplomático inglés que se enamora de un hombre disfrazado de "geisha". Y es una concepción cultural "convence" al protagonista de que un hombre disfrazado de mujer es una mujer. Otro ejemplo de reflexión sobre el individuo (y de magnífica interpretación actoral) lo tenemos en Dead Ringers (Inseparables, 1987). Con todo esto, se podría pensar que la posición intelectual de Cronenberg produce films fríos. No es así. Al fin y al cabo, le preocupa el individuo; la influencia de lo social/ tecnológico sobre lo emocional. Y para una reflexión sobre estos temas, Cronenberg lo sabe, se requiere la necesaria identificación del espectador con los personajes. Por ello, sus preocupaciones teóricas no han descuidado nunca una formulación dramática. Y un sumo cuidado a la hora de elegir y dirigir actores.

Finalmente, hay una tercera clave, que arroja luz sobre las obras de Cronenberg. Hablar de las influencias en el individuo de la tecnología no puede dejar fuera la sociedad actual que produce y reafirma dichos "adelantos" tecnológicos. Videodrome (ídm, 1983) es, de su primera etapa, quizás donde sus objetivos reflexivos toman mejor cuerpo (nunca mejor dicho) en la imaginería visual; donde la metáfora apoya mejor su discurso. La "nueva carne", la fusión de lo orgánico, con lo inorgánico como posible solución al dilema posee visos negativos. ¿Es Cronenberg crítico, pesimista? En parte, sí. Las realidades autónomas de sus personajes tienen consecuencias a menudo negativas, y el sexo posee un elemento adictivo, como es evidente en Crash. Sin embargo, sus films han abandonado (al menos hasta ahora) aquellas primeras advertencias sobre los efectos violentos hacia "el otro", para indicar más bien una profundización en la violencia ejercida en la psique, en la propia mente (para él, eso sí, muy unida al cuerpo); una evolución que apunta a que su posición se ha matizado y enriquecido. Puede que su intención más reciente sea menos la crítica que la búsqueda de posibilidades de este individuo posmoderno, rodeado de una tecnología que no sublima sus deseos e instintos, si bien sin dejar de apuntar la serie de problemas que se plantean. Algo que ayudaría a juzgar mejor films como Crash, donde puede que no se sancionen los comportamientos mostrados, aunque tampoco se apoyan. Hablaríamos más bien de una propuesta, y no de un discurso cerrado. ¿Cómo afrontar las necesidades sensoriales (y eróticas), ahora desatadas en un momento histórico propicio para el final de los tabúes? ¿Están realmente desatadas, o aún no tomamos conciencia de que somos cuerpos (finitos)? ¿Es la respuesta un sujeto autónomo hasta el grado de lo autoerótico, del onanismo, de las patologías (paranoia, esquizofrenia, etc) derivadas de crearse una realidad propia?

                SCANNERS
                             El film se encuadra 
      en la fantasía científica. Los "Scanners" son una generación de jóvenes 
      con poderes mentales, fruto de un experimento sufrido por una serie de 
      mujeres en los años cuarenta. Ahora, Revok se ha emplazado como un Scanner 
      dispuesto a utilizar su potencial de modo violento. Como muchas historias 
      de conspiraciones, el gobierno crea "los monstruos" y luego se adjudica la 
      labor de tener que controlarlos. La trama, aparentemente convencional, 
      incluye giros que anticipan intereses del autor. En este afán del Estado 
      se descubrirán traiciones que desvelan una visión crítica de unos 
      intereses políticos e industriales que, el director advierte, funcionan 
      paralelamente. Por otra parte, los dos Scanners que se enfrentan, en 
      principio polos opuestos (Bien-Mal), resultan estar tan unidos como lo 
      estarán los protagonistas de Dead Ringers (Inseparables, 
      1988).
