

 Tras la 
                              conflagración, los humanos comprendieron al fin 
                              que las máquinas estaban para servirles, no para 
                              hacerles la vida más fácil. De este modo, y para 
                              evitar un nuevo alzamiento de las máquinas, se 
                              prohibió en todo el mundo civilizado el uso y la 
                              fabricación de cualquier máquina que “pensase”. De 
                              este modo, tan sólo estaban permitidas las 
                              máquinas que no emularan la forma de pensar de un 
                              humano, que no pudieran llegar a pensar por sí 
                              mismas. Cualquier intento contrario violaba la 
                              ley, de modo que nadie osaba (al menos en público) 
                              contravenir la yihad ni a la Biblia Católica 
                              Naranja, el gran libro en el que se fundamenta 
                              todo el imperio.
Tras la 
                              conflagración, los humanos comprendieron al fin 
                              que las máquinas estaban para servirles, no para 
                              hacerles la vida más fácil. De este modo, y para 
                              evitar un nuevo alzamiento de las máquinas, se 
                              prohibió en todo el mundo civilizado el uso y la 
                              fabricación de cualquier máquina que “pensase”. De 
                              este modo, tan sólo estaban permitidas las 
                              máquinas que no emularan la forma de pensar de un 
                              humano, que no pudieran llegar a pensar por sí 
                              mismas. Cualquier intento contrario violaba la 
                              ley, de modo que nadie osaba (al menos en público) 
                              contravenir la yihad ni a la Biblia Católica 
                              Naranja, el gran libro en el que se fundamenta 
                              todo el imperio. Así pues, comenzaron a proliferar 
                              escuelas filosóficas en las que se enseñaba a 
                              sujetos poseedores de ciertas habilidades a pensar 
                              y extrapolar como lo haría una máquina pensante, 
                              en función de “datos y posibilidades”. A estos 
                              individuos dotados de capacidades mentales 
                              fabulosas se les llamaba mentats, y todas 
                              las casas aspiraban a tener uno, conscientes de 
                              que un buen mentat podría aumentar sus beneficios 
                              y su poder de forma considerable. Podríamos decir 
                              que, pese a que una tecnología superior a la 
                              actual dominaba en el universo, la forma económica 
                              y social más extendida es el feudalismo 
                              jerarquizado, con un sistema de dependencia y 
                              obligaciones similar a la establecida en la Edad 
                              Media de nuestro mundo, sólo que con una superior 
                              tecnología.
Así las cosas, con una 
                              tecnología limitada por la religión, el genio 
                              humano, embotado por siglos de dependencia de las 
                              máquinas, surge de nuevo y condiciona todo el 
                              devenir del universo. Éste se encuentra organizado 
                              en forma de casas nobles, que buscan siempre 
                              conservar y aumentar su poder e influencia dentro 
                              del Lansraad, el parlamento, dominado y presidido 
                              por el Emperador Padishah Shaddam IV, 
                              cabeza visible de su poder, cuya casa ascendió a 
                              la cumbre gracias a su valor en la Batalla de 
                              Corrin, y que, de momento, sigue en su puesto. Los 
                              jefes de cada casa ambicionan convertirse en 
                              emperadores, y muchas de ellas conspiran siempre 
                              en la sombra para conseguir sus objetivos. De 
                              entre las casas más importantes, la de los 
                              Corrino (actuales emperadores), la de los 
                              Harkonnen (Héroes de la batalla que liberó 
                              a la humanidad) y las de los Atreides 
                              marcarán la historia del imperio, en medio de 
                              luchas , conspiraciones, traiciones y 
                              ambición.
, conspiraciones, traiciones y 
                              ambición.
La 
                              economía del imperio se basa casi exclusivamente 
                              en una sustancia milagrosa que posibilita los 
                              viajes interestelares, alarga la vida, facilita la 
                              presciencia, da vigor al cuerpo y... produce 
                              dependencia patológica. Casi nada en el universo 
                              puede prescindir de la melange, y amplias capas de 
                              la población es literalmente adicta a ella. Con la 
                              tecnología limitada por prevención, no pueden 
                              fabricarse ordenadores que cartografíen las 
                              estrellas y planetas y tracen rutas seguras... 
                              pero el genio humano ha resuelto este problema. La 
                              Cofradía Espacial recluta a jóvenes con 
                              cierto “don” presciente, poderes psíquicos que 
                              hagan de ellos pilotos espaciales. Gracias a la 
                              ayuda de esta sustancia milagrosa, ven en su mente 
                              los caminos más directos a través de los planetas 
                              y estrellas, acortando considerablemente los 
                              viajes. Nadie más puede conseguirlo, así que la 
                              Cofradía Espacial es aún más poderosa de 
                              hecho que el propio Emperador.
La 
                              extracción de esta sustancia, la Especia 
                              (melange), se convierte pues, en fundamental para 
                              el imperio. No sólo por los viajes espaciales, 
                              sino también por la amplia dependencia de una gran 
                              parte de la población hacia ella, lo que la hace 
                              aún más rentable. Sus propiedades geriátricas, 
                              junto con el enorme poder que da a quien la posee, 
                              la convierten en la sustancia más demandada del 
                              imperio.
