CINCO MINUTOS

 

A veces, cansado

de ruido y de gente,

del incompetente,

del malhumorado,

del estar rodeado

de tedio y costumbre,

enciendo mi lumbre

y vuelo más alto.

 

Entonces me escapo

de todo este asunto

y cambio mi rumbo

por otros espacios;

me arrojo en los brazos

de los imposibles,

caminos sutiles

por mundos extraños.

 

Me escondo en la esquina

donde dobla el viento,

donde es el silencio

quien solo camina,

donde se termina

la luz y la sombra,

donde nadie nombra

ni nadie domina.

 

Me quito el escudo,

enciendo las luces,

en un mar de azules

me baño desnudo,

y voy tras el rumbo

de bellas sirenas

que miran ingenuas

y ríen mi júbilo.

 

Me seco al contacto

de un río de estrellas,

que brillan de cerca

en un cielo blanco,

y bebo del llanto

de las mariposas,

y rezo a las rosas

y hago milagros.

 

Y ya, cuando pasan

los cinco minutos,

recojo ese mundo

adonde me escapo

y bajo a mi espacio

de tedio y costumbre,

a la mansedumbre

de los resignados.

 

OJOS DEL ALBA

 

Qué fácil ver el cielo

contemplando unos ojos,

asomarse a otro mundo

detrás de una mirada,

olvidarse del tiempo,

de la gente, de todo,

en los ojos profundos,

azulados, del alba.

 

Qué fácil ver las olas

de un mar embravecido

rompiendo en las arenas

de una lejana playa,

allá en la tierra antigua,

solemne, misteriosa,

asomándose entero

a los ojos del alba.

 

Qué fácil olvidarse

del paso cotidiano,

del reloj implacable,

del tiempo que no para

y quedar atrapado,

confundido, pendiente

de los ojos azules,

transparentes, del alba.

 

Subir al infinito

en un rápido salto,

y en un solo minuto

escribir una carta

a esos ojos azules,

transparentes, lejanos,

a los ojos profundos

como lagos, del alba.

 

Una carta viajera,

solitaria, imposible,

que no tiene remite,

que no lleva palabras,

que es sólo una mirada,

una mirada triste

a unos ojos azules,

a los ojos del alba.

 

ME DUELE EL CORAZON DE AMARTE TANTO

 

Me duele el corazón de amarte tanto,

no del cansancio o la ansiedad diaria,

no de este ir y venir por la esteparia

carrera de la prisa y del asfalto.

 

Me duele el corazón de amarte tanto

y no de confusión ante el mañana,

y no del tiempo gris que se me escapa

sin que exista la opción de remediarlo.

 

No me duele de ser en esta vida

veleta al viento, nave a la deriva,

viajero de la risa y del espanto;

 

no me duele de ver cómo la lumbre

se apaga en su rincón de incertidumbre...

me duele el corazón de amarte tanto.

 

AMOR DE MIS AMORES

 

Dónde andarás, amor de mis amores

que nuevamente partes de mi lado

y te llena de gris lo inesperado,

abriéndole el portal a los temores.

 

Volviste al lado oscuro y me has dejado

cuando tengo en los labios tus sabores,

cuando siento en el pecho los temblores

de tu cuerpo desnudo y entregado.

 

Donde estés, donde vayas, donde acudas,

en el mar proceloso de las dudas,

en el atardecer de la mirada,

 

el viejo profesor sigue tu ausencia,

y aunque no esté presente en la escapada,

sentirás en tu alma su presencia.

 

AMANDONOS

 

Creció la sombra, silencio,

silencio sobre la sombra,

y volvió a abrazarte el sueño

con un abrazo sin forma...

la oscuridad en la esencia

de la opción equivocada,

o solamente la ausencia,

el desamor, la nostalgia.

 

Los errores son las piedras

que salpican el camino,

los leves no los recuerdas,

los grandes marcan tu sino;

un error en el pasado,

tan joven, tan obligada...

¡de qué forma yo lo pago,

de qué forma tú lo pagas!

 

No temas el despertar

en la habitación en sombra,

y no acordarte, quizás,

de quien de lejos te nombra,

si hemos venido tú y yo

al mundo, para buscarnos,

si hemos nacido los dos

para morirnos amándonos.

 

No temas el navegar

entre realidad y sueño

y alejarte una vez más

de tu ausente compañero,

si estamos aquí tú y yo

para vivir deseándonos,

si hemos nacido los dos

para morirnos amándonos.

 

MI PROPIO SUEÑO

 

Alguna vez me bajaré del grito,

alguna vez atenuaré la prisa

y traidor como es el que no avisa,

me saldré del camino que transito.

 

Me subiré al vagón de la sonrisa,

al aire peculiar de cualquier rito,

es posible que encuentre el infinito

en un lirio mecido por la brisa.

 

Alguna vez desplegaré las alas,

volaré sin retrasos, sin escalas,

al lugar donde nada tiene dueño;

 

viviré sólo yo mi propio sueño

sin nadie que me ayude o que me pida,

sin señales de entrada o de salida.

 

SONRIE

 

Por qué no sonríes,

no ves que tu risa

detiene una pena,

destierra una prisa,

concierta una cita

con los soñadores,

con los labradores

de las margaritas...