Mucho se esperaba de David Cronenberg, tras los revulsivos 
      que resultaron ser Shivers, Rabid, y, sobre todo, The Brood (Cromosoma 3, 
      1979), compendio más articulado de sus intereses y obsesiones, y 
      profundización en lo que sería una ciencia-ficción más interna y de 
      conflictos personales (en cierto modo, además, con base bio gráfica). El 
      director canadiense ya levantaba interés en festivales como Sitges, 
      Edinburgo o Montreal. Los aficionados al cine de terror o de 
      ciencia-ficción (no se podía estar seguro de exactamente qué género 
      predominaba) tenían muchas esperanzas puestas en él. Por eso se entiende 
      que su siguiente título, Scanners, causara en cierto modo una decepción. 
      No es que el film no contenga su habitual dilema cuerpo-mente, aunque sí 
      puede que, en mayor grado que la mayoría de sus cintas, se enfatiza más lo 
      exterior, incluyendo explosiones de cabezas y persecuciones de 
      coches.
gráfica). El 
      director canadiense ya levantaba interés en festivales como Sitges, 
      Edinburgo o Montreal. Los aficionados al cine de terror o de 
      ciencia-ficción (no se podía estar seguro de exactamente qué género 
      predominaba) tenían muchas esperanzas puestas en él. Por eso se entiende 
      que su siguiente título, Scanners, causara en cierto modo una decepción. 
      No es que el film no contenga su habitual dilema cuerpo-mente, aunque sí 
      puede que, en mayor grado que la mayoría de sus cintas, se enfatiza más lo 
      exterior, incluyendo explosiones de cabezas y persecuciones de 
      coches.
Tuvo el presupuesto más holgado hasta la fecha, y, sin 
      embargo, todavía hoy en día, Cronenberg reconoce que el rodaje estuvo 
      lleno de problemas. Sólo se le concedieron tres semanas para terminar la 
      última versión del guión, y apenas dos semanas más para la pre-producción. 
      Cuando empezó a rodar, no estaba muy seguro de la forma final de la 
      historia, lo que le forzó a realizar constantes rescrituras durante la 
      producción. Por otro lado, casi todos los críticos han coincidido en que 
      la elección de su protagonista, Steven Lack, fue un gran error. Con un 
      personaje principal que falla a la hora de concretar dramáticamente los 
      conflictos intelectuales (ya de por sí, como decíamos, más minimizados en 
      este caso) sobre los que este director suele trabajar, el film se 
      resiente.
                                   
  
                                                   EXISTENZ
   
            La comparación entre eXistenZ (ídm, 1999) y The 
      Matrix (Matrix, 1999), coincidentes en año de estreno y temática- la 
      realidad virtual- produce una interesante reflexión sobre los márgenes de 
      la ciencia-ficción para intenciones de muy diferente alcance. eXistenZ es 
      la obra de un autor, David Cronenberg, con intereses y preocupaciones muy 
      específicas, particularmente la ciencia y la tecnología, y su influencia 
      en el individuo. La protagonista, Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) 
      tras sufrir un atentado y ser su consola de video-juego dañada, ha de 
      entrar en éste, video-juego de su creación, y seguir la "misión" preparada 
      en él. Pero esta huida de la persecución (nada menos que por parte de un 
      grupo que defiende, con armas, la realidad frente a "la virtualidad") 
      también harán una extraña aparición dentro del video-juego, y su compañero 
      "de viaje", Ted Pikúl (Jude Law) a ratos aparenta ser más de lo que en 
      principio afirmaba.