El único planeta donde se extrae, 
                              pues no puede ser sintetizada en ningún 
                              laboratorio, Arrakis, es un inmenso y 
                              peligroso desierto, inabarcable y duro para los 
                              extranjeros, donde el agua es aún más preciosa que 
                              la especia. El emperador establece la concesión 
                              cada cierto tiempo de la explotación de la especia 
                              en Arrakis a una gran casa, cuyos beneficios  y 
                              poder aumentan  a través de la 
                              compañía CHOAM, el directorio económico del 
                              imperio. En tiempos de Dune la casa que se encarga 
                              de abastecer de especia es la de los 
                              Harkonnen, ambiciosos, duros e implacables 
                              gobernantes sin moral, muy distintos de sus 
                              antepasados, cuyo mundo natal es Giede 
                              Prime, industrializado y dictatorial. Éstos 
                              aplastan y exprimen a la población local de 
                              Arrakis, buscando el máximo beneficio posible, 
                              persiguiendo y matando a la población indígena que 
                              se niega a colaborar. Llevan ochenta años 
                              explotando el planeta, y se han ganado a pulso el 
                              odio de los Freemen (gentes del desierto) y 
                              de otros habitantes de las ciudades.
Los 
                              Harkonnen se ven obligados por un edicto imperial 
                              a pasar el testigo de la concesión de la especia a 
                              los Atreides, sus enemigos mortales, y 
                              estos juran venganza. El depravado Siridar-Barón 
                              Vladimir Harkonnen y su mentat per vertido 
                              Piter de Vries urden un peligroso y astuto 
                              plan para recuperarla. Mientras, los Atreides, 
                              cuyo mundo natal es Caladan, de bosques 
                              frondosos, mares bravos y campos inmensos, se ven 
                              obligados a abandonar su idílico planeta para 
                              mudarse al desértico y peligroso Arrakis (conocido 
                              por los Freemen como Dune). Su jefe de casa, el 
                              Duque Leto, consciente del peligro que 
                              suponen los Harkonnen y la concesión, intenta 
                              instruir a su hijo en los entresijos de la 
                              política imperial.
vertido 
                              Piter de Vries urden un peligroso y astuto 
                              plan para recuperarla. Mientras, los Atreides, 
                              cuyo mundo natal es Caladan, de bosques 
                              frondosos, mares bravos y campos inmensos, se ven 
                              obligados a abandonar su idílico planeta para 
                              mudarse al desértico y peligroso Arrakis (conocido 
                              por los Freemen como Dune). Su jefe de casa, el 
                              Duque Leto, consciente del peligro que 
                              suponen los Harkonnen y la concesión, intenta 
                              instruir a su hijo en los entresijos de la 
                              política imperial.
Leto es un gobernante 
                              justo e implacable, que despierta una devoción 
                              casi fanática entre sus servidores y cierta 
                              admiración entre sus rivales por conseguir el 
                              poder en el Landsraad. Pese a no pertenecer a una 
                              casa poderosa, tanto el Emperador Padishah como 
                              los Harkonnen ven en él al enemigo a batir en la 
                              búsqueda del poder, conscientes de su popularidad 
                              en el senado. Como dice el propio mentat de los 
                              atreides Thufir Hawat: “Un hombre demasiado 
                              popular provoca los celos de los poderosos”. En 
                              las primeras páginas del libro descubrimos que el 
                              mismo Leto intuye que la concesión de Arrakis es 
                              tan sólo un modo de acabar con él y su casa, pero 
                              aún así se dispone a viajar al planeta de la 
                              especia... lo contrario significaría desobedecer 
                              al emperador y la obligación de exiliarse del 
                              imperio.
El inicio 
                              de Dune se sitúa precisamente en los preparativos 
                              del viaje de los atreides a Arrakis, y centra el 
                              protagonismo de la novela en el hijo del duque, 
                              Paul Atreides, poseedor de ciertas 
                              habilidades psíquicas y físicas, y en su relación 
                              con su madre, Jessica. En los primeros 
                              compases, Herbert nos presenta a la que será la 
                              columna vertebral de este y otros libros de la 
                              saga, y a su vez del imperio: la Hermandad Bene 
                              Gesserit, una orden de mujeres de una 
                              resistencia, habilidad, poderes y constancia 
                              únicas. Este grupo organizado es uno de los 
                              poderes más influyentes del imperio, y mantienen 
                              en el anonimato un secreto plan de manipulación 
                              genética y matrimonios pactados destinado a la 
                              búsqueda del humano-dios que cambiará el mundo 
                              para siempre: el Kwisatz Haderach. 
La Bene 
                              Gesserit basa su poder en un adiestramiento feroz, 
                              una determinación absoluta y la transmisión de la 
                              memoria de una hermana a otra, de forma que una 
                              Bene Gesserit puede almacenar en su interior no 
                              sólo sus propias experiencias, sino las de varias 
                              hermanas ya muertas, de modo que la sabiduría y el 
                              poder de la orden no hace sino aumentar. Casan a 
                              sus hermanas con poderosos e influyentes 
                              personajes, con el fin de mejorar la especie, 
                              procreando individuos con mayores dotes para el 
                              mando. Su sistema de selección consigue algo 
                              inédito: gran parte de las esposas de jefes de 
                              casa o nobles de buena posición son Bene Gesserit, 
                              cuya lealtad a la orden es de sobra probada. 
                              Significan, pues, el mayor poder en la sombra 
                              conocido, y manejan los hilos en secreto del 
                              imperio. Los hijos varones de las Bene Gesserit no 
                              pueden mirar, como las hijas, en las Otras 
                              Memorias, y las hermanas exigen, según corresponda 
                              a su plan genético en ese momento, varones o 
                              hembras a sus discípulas.
El objetivo 
                              último de este plan de selección genético Bene 
                              Gesserit es la consecución del Kwisatz Haderach, 
                              el barón que podrá mirar en las Otras Memorias y 
                              que, según la profecía, cambiará al mundo, 
                              llevándolo a un nivel de consciencia superior, una 
                              especie de semi-dios que ellas esperan poder 
                              controlar... pero la realidad podría ser muy 
                              diferente. Esta es su mayor esperanza y su mayor 
                              temor.
 La madre de Paul es una Bene 
                              Gesserit, y como tal ha adiestrado a su hijo en 
                              los misterios de la Orden. Ésta le había exigido 
                              tener una hija, que se desposaría posteriormente, 
                              dando a luz al Kwisatz Haderach, pero Jessica cede 
                              a los deseos de su esposo, que prefería un varón 
                              que tomase el timón de la casa de Atreides. 
                              Jessica es censurada por esto, y con los años, 
                              justo antes de mudarse a Arrakis, recibe la visita 
                              de la Revenda Madre Gaius Helen Mohiam, que 
                              somete a Paul a la prueba del Gom Jabbar: 
                              la Reverenda Madre le pone a prueba, enfrentándole 
                              a un peligro desesperado, para observar su 
                              reacción y determinar si es “humano”, es decir, si 
                              sus reacciones conscientes y lógicas priman sobre 
                              las instintivas. Si no es así, la propia Gaius le 
                              matará, puesto que correrían el peligro de que se 
                              convirtiera en un Kwisatz Haderach peligroso para 
                              el devenir del universo. Las propias Bene Gesserit 
                              sufren una prueba parecida, ya que en el tesoro 
                              genético de la Orden no hay espacio para los “no 
                              humanos”.
La madre de Paul es una Bene 
                              Gesserit, y como tal ha adiestrado a su hijo en 
                              los misterios de la Orden. Ésta le había exigido 
                              tener una hija, que se desposaría posteriormente, 
                              dando a luz al Kwisatz Haderach, pero Jessica cede 
                              a los deseos de su esposo, que prefería un varón 
                              que tomase el timón de la casa de Atreides. 
                              Jessica es censurada por esto, y con los años, 
                              justo antes de mudarse a Arrakis, recibe la visita 
                              de la Revenda Madre Gaius Helen Mohiam, que 
                              somete a Paul a la prueba del Gom Jabbar: 
                              la Reverenda Madre le pone a prueba, enfrentándole 
                              a un peligro desesperado, para observar su 
                              reacción y determinar si es “humano”, es decir, si 
                              sus reacciones conscientes y lógicas priman sobre 
                              las instintivas. Si no es así, la propia Gaius le 
                              matará, puesto que correrían el peligro de que se 
                              convirtiera en un Kwisatz Haderach peligroso para 
                              el devenir del universo. Las propias Bene Gesserit 
                              sufren una prueba parecida, ya que en el tesoro 
                              genético de la Orden no hay espacio para los “no 
                              humanos”.
Paul Atreides ha sido instruido 
                              en los poderes Bene Gesserit, pero llevará tanto 
                              su consciencia como su proyección personal mucho 
                              más allá de lo que cualquier humano lo haya hecho 
                              hasta entonces. Como suele suceder en los libros 
                              de Herbert, los límites propios se superan cuando 
                              el individuo es sometido a una prueba desesperada. 
                              Es el momento en el que las auténticas capacidades 
                              de uno mismo se despiertan, y cuando nuestro más 
                              elemental sentido de la supervivencia emerge. 
                              Cuando la manera de conducirse de los Atreides y 
                              la filosofía vital de los Freemen de Arrakis se 
                              encuentren, Paul deberá elegir que camino de entre 
                              los que se extienden a sus pies seguirá.
Dune es, 
                              principalmente, una historia de evolución 
                              adaptativa, de superación personal y colectiva. 
                              Entre sus líneas podemos entrever perlas sobre 
                              filosofía, el arte de gobernar, el devenir 
                              histórico,... todo ello en un envoltorio esotérico 
                              de una profundidad y misterio difíciles de 
                              superar. En los conflictos entre las diferentes 
                              casas y sus formas de ver la política imperial 
                              encontramos abundantes similitudes con los tiempos 
                              actuales, y los destinos del mundo contemporáneo 
                              de Dune puede ser uno de los posibles que nos 
                              depara nuestro propio futuro.