La comparación entre eXistenZ (ídm, 1999) y The 
      Matrix (Matrix, 1999), coincidentes en año de estreno y temática- la 
      realidad virtual- produce una interesante reflexión sobre los márgenes de 
      la ciencia-ficción para intenciones de muy diferente alcance. eXistenZ es 
      la obra de un autor, David Cronenberg, con intereses y preocupaciones muy 
      específicas, particularmente la ciencia y la tecnología, y su influencia 
      en el individuo. La protagonista, Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) 
      tras sufrir un atentado y ser su consola de video-juego dañada, ha de 
      entrar en éste, video-juego de su creación, y seguir la "misión" preparada 
      en él. Pero esta huida de la persecución (nada menos que por parte de un 
      grupo que defiende, con armas, la realidad frente a "la virtualidad") 
      también harán una extraña aparición dentro del video-juego, y su compañero 
      "de viaje", Ted Pikúl (Jude Law) a ratos aparenta ser más de lo que en 
      principio afirmaba.
Esta relación entre realidad virtual y paranoia 
      nos remite al fondo de varias historias de Phillip K. Dick, y amplifica un 
      argumento muy propio del género. Algo sólo tratado como (interesante, eso 
      sí) punto de partida del film de los hermanos Warsowski, para orquestar un 
      fastuoso film, más bien de acción, donde apenas se ahonda (de hecho, se 
      refuerza) ese sentimiento de sentirse perseguido o creerse con "una 
      misión", claves de la patología paranoica. A Cronenberg sí le preocupa 
      enfatizar que esta realidad alternativa tiene consecuencias en el mundo 
      real.
Mucha parte de la crítica norteamericana del momento juzgó su 
      film como un mero entretenimiento, eso sí, de raigambre culta. Tenemos 
      nuestras dudas sobre una perspectiva que implica que Cronenberg se empeñe 
      en añadir sus "marcas de fábrica". La inclusión de sus obsesiones y 
      preocupaciones intelectuales en el argumento y la factura formal no 
      acontece de forma aleatoria. Así, los enlaces "vivos" para entrar en el 
      juego (introducidos en los propios cuerpos de los participantes) parece 
      apuntar a esa dependencia y profundidad hasta la que se inserta (hasta la 
      propia penetración, nada menos) el juego y la necesidad de los jugadores 
      de esa realidad alternativa. Para un ateo como Cronenberg, no existe 
      dicotomía entre cuerpo y mente, y esa unión física es metáfora de una 
      dependencia tan mental como corporal.
Pudiera ser que el juicio 
      crítico se dificulte (o se prejuicie) porque esa otra realidad no sea del 
      todo desvelada como tal, como sí ocurría, para tranquilidad del 
      espectador, en The Matrix. La narración en el film no opta, una vez los 
      protagonistas se insertan en el video-juego, por una forma de sueño (o 
      pesadilla, al modo de, por ejemplo, David Lynch). No hay un "salto" formal 
      claro entre el mundo retratado antes de entrar en esa otra realidad y 
      después. A esto se sumaría que, incluso el crítico más sesudo, como 
      espectador, puede dejarse llevar a partir de cierto momento por la trama 
      habitual de "persecución/aventura", no ya la del video-juego, sino aquella 
      en la cual se ve embarcada Allegra Geller y sus fanáticos perseguidores. Y 
      el que dicha trama se juzgue al final como parte de (¡otro!) video-juego 
      (y de la fantasía paranoica de Allegra Geller, la protagonista, que genera 
      el argumento de éste) produce gestos fruncidos. Los finales "sorpresa" 
      tienen en ocasiones estos efectos, aunque en el caso de eXistenZ convoca 
      una peculiar reflexión sobre los peligros de unos video-juegos que se 
      adaptan a las pasiones más ocultas de sus participantes. Lo claro es que, 
      de este modo, la fantasía es difícil que coincida con el imaginario de un 
      adolescente, cosa que sí sucede con The Matrix donde en la realidad 
      alternativa se goza de superpoderes, y se refuerza la carga paranoica: en 
      el mundo virtual, todos pueden ser enemigos.