El concepto 
                              de inmortalidad es otro de los ejes de la novela, 
                              que se transforma en definitivo en el resto de 
                              obras de la saga. Paul Atreides (llamado más tarde 
                              Muad`Dib) vislumbra en ocasiones el futuro, merced 
                              a su ascensión genética y a su adiestramiento Bene 
                              Gesserit, pero no es hasta más tarde, cuando sus 
                              sentidos son agudizados por la especia, que 
                              comienza a dominar sus visiones prescientes. En 
                              ellas, aprecia como tanto el futuro como la 
                              i nmortalidad no están escritos de forma lineal, 
                              sino que su sentido varía conforme se escribe la 
                              historia. Hay siempre múltiples hebras para 
                              múltiples caminos, y el futuro depende siempre de 
                              que hacemos con el presente a cada momento. Nada 
                              es seguro ni inmutable, salvo el peligro y la 
                              evolución.
nmortalidad no están escritos de forma lineal, 
                              sino que su sentido varía conforme se escribe la 
                              historia. Hay siempre múltiples hebras para 
                              múltiples caminos, y el futuro depende siempre de 
                              que hacemos con el presente a cada momento. Nada 
                              es seguro ni inmutable, salvo el peligro y la 
                              evolución.
Basta con leer el primero de la 
                              saga de Dune para poder hacerse una idea de la 
                              complejidad del universo que describe, pero sus 
                              continuaciones (Mesías de Dune (1969), 
                              Hijos de Dune (1976), Dios Emperador de 
                              Dune (1981), Herejes de Dune (1984) y 
                              Casa Capitular: Dune (1985)), pese a ser 
                              bastante más irregulares, aclaran buena parte de 
                              la intención de Herbert. Aunque ya en la primera 
                              novela se vislumbra parte de la historia, Paul 
                              Atreides y Arrakis tan sólo son el primer paso en 
                              la revolución que sufre el imperio y en las 
                              intrigas de las diferentes casas y grupos de 
                              presión del Landsraad. En sucesivos libros 
                              aparecen la Bene Tleilax, los gholas, los tanques 
                              axhotl, los danzarines rostro,... el espectro de 
                              mundos y personajes se amplía, pero siempre 
                              permanece la misma historia: la evolución humana, 
                              y los esfuerzos de los prescientes por asegurar un 
                              futuro a la humanidad, aunque sea a costa de su 
                              propia molicie.
Su propio hijo, Brian 
                              Herbert, se encargó de publicar, en colaboración 
                              con Kevin J. Anderson, cuatro libros 
                              cronológicamente anteriores a la saga escrita por 
                              su padre: La Casa Atreides, La Casa 
                              Corrino, La Casa Harkonnen y La 
                              Yihad Butleriana, interesantes sin duda para 
                              los fanáticos de la saga, pero bastante inferiores 
                              en narrativa y contenido. Aunque por supuesto, 
                              aclaran algunos cabos sueltos.
                
Algunas novelas crean escuela. Otras modas. Pero son pocas las que crean mundos, tan reales como la tierra que pisamos. En el caso de la ciencia ficción, solo lo han logrado tres: El Señor de los Anillos de Tolkien, la saga de La Fundación de Asimov y Dune , de Frank Herbert. Las dos primeras podrían calificarse respectivamente como fantasía heroica (o épica) y ciencia-ficción futurista. Pero ¿cómo clasificar a Dune? Si bien tiene algo de épico y, evidentemente, mucho de futurista, también es una fábula mesíanica, filosófica y esotérica. Describe con precisión milimétrica mundos más allá de lo imaginable, desafía la capacidad mental del lector para crear imágenes y turba su conciencia con seres imposibles minuciosamente detallados. Por todo eso y mucho más, Dune se ha convertido en una biblia oscura y misteriosa adorada por legiones de lectores. Sin embargo, permanece escondida para muchos otros, y por esta razón quiero, en este pequeño tratado, acercar la obra de Herbert a los que no han tenido la oportunidad de adentrarse en tan fascinante mundo.

 Frank Herbert nació en Tacoma, Washington, en 1920. Tras 
      su educación universitaria en Seattle fue fotógrafo, pescador, instructor 
      de supervivencia en la jungla y periodista. En 1964 publica Mundo de 
      Dunas, una novela corta que le da cierta popularidad. A ésta le sigue 
      El profeta de Dune. La fusión de ambos relatos dan lugar a 
      Dune en 1966, con la que consigue los prestigiosos premios Hugo y 
      Nébula.
Frank Herbert nació en Tacoma, Washington, en 1920. Tras 
      su educación universitaria en Seattle fue fotógrafo, pescador, instructor 
      de supervivencia en la jungla y periodista. En 1964 publica Mundo de 
      Dunas, una novela corta que le da cierta popularidad. A ésta le sigue 
      El profeta de Dune. La fusión de ambos relatos dan lugar a 
      Dune en 1966, con la que consigue los prestigiosos premios Hugo y 
      Nébula. 
Posteriormente Herbert escribió dos extensiones que enriquecieron el universo creado con Dune: El Mesías de Dune, que continúa la historia del protagonista, Paul Atreides, e Hijos de Dune, que describe la trayectoria de su familia. En los años 80 se publican Dios Emperador de Dune, Herejes de Dune y Dune, Casa Capitular, que se desarrollan milenios después de los acontecimientos narrados en los tres primeros libros.
Herbert murió en febrero de 1984, a los 65 años de edad. En la actualidad se han producido más de 3 millones de ejemplares de Dune. Basándose en su obra se han creado libros, películas, series de televisión, comics y juegos de ordenador. Con el tiempo, la monumental obra de Herbert ha ido adquiriendo más importancia en el mundo de la Ciencia Ficción, hasta llegar a convertirse en una obra maestra indiscutible del género.
Su hijo Brian Herbert ha contribuido al universo creado por su padre con tres libros dedicados a las grandes casas descritas en las novelas originales: Casa Atreides, Casa Harkonnen y Casa Corrino.
Grandes casas se reparten el universo conocido, gobernado por el Emperador Padishah Shaddam IV. Dos de las más importantes son la casa Atreides, del planeta Caladán y la Harkonnen, de Guiedi Prime. Así como los Atreides son nobles y pacíficos, los Harkonnen son su reflejo oscuro: crueles, despiadados y amantes de la traición y el engaño. Es un universo sometido a los dictados surgidos tras el Jihad Butleriano, gran revolución que exterminó y prohibió el uso de las máquinas inteligentes. En este contexto surgen los mentats, computadoras humanas, y la Bene Gesserit, escuela de adiestramiento mental y físico para estudiantes femeninas, cuya Reverenda Madre es la mayor autoridad religiosa del universo conocido.
 Arrakis, más conocido como Dune, es el tercero de los planetas de 
      Canopus. Las temperaturas en su superficie alcanzan los 350 grados, lo que 
      hace extremadamente difícil la supervivencia de formas de vida animales o 
      vegetales. Nunca llueve en Dune. Este planeta es el único lugar de 
      existencia de la Especia Melange, una sustancia de aroma parecido a la 
      canela que permite a la Cofradía de Navegantes del espacio la realización 
      de viajes espaciales. También es conocida la Melange por sus cualidades 
      geriátricas y su poder adictivo. Su origen está ligado a los gusanos de la 
      arena gigantes de Arrakis, los cuales pueden llegar a alcanzar los 400 
      metros de longitud.
Arrakis, más conocido como Dune, es el tercero de los planetas de 
      Canopus. Las temperaturas en su superficie alcanzan los 350 grados, lo que 
      hace extremadamente difícil la supervivencia de formas de vida animales o 
      vegetales. Nunca llueve en Dune. Este planeta es el único lugar de 
      existencia de la Especia Melange, una sustancia de aroma parecido a la 
      canela que permite a la Cofradía de Navegantes del espacio la realización 
      de viajes espaciales. También es conocida la Melange por sus cualidades 
      geriátricas y su poder adictivo. Su origen está ligado a los gusanos de la 
      arena gigantes de Arrakis, los cuales pueden llegar a alcanzar los 400 
      metros de longitud.
Dune es también el planeta de origen de los Fremen, una tribu que ha adaptado su modo de vida al desierto. Un fremen es reconocido por sus ojos totalmente azules, producto de la exposición a la especia. Ocultos en sus sietchs, nadie sabe realmente cuantos fremen hay en Arrakis, y pocos dan importancia a su existencia. Pero nadie sospecha el poder de esta raza capaz de usar los Shai Huluds -los monstruosos gusanos de la arena- como medio de transporte... y tal vez como arma.
Arrakis estuvo durante mucho tiempo bajo el yugo de los Harkonnen. Pero durante el gobierno del Emperador Padishah Saddam IV el control del planeta fue cedido a Leto Atreides, padre de Paul Atreides, cuya madre, Jessica, fue una alumna destacada de las Bene Gesserit. En Dune el joven Paul va a experimentar cambios en su consciencia, y una extraña profecía fremen parece conducirle a un asombroso destino. Acontecimientos desastrosos se ciernen sobre su familia, y a partir de entonces, Paul Atreides se convertirá en Paul-Muad'Dib, líder de los Fremen y muy pronto figura vital que conmocionará el orden del universo...
Dune fue publicada en 1966. Obsérvese que los grandes clásicos de la CiFi fueron publicados más de una decada antes: 1984 de Orwell (1949), Crónicas Marcianas (1950) y Farenheit 451 (1953) de Bradbury, la saga de La Fundación de Isaac Asimov (1951-1953), El Señor de los Anillos de Tolkien (1954-1955)... Este distanciamiento de los grandes monstruos de la fantasía no es solo cuestión de fechas. Dune es muy diferente a sus antecesores en más de un aspecto.

Su espíritu renovador, casi revolucionario, permitió dar un giro a la ciencia ficción: A partir de entonces dejó las fantasías espaciales de naves brillantes para narrar un futuro en el que los cambios se reflejan sobre todo en la transformación intelectual de los hombres y sus estructuras sociales. Puede que Herbert no influyese directamente en Huxley, pero desde luego Un mundo feliz (1969) difícilmente podría haber surgido en los años cincuenta, donde pocos lectores habrían aceptado una novela futurista sin aparatitos fabulosos ni androides asesinos.