Puede que Existenz no 
      posea elementos tan perturbadores como Crash (ídm, 1996) o The Fly (La 
      Mosca,1986) la convencionalidad del argumento sería consecuente con los 
      objetivos del director; retratar ese video-juego. Además hay una carga 
      crítica y pesimista; en la propia creadora de éste, apreciada como una 
      especie de líder espiritual, pero origen de fantasías paranoicas y 
      violentas; en la (habitual en el director) empresa privada como 
      corporación maligna; en la regresión que implica la creación de una 
      realidad autónoma. Coincidimos en que, en este caso, fusión de lo orgánico 
      y lo inorgánico puede producir cierta sonrisa (el humor es una respuesta 
      ante un subconsciente descubierto). Menos "divertido" es el hecho de que 
      los protagonistas asesinen dentro de un video-juego donde, como decíamos, 
      todo se retrata con el mismo "estilo" que la realidad. Y, con todo, 
      Cronenberg lo dispone con la misma distancia con la que observan dichos 
      protagonistas las acciones que desempeñan, ya que son "las esperadas" 
      dentro de la codificada aventura. "Tengo ganas de matar a alguien", afirma 
      Ted Pikúl; "Déjate llevar; es parte de tu personaje", le responde Allegra 
      Geller. Y es justo lo que hace.
Tanto ese cierto sentido del humor 
      provocado por una trama de persecución tan simple (y, a la vez, tan 
      extraña), como la sensación, primero de hilaridad y crecientemente de 
      incomodidad hasta el momento en que no sabemos si los personajes son o no 
      quienes dicen ser o sus "roles" en el video-juego, facilita y reverbera 
      una distancia desde la que el director reflexiona y quiere hacer 
      reflexionar, como logra desde hace años, sobre el individuo en la era 
      posmoderna.
Para terminar, conmino a los espectadores y aficionados 
      a Cronenberg que, una vez visto el film, y leído este artículo rememoren 
      ese final grito de los (ahora "revelados") terroristas, "Death to 
      Trascendence" (siendo Trascendence el nombre del "otro" videojuego). ¿Se 
      defiende Cronenberg así de algunos críticos que le hayan podido exigir 
      "realismo" en sus films? ¿Es una enfatización de su postura intelectual, 
      el arte es trascendencia y no mero retrato de la realidad? Lo claro es que 
      él no se sitúa del lado de unos u otros; ni estos fanáticos de la realidad 
      "real", ni los defensores de lo virtual... ¿Una propuesta sin cerrar?

FILMOGRAFÍA
London 
            Fields (2006)
A History of Violence (2005)
Spider 
            (2002)
Camera (2000)
 eXistenZ (1999)
Crash 
            (1996)
M. Butterfly (1993)
Naked Lunch 
            (1991)
Inseparables (Dead Ringers) (1988)
- La 
            Mosca (The Fly) (1986)
- La zona 
            muerta 
            (1983)
Videodrome (1983)
 
            Scanners (1981)
Cromosoma 3 
            (1979) (The brood)
Fast Company (1979)
Rabia (1977)
- 
            Vinieron de dentro de 
            ... (1975) 
  (Shivers)
The Victim (1974)
Don Valley 
            (1972) (TV)
Fort York (1972) (TV)
In the Dirt (1972) 
            (TV)
Lakeshore (1972) (TV)
Scarborough Bluffs (1972) 
            (TV)
Winter Garden (1972) (TV)
Jim Ritchie Sculptor 
            (1971) (TV)
Letter from Michelangelo (1971) 
            (TV)
Tourettes (1971) (TV)
Crimes of the Future 
            (1970)
Stereo (1969)
From the Drain 
            (1967)
Transfer 
        (1966)

¿Hay elementos autobiográficos en Spider?

Conocí a Martin Scorsese y él luego me dijo que había tenido miedo de conocerme. Yo pensé: "¿El director de Taxi Driver me tiene miedo a mi?" Esto significa que incluso otro director puede confundir a la persona con la obra. Me dijo que tenía miedo de conocerme y que cuando entré a la habitación se sorprendió al ver que yo parecía un ginecólogo de Beverly Hills. Lo tomé como un cumplido... y luego hice Dead Ringers...
Existe mucho de mí mismo en las películas pero no es lo que llamaría autobiográfico. No se trata de recrear directamente eventos de mi propia vida. Estoy seguro que otros directores hacen eso pero en mi caso es un proceso más sutil y misterioso. Siento que hay una parte de mí en las películas. Todos los personajes son aspectos de mi persona en cierto sentido. Cuando diriges una película o cuando escribes una película eres como un actor. Estás tratando de convertirte en esa persona y ser parte de la realidad de esa otra persona.
Spider en particular es una película en primera persona. Yo tenía la intención de que el público se convirtiera en Spider, que vivieran en él y tal vez sea por eso que para algunas personas sea una película desoladora. Es una película triste. La vida de Spider es triste en muchos sentidos y yo no ofrezco ninguna protección contra eso. Mi intención es que el espectador se convierta en ese hombre y experimente lo mismo que él. Cuando el personaje está confundido el público está confundido. Yo quería que pasara eso. No quería ofrecer otro punto de vista que no fuera el del personje. Siento una gran compasión por Spider y en cierto modo soy él, pero no es una autobiografía.
¿Cómo elige sus proyectos?
Es algo muy extraño. No es algo constante, cambia todo el tiempo. Por ejemplo, cuando me propusieron hacer Crash, leí la novela... leía media novela porque me pareció muy perturbadora y pensé "jamás voy a hacer una película con esto". Seis meses después retomé el libro y lo terminé y seguía pensando que era algo muy interesante pero que era imposible hacer una película con ese material. Un año después el productor Jeremy Thomas me dijo: "¿Por qué no haces una película basada en Crash?" y le dije que sí.
No sé qué fue lo que sucedió entre la lectura del libro y el momento en que acepté el proyecto. En verdad no lo sé. Siento que debe haber una relación muy profunda y compleja entre el proyecto y mi vida interna. Siempre es un proceso de descubrimiento para mí, es como un viaje filosófico. No quiero parecer pretencioso, aunque lo soy.... Es muy difícil hacer una película y si no te apasiona de una manera que quizás no puedes comprender entonces no podrás lograrlo. Lo he dicho muchas veces, pero es verdad: uno hace la película para descubrir por qué quería hacerla. A veces hablo con críticos que dicen que tengo ciertos intereses: transformación corporal, sexualidad, tecnología y les doy la razón, pero en realidad así no es como funciona. No pienso en temas ni en mis otras películas. Es algo mucho más visceral e intuitivo.
Sobre William Burroughs y su versión de Naked Lunch:
 Yo conocía bien la obra de Burroughs y la idea de hacer una película de 
                    Naked Lunch me la propuso el productor Jeremy Thomas. Durante mucho 
tiempo me negué a aceptar el proyecto porque no encontraba la manera de hacerlo. 
Me encantaba Burroughs pero no sabía cómo hacer la película. Después de volver a 
leer la obra de Burroughs y la de otros escritores con los que estaba 
relacionado, como Paul Bowles, pensé que lo que realmente quería hacer era 
incluir aspectos de la vida de Burroughs en la película. De esa manera no 
estaría haciendo una adaptación de Naked Lunch sino del mundo de 
Burroughs y le pregunté si estaría de acuerdo con eso. Le dije que quería 
incluir una escena en la que el personaje principal matara de un tiro a su 
esposa, algo que Burroughs hizo con su esposa, en México precisamente, y él me 
respondió que no acostumbraba separar su vida de su obra y que le parecía algo 
perfectamente legítimo. A partir de ese momento lo que hice fue sumergirme en el 
universo de Burroughs y el guión se escribió sólo. Todo empezó a encajar. No 
puedo describir el proceso pero en cierto momento era casi como escritura 
automática. Yo escribía y las palabras fluían, no eran las palabras exactas de 
Burroughs y hay muchas cosas en Naked Lunch que son invención mía, pero 
de alguna manera encajan en el estilo o el universo de Burroughs.