Esta evolución de la CiFi ha conducido a la actualidad al retrato de sociedades oscuras y desesperanzadas, cuyo reflejo es el Cyberpunk de Gibson. Sin embargo, no podemos simplificar y decir que Dune se encuentra entre Crónicas Marcianas y Neuromante. Dune está mas allá de clasificación o comparación. Nadie hasta la llegada de Herbert se había aventurado tanto especulando sobre la evolución de la mente humana, y dudo que alguien haya nunca retratado una sociedad de miles (tal vez millones) de años en el futuro en base a sus estructuras religiosas y ecológicas. Y casi para desafiar a todos los que habían escrito alguna vez Ciencia Ficción se atrevió a crear un futuro en el que la tecnología inteligente (computadoras, robots, androides...) está destruida y prohibida por rigurosa ley interplanetaria. La novela, además, transcurre casi en su totalidad en desiertos o rocas, y el papel de las naves espaciales no es fundamental. Herbert convirtió estas aparentes limitaciones en puntos de partida para una epopeya en la que el personaje va evolucionando tanto física como, sobre todo, mentalmente desde su condición inicial de niño hasta convertirse en un dios.

 La mayor virtud que se le ha concedido a Dune es crear de 
      la nada un universo completo, en futuro extremadamente lejano, de forma 
      convincente. Sin embargo, ese de la nada es muy relativo. Pocos 
      lectores podrán pasar por alto la relación de los Fremen con los Tuareg de 
      los desiertos de Mauritania y Arabia. Herbert no intenta jamás ocultar tal 
      fuente de inspiración, y todos los términos del lenguaje Fremen nos suenan 
      al lenguaje árabe.
La mayor virtud que se le ha concedido a Dune es crear de 
      la nada un universo completo, en futuro extremadamente lejano, de forma 
      convincente. Sin embargo, ese de la nada es muy relativo. Pocos 
      lectores podrán pasar por alto la relación de los Fremen con los Tuareg de 
      los desiertos de Mauritania y Arabia. Herbert no intenta jamás ocultar tal 
      fuente de inspiración, y todos los términos del lenguaje Fremen nos suenan 
      al lenguaje árabe. 
Obsérvese de hecho la similitud entre Muad'Dib (pronúnciese Moaddib) y Boabdil, nombre dado al rey de Granada Abu Abd Alá en las crónicas castellanas. También es fácil relacionar a la capital de Arrakis, Arrakeen, con la capital de Marruecos, Marrakech. Herbert no sólo toma referencias del mundo árabe en su relato. Muchos vocablos del universo de su novela se basan en términos reales. Así, afirma que en la lengua, de la Bene Gesserit, "Kwisatz Haderack" significa "El camino más corto", cuando el término "Haderach" en hebreo corresponde a "El camino". El apellido "Atreides", además, es sospechosamente parecido a "Atridas", apellido griego (descendientes de Atreo) citado por Homero.
Todas estas relaciones entre el futuro y el presente transmiten una cierta sensación de realismo o incluso profecía, que hacen surgir en la mente del lector hipótesis acerca de la manera en que el mundo presente puede evolucionar de una forma plausible hacia el mundo futuro descrito por Herbert, aunque hay que aclarar que el objetivo del autor nunca fue la extrapolación de la evolución actual de la sociedad.
 
 El protagonista de la novela es también uno de sus personajes más complejos: un niño con misteriosas cualidades mentales predestinado a convertirse en un semi-dios, derrotando a sus feroces oponentes con la ayuda de una oscura tribu del desierto, de la que se convierte en líder. Durante el libro Herbert nos muestra a Paul Atreides con los miedos e inquietudes de un niño, que luego transforma en los sentimientos de odio y poder de un adulto que dirige a millones de almas.
 ¿Pudo Herbert basarse en un modelo 
      anterior para tan singular personaje?. Son notables los paralelismos 
      entre Muad'Dib y la figura histórica Thomas Edward Lawrence, también 
      conocido como Lawrence de Arabia. T.E. Lawrence (1888-1935) fue un militar 
      inglés que participó en las exploraciones en Siria que descubrieron la 
      civilización sumeria en 1910. Allí conoció a Hussein, jerife de la Meca, 
      quien en 1916 inició una revolución contra el sultán de Turquía.
¿Pudo Herbert basarse en un modelo 
      anterior para tan singular personaje?. Son notables los paralelismos 
      entre Muad'Dib y la figura histórica Thomas Edward Lawrence, también 
      conocido como Lawrence de Arabia. T.E. Lawrence (1888-1935) fue un militar 
      inglés que participó en las exploraciones en Siria que descubrieron la 
      civilización sumeria en 1910. Allí conoció a Hussein, jerife de la Meca, 
      quien en 1916 inició una revolución contra el sultán de Turquía. 
Juntos organizaron una campaña contra este país, y posteriormente Lawrence obtuvo su primer gran éxito con la toma de Yambo, a la que siguió en 1917 la de El Ouedjh.