 
Yo conocía bien la obra de Burroughs y la idea de hacer una película de 
                    Naked Lunch me la propuso el productor Jeremy Thomas. Durante mucho 
tiempo me negué a aceptar el proyecto porque no encontraba la manera de hacerlo. 
Me encantaba Burroughs pero no sabía cómo hacer la película. Después de volver a 
leer la obra de Burroughs y la de otros escritores con los que estaba 
relacionado, como Paul Bowles, pensé que lo que realmente quería hacer era 
incluir aspectos de la vida de Burroughs en la película. De esa manera no 
estaría haciendo una adaptación de Naked Lunch sino del mundo de 
Burroughs y le pregunté si estaría de acuerdo con eso. Le dije que quería 
incluir una escena en la que el personaje principal matara de un tiro a su 
esposa, algo que Burroughs hizo con su esposa, en México precisamente, y él me 
respondió que no acostumbraba separar su vida de su obra y que le parecía algo 
perfectamente legítimo. A partir de ese momento lo que hice fue sumergirme en el 
universo de Burroughs y el guión se escribió sólo. Todo empezó a encajar. No 
puedo describir el proceso pero en cierto momento era casi como escritura 
automática. Yo escribía y las palabras fluían, no eran las palabras exactas de 
Burroughs y hay muchas cosas en Naked Lunch que son invención mía, pero 
de alguna manera encajan en el estilo o el universo de Burroughs. 
                    También pasé algún tiempo con él. De hecho, fuimos juntos a Tanger. Burroughs no había estado ahí en 20 años y recorrimos las calles donde él había vivido y trabajado. A pesar de esto, Burroughs no tuvo nada que ver con el guión y tampoco intervino directamente en la realización de la película. En ese sentido, no fue uno de los colaboradores.
Creo que no tengo tiempo de contar toda la historia de la filmación de Naked Lunch. Sólo contaré una parte porque fue un proceso de más de 2 años. En un principio habíamos ido a Tánger, en Marruecos, que era la tierra imaginaria de Interzone en la obra de Burroughs. Fui con mi camarógrafo y mi diseñador de producción, tomamos fotos y encontramos locaciones. Estábamos a punto de empezar a filmar Naked Lunch en Tánger, cuando estalló la Guerra del Golfo -la primera Guerra del Golfo, probablemente habrá varias- y nos encontramos con que no podíamos ir a Tánger a hacer la película. Todos pensaban que eso significaba el fin del proyecto, pero entonces pensé que Interzone es un lugar imaginario. No es realmente Marruecos. Es un lugar que existe en la mente de Burroughs, es una especia de fantasía que él tenía sobre el norte de África. Pensé: "¿Por qué no filmamos en Toronto? Tenemos camellos... en el zoológico. Existe una población de origen árabe. Probablemente podemos crear un mejor Interzone porque sería más imaginativo hacerlo en Toronto que en Marruecos." En lugar de cancelar la producción, el dinero que se habría gastado trasladando todo el equipo a Marruecos se gastó recostruyendo Marruecos en Toronto... Podría continuar pero el tiempo es limitado.
Su opinión del cine fantástico y de terror: 
 
                    
No tengo mucho qué decir porque no he visto muchas de esas cintas. Soy muy selectivo con las películas que veo. No siento la obligación de ver todo y me resisto a ver películas que no considero interesantes o que sean una pérdida de tiempo o que le pueden interesar a otras personas pero no a mi. No me considero un cineasta de género, algunas de mis películas pertenecen al género del terror y de la ciencia ficción pero nunca me he considerado un cineasta de ese género. Por lo tanto no estoy obsesionado con el tema y sólo he visto partes de películas como Scream, Scream 2, Blade 2. Aprecio a Guillermo del Toro, es un buen amigo y el director de Blade 2 pero ese tipo de cintas no me interesan demasiado. Es posible que existan películas maravillosas y he oído de producciones orientales muy interesantes... aunque no estoy tan seguro de que sean tan interesantes. Vi Ringu y lo que más me llamó la atención es que retoma elementos de mis películas, especialmente Videodrome. Es muy difícil para mi dar una respuesta objetiva. No me considero un experto en el tema.
Es cierto que he hecho cine de género, pero hay una diferencia entre alguien que hace películas de género y alguien que es un director de género. Kubrick hizo cine de terror y ciencia ficción y no por eso es un cineasta de esos géneros. No le doy la espalda al cine de terror. El cine de género es algo interesante. Te puede cobijar. Pongo el ejemplo de The Fly. Si hubiera intentado hacerla como una película dramática habría sido imposible conseguir el financiamiento porque en esencia se trata de dos personajes en un cuarto: son dos amantes muy atractivos, uno de ellos contrae una terrible enfermedad y muere lentamente frente a su amada, que le ayuda a suicidarse. Sería imposible conseguir que alguien financiara esa película pero al presentarla como una película de terror o ciencia ficción, con tecnología y mutaciones, se transforma en una historia de amor.
Hay ocasiones en las que el cine de género te permite expandir tu discurso y hacer cosas que no podrías hacer de otra forma, pero llega un momento en que se vuelve algo limitante porque tiene sus propias reglas y los fans tienen sus expectativas. Si invitas a un fanático del cine de terror a ver Spider querrá ver arañas y se va a llevar una decepción.
¿Es cierto que en la filmación de Shivers tuvo que golpear a una actriz?
Todavía estoy en contacto con esa actriz... y no me refiero a ese tipo de contacto. Es cierto. Es una historia larga y divertida. En realidad yo nunca he golpeado a nadie excepto a Susan Petrie, esta actriz. Eso sucedió porque ella me lo pidió y me gusta consentir a mis actores...
Ella era una actriz canadiense, muy popular, muy hermosa y una muy buena actriz. Shivers fue mi primer largometraje. Había hecho películas underground antes pero nunca había hecho una cinta profesional con todo un equipo técnico. Había hecho mis otras películas sólo y ahora tenía a muchos técnicos a mi disposición. Estaba trabajando con actores profesionales que tenían más experiencia que yo. Llegó un momento en que teníamos que hacer una escena donde su personaje debía llorar y ella me dijo que tendría que golpearla. Le pregunté por qué y me dijo que porque no podía llorar, era una película muy importante para ella, con un personaje sexy, algo superficial y se trataba de una escena muy emocional. Dijo que no tenía la técnica actoral para llorar y que por eso quería que la golpeara.
Yo no quería hacerlo, pero di la órden a los técnicos de preparar todo y entonces ella y yo fuimos a otro cuarto y todos se preguntaban a dónde había ido la actriz, oyeron los golpes y entonces ella salió llorando. La primera vez que le pegué me dijo que le tenía que pegar más fuerte, que no le estaba haciendo nada, y eso era porque yo no quería golpearla. Ella salió llorando y los técnicos no daban crédito porque nunca habían visto que yo hiciera algo semejante, no suelo gritar en el set. Se acostumbraron pronto porque había muchas escenas donde ella lloraba y llegaron a verlo como algo normal, decían: "Ah, sí, tiene que llorar otra vez, pégale y vamos a hacer la escena"
 Entonces la actriz Barbara Steele llegó para hacer sus escenas. No sé si 
conocen a Barbara Steele. Ella hizo muchas películas de terror, trabajó con 
Fellini... Mide alrededor de 1.80, es una mujer muy hermosa. Llegó al set 
para hacer una escena con esta actriz, y no había tenido la oportunidad de 
visitar el set con anterioridad, y antes de que hicieran la escena, le 
dije: "Espera un momento, Barbara" y empecé a golpear a Susan hasta que ella 
empezó a llorar y se sentó junto a Barbara para hacer la escena. En ese momento 
Barbara dijo: "Basta, dejen de filmar" y me agarró, porque es muy alta, es más 
alta que yo, y dijo "Nunca había visto algo tan horrible en toda mi vida. He 
trabajado con Fellini, con grandes directores y nunca había conocido a un 
director tan cruel." Entonces yo le dije que por favor no me pegara, le expliqué 
que Susan me había pedido que lo hiciera. Barbara preguntó "¿En serio?", le dije 
que sí, y ella dijo: "¿y yo tengo que llorar en alguna escena?"