Dirigió al ejército árabe a la victoria contra Turquía en El Hasa y facilitó a los aliados la conquista de Palestina y la toma de Jerusalem. Al año siguiente entró en Damasco y tomó posesión de Alepo. Fue llamado el rey sin corona de Arabia. El coronel Thomas Lawrence no solo dirigió a los ejércitos árabes, sino que además asimiló su cultura, convirtiéndose en el gran líder de un pueblo que no tenía nada que ver con su tierra natal.
Teniendo en cuenta la similitud existente entre las tribus árabes del desierto y los fremen, así como entre los bloques políticos de la primera guerra mundial y las casas rivales del universo de Herbert, podemos identificar fácilmente al inglés líder de los árabes Thomas Lawrence con el atreides líder de los fremen Paul Atreides. En ambos casos hay un rebautismo del líder por parte de sus seguidores (Thomas Lawrence será Al-Orens y Paul Atreides, Paul-Muad'Dib) y una asimilación de las tradiciones locales, como por ejemplo el cambio de vestimenta (el típico atuendo árabe y el destiltraje fremen).

LA PELICULA
El cine siempre ha tenido una gran predilección por las adaptaciones de obras clásicas de ciencia ficción. El caso de Dune no era sencillo, pues la dimensión monumental de la misma, tanto en extensión como en complejidad, suponían un verdadero reto artístico y económico.
Quien primero afrontó el desafío fue el controvertido escritor y director de cine Alexandro Jodorowsky. Para interpretar al barón Harkonnen se contrató al pintor surrealista Salvador Dalí, y para el diseño de los decorados a H.R. Giger, personalísimo artista que posteriormente ganaría el Óscar por su diseño de la criatura de Alien. Este proyecto (que seguramente habría resultado en un film cuanto menos curioso) tuvo numerosos problemas y fue abandonado. Hoy en día Jodorowsky es un reconocido escritor de guiones de comics. Una de sus sagas más celebradas, la casta de los metabarones, presenta numerosas similitudes con el argumento de Dune.
 Dino de Laurentiis obtuvo posteriormente los derechos de 
      adaptación de la novela de Frank Herbert, y en 1984 se retomó el proyecto. 
      En un principio iba a ser dirigida por Ridley Scott, quien había cosechado 
      un importante éxito tres años antes con Blade Runner. Finalmente se eligió 
      a David Lynch, autor de El hombre elefante, Corazon Salvaje 
      o la exitosa serie de televisión Twin Peaks. El personaje de Paul 
      Atreides fue interpretado por Kyle MacLachlan, y el de Feyd Rautha 
      Harkonnen por el cantante Sting. Los gusanos de la arena y otras criaturas 
      fueron obra de Carlo Rambaldi, y la banda sonora corrió a cargo del grupo 
      Toto. En su día la película fue un fracaso, en buena parte debido a los 47 
      millones de dólares que costó. Posteriormente se remontó para la 
      televisión, aumentando su metraje hasta los 190 minutos.
Dino de Laurentiis obtuvo posteriormente los derechos de 
      adaptación de la novela de Frank Herbert, y en 1984 se retomó el proyecto. 
      En un principio iba a ser dirigida por Ridley Scott, quien había cosechado 
      un importante éxito tres años antes con Blade Runner. Finalmente se eligió 
      a David Lynch, autor de El hombre elefante, Corazon Salvaje 
      o la exitosa serie de televisión Twin Peaks. El personaje de Paul 
      Atreides fue interpretado por Kyle MacLachlan, y el de Feyd Rautha 
      Harkonnen por el cantante Sting. Los gusanos de la arena y otras criaturas 
      fueron obra de Carlo Rambaldi, y la banda sonora corrió a cargo del grupo 
      Toto. En su día la película fue un fracaso, en buena parte debido a los 47 
      millones de dólares que costó. Posteriormente se remontó para la 
      televisión, aumentando su metraje hasta los 190 minutos.
El guión no abarca toda la novela original (cosa casi imposible en dos horas de duración teniendo en cuenta la extensión del libro) e incluye elementos ciertamente desconcertantes que no tienen nada que ver con la historia, como el final, pero se mantiene muy fiel a ésta en cuanto a personajes y atmósfera. Los decorados y efectos especiales tienen un toque oscuro y misterioso pocas veces visto en el cine de ciencia-ficción, sin omitir la profunda complejidad mental de los personajes principales. La película de Lynch supone un complemento excelente de la novela, y se ha convertido en un film de culto para los aficionados al cine fantástico. La crítica especializada y el público en general, por el contrario, la trataron como una rareza excéntrica y pedante. El propio director renegó de su obra, y jamás volvió a adentrarse en la ciencia-ficción clásica.
REPARTO
                                             
                        
                   
 Francesca 
                        Annis, Leonardo 
                        Cimino, Brad 
                        Dourif,
Francesca 
                        Annis, Leonardo 
                        Cimino, Brad 
                        Dourif,
Jose Ferrer, Linda Hunt, Freddie Jones, Richard Jordan,
, Virginia Madsen, Silvana Mangano, Molly Wryn
Everett McGill, Kenneth McMillan, Jack Nance,
Sian Phillips, Juergen Prochnow, Paul (I) Smith,
Patrick Stewart, Sting, Dean Stockwell,
 
            LA SERIE DE TELEVISION
Tras la película de Lynch muchos opinaron que Dune requería una serie de televisión, y así ocurrió 15 años después, con una serie de televisión de 3 episodios que en España fue emitida por Tele5. Fue una coproducción hispano-germana-canadiense del año 2000, dirigida por John Harrison e interpretada por William Hurt, Alec Newman y Saskia Reeves, en los papeles del duque Leto, Paul y Jessica, respectivamente.
La duración total de 270 minutos le permitió un tratamiento de la historia mucho más exhaustivo y comprensible que la adaptación cinematográfica, y supo retratar muy bien los escenarios planetarios. El vestuario, por el contrario, era toda una exhibición de torpeza e incoherencia.
Tampoco el retrato de los personajes era muy afortunado, en especial Paul Atreides (un jovenzuelo impulsivo y arrogante, en lugar de la figura inquietante y carismática descrita por Herbert) y la princesa Irulan, totalmente desdibujada. A pesar de todo, la fidelidad y ritmo de la narración convierten un punto de partida excelente para la comprensión del universo de la saga.
 
      EL JUEGO
  En 1992 Cryo, una joven compañía francesa de software, 
      lanza el juego de ordenador Dune. Se trataba de una curiosa mezcla 
      entre aventura gráfica y estrategia, con gráficos muy cuidados y una banda 
      sonora que aún hoy en día resulta realmente sorprendente, hasta el punto 
      de que Virgin decidió venderla aparte en un CD Audio. A pesar de no haber 
      obtenido una gran popularidad, el Dune de Cryo tiene un lugar 
      propio en la historia de los juegos de ordenador por varias razones, la 
      mas importante de las cuales es la seriedad y coherencia de la adaptación. 
      Además inauguró un subgénero fundamental en la historia reciente de los 
      juegos: la estrategia de dirección de tropas y estructuras, que 
      posteriormente quedaría plenamente definido con Dune II: battle for 
      arrakis y alcanzaría su apogeo con Command & Conquer y 
      Warcraft II.
En 1992 Cryo, una joven compañía francesa de software, 
      lanza el juego de ordenador Dune. Se trataba de una curiosa mezcla 
      entre aventura gráfica y estrategia, con gráficos muy cuidados y una banda 
      sonora que aún hoy en día resulta realmente sorprendente, hasta el punto 
      de que Virgin decidió venderla aparte en un CD Audio. A pesar de no haber 
      obtenido una gran popularidad, el Dune de Cryo tiene un lugar 
      propio en la historia de los juegos de ordenador por varias razones, la 
      mas importante de las cuales es la seriedad y coherencia de la adaptación. 
      Además inauguró un subgénero fundamental en la historia reciente de los 
      juegos: la estrategia de dirección de tropas y estructuras, que 
      posteriormente quedaría plenamente definido con Dune II: battle for 
      arrakis y alcanzaría su apogeo con Command & Conquer y 
      Warcraft II.
Casi dos años después Westwood lanza Dune II: Battle for arrakis. Si en su antecesor se simplificaban elementos de la novela, en esta ocasión solo se toma su iconografía visual y la personalidad de las grandes casas. Su buena acogida comercial le permitió a Westwood trabajar en un ambicioso proyecto que se convertiría en uno de los mayores éxitos de la historia de los juegos para PC: Command & Conquer.
Tras unos cuantos años sin que nadie retomase el tema, Westwood lanzó el juego Dune 2000, un lavado de cara con respecto al anterior que tenía como única novedad unas escenas cinemáticas bastante impresionantes. El salto cualitativo llegó con Dune: Emperor, primer juego en 3D de la saga, que introduce elementos antes inéditos en 
      las adaptaciones electrónicas de la novela: los Tleilax, los Ixianos, las 
      Bene Gesserit... técnicamente el juego era impecable, y a pesar de que su 
      mecánica era bastante anodina y anteriormente vista, fue un soplo de aire 
      fresco para los aficionados.
primer juego en 3D de la saga, que introduce elementos antes inéditos en 
      las adaptaciones electrónicas de la novela: los Tleilax, los Ixianos, las 
      Bene Gesserit... técnicamente el juego era impecable, y a pesar de que su 
      mecánica era bastante anodina y anteriormente vista, fue un soplo de aire 
      fresco para los aficionados.
                                                                                                                        
                                                                                                                    
                                                                                                                
      La buena racha de las adaptaciones cesó con Frank Herbert's Dune. Aunque prometía ser la adaptación definitiva, más orientada a la evolución del personaje principal según los sucesos de la novela y por la partición de Cryo en el proyecto, su estilo consolero, su nefasto desarrollo, la total ausencia de originalidad y los extraños altibajos en la curva de dificultad convirtieron el videojuego en una mancha en la saga de adaptaciones de la novela.
 JAVIER 
                                                        DE LUCAS
                                                                                                                               JAVIER 
                                                        DE LUCAS