 
Entonces la actriz Barbara Steele llegó para hacer sus escenas. No sé si 
conocen a Barbara Steele. Ella hizo muchas películas de terror, trabajó con 
Fellini... Mide alrededor de 1.80, es una mujer muy hermosa. Llegó al set 
para hacer una escena con esta actriz, y no había tenido la oportunidad de 
visitar el set con anterioridad, y antes de que hicieran la escena, le 
dije: "Espera un momento, Barbara" y empecé a golpear a Susan hasta que ella 
empezó a llorar y se sentó junto a Barbara para hacer la escena. En ese momento 
Barbara dijo: "Basta, dejen de filmar" y me agarró, porque es muy alta, es más 
alta que yo, y dijo "Nunca había visto algo tan horrible en toda mi vida. He 
trabajado con Fellini, con grandes directores y nunca había conocido a un 
director tan cruel." Entonces yo le dije que por favor no me pegara, le expliqué 
que Susan me había pedido que lo hiciera. Barbara preguntó "¿En serio?", le dije 
que sí, y ella dijo: "¿y yo tengo que llorar en alguna escena?"¿Qué nos puede decir de su experiencia en Nightbreed?
Sí, están preguntando sobre mi experiencia como actor en Nightbreed, la película de Clive Barker, donde pasé tres meses en Londres como actor profesional. Es la única vez que he tenido que hacer algo así. He actuado en otras películas pero nunca durante tanto tiempo. Fue una experiencia interesante. Clive me agrada mucho y nos divertimos mucho en la filmación.
Alguien me preguntó: "Ahora que has actuado en una película, ¿sientes más simpatía por los actores?" Dije que no pero creo que la respuesta correcta es "sí". Con esto quiero decir que como actor ocupas un espacio muy cercano al que ocupas como director pero en realidad estás viviendo en otro mundo, te preocupas por cosas completamente distintas. Para mí fue algo muy educativo estar frente a las cámaras, especialmente en una producción profesional. He aparecido en películas underground pero es una atmósfera completamente diferente.
Realmente comprendí la corporeidad del actor, algo muy diferente a la del director. Cuando diriges no importa si tienes catarro o si estás despeinado, mientras seas capaz de decir "acción" y "corte" puedes dirigir. Como actor es algo diferente porque dependes de tu cuerpo. Mucha gente cree que los actores son vanidosos porque se preocupan por su pelo, su ropa, su cuerpo... Es como cuando un músico cuida sus manos, se trata de su instrumento de trabajo.
Mi posición en Nightbreed fue muy extraña. Me convertí inmediatamente en el actor más tramposo del mundo. Eché mano de todas las mañas que tienen los actores para llamar la atención del director. Después de eso pude entender mejor a los actores, aunque tal vez no se note demasiado porque siempre he tenido muy buena relación con ellos... aunque los tenga que golpear. Después de eso entendí cómo es la experiencia del actor y por qué hacen las cosas que hacen y por qué sienten lo que sienten, y definitivamente es algo que me ha ayudado a ser un mejor director, creo que todos los que están interesados en dirigir deberían tener esa experiencia.
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JAVIER DE LUCAS