 

Por qué no sonríes,

no ves que tu boca

sin una sonrisa

bordea la sombra,

y entonces te nombran

con murmullos tristes,

esas flores grises

que siempre están solas.

 

Verás, si sonríes,

que todo es más claro,

la calle más ancha,

el árbol más alto,

menos hondo el daño,

más leve la pena,

menos cruel la afrenta

de los desengaños.

 

Sonríe, no importa

que no haya motivo,

eso es lo que piensas,

yo no te lo admito,

siempre hay un motivo

para la sonrisa...

te espera la vida,

¡sonríe, estás vivo!

 

EN CUALQUIER ESQUINA

 

En cualquier instante, en cualquier esquina

surge la pregunta, la transporta el aire,

“díme compañero, ¿qué hay detrás de eso

que ahora mismo piensas, que ahora mismo haces?”

 

Ambición, dinero, vanidad o sexo

o el miedo difuso a los hospitales,

o tal vez buscando el pájaro tierno

que canta a las ocho, puntual, cada tarde.

 

Destruyendo un sueño o incluso una vida,

construyendo el techo de las catedrales

y detrás, la busca continua del éxito

o el canto del pájaro puntual de la tarde.

 

El disparo corto pero suficiente,

el abrazo largo del mejor amante,

lo que todos odian, lo que todos temen

o aquello que logra que este mundo ande.

 

Malgastar el tiempo, el mágico tiempo

que no tiene precio, que no tiene llave,

o recuperarlo a golpe de empeño

en una ecuación, un verso, una clave.

 

“Díme compañero, ¿qué hay detrás de eso

que ahora mismo piensas, que ahora mismo haces?”

Ambición, dinero, vanidad y sexo...

y el canto del pájaro puntual de la tarde.

 

POR NO GRITAR SU NOMBRE

 

Po no gritar su nombre

cuando el pájaro negro

le cubrió con su sombra

y le lanzó al silencio,

por no gritar su nombre

que me ardía en el cuerpo,

me abrazó la impotencia,

me venció el desaliento.

 

Por no gritar su nombre

cuando un hado siniestro

le arrebató del aire

y le apartó del tiempo,

por no gritar su nombre

que me ardía en el cuerpo,

lloré lágrimas negras

sobre un negro desierto.

 

Si es verdad que una aurora

enciende un cielo negro,

que afortunadamente

el dolor no es eterno,

será porque la ausencia

es página del tiempo

que marchita igualmente

la piel y los recuerdos.

 

O será que ese Amigo,

el del terco silencio,

el que parece ausente

del cotidiano empeño,

me apretaba la mano,

me infundía su aliento,

y no grité ese nombre

que me quemaba dentro.

 

Él me ayudó en el trance

doloroso, tremendo,

desconcertante, absurdo,

inevitable, necio;

Él me secó las lágrimas,

apaciguó mi miedo...

y no grité ese nombre,

le despedí en silencio.

 

PRINCESA

 

Qué pintor diseñó con sus pinceles

el dibujo perfecto de tu boca,

y unas veces le puso los claveles

y otras veces el rojo de una rosa

para darte

un beso por amor, amor al arte.

 

Y el cielo de la tarde en la mirada,

mirada de esperanzas y de azules,

camino de añoranzas, escapada

a la tierra del Sol y de las luces,

a la espesa

vereda en que te escondes tú, princesa.

 

Qué escultor moldeó, una por una,

esas formas espléndidas de diosa,

imagen irreal de la aventura

conque sueña el mortal bajo tu sombra,

en el sueño

donde nadie consigue ser tu dueño.

 

Por qué has aparecido de repente

bailando con orquesta de violines

en este mundo mío decadente,

sin rosas en sus pálidos jardines,

como presa

inaccesible, lánguida princesa.

 

Si un movimiento tuyo es un deseo

que golpea las puertas del sentido,

si una palabra tuya es lo que creo,

si una mirada tuya es un abismo

donde pierdo

las metas, las razones, los recuerdos.

 

Y estoy tan aferrado al imposible

camino que conduce hasta tu pecho,

como un depredador imprevisible

que te sigue de cerca y al acecho,

y que estrecha

el cerco que conduce a ti, princesa.

 

Ten cuidado mujer, virgen hermosa,

que hay barro sobre el suelo que levitas,

protégete de mí, mujer o diosa,

que quizás llegue un día a donde habitas,

y ese día,

te lo juro princesa, serás mía.

 

SE DETUVO ABRIL

 

Me desperté pensando que soñaba,

mas no soñaba, porque allí seguías;

ajena a mi presencia, te dormías

mientras, enamorado, te miraba.

 

Sin casi respirar, por si me oías,

sin moverme, por si te despertaba,

mi amor, todo mi amor, te regalaba

sin ponerme a pensar si me querías.

 

El primer resplandor de la mañana

iluminó un rincón de la ventana,

las horas del reloj se detuvieron;

 

al abrirse tus ojos, se encendieron

una a una, las luces de mi vida,

como un ciego, a oscuras si tu vida.

 

TE HIZO UN POEMA

 

Cuando te miraba despertar al mundo,

en aquellos ojos, nació una poesía,

estrofas sin rima porque no escribía,

mas hizo un poema en aquel segundo.

 

Cuando acariciaba tu piel y ponía

el amor más fácil, más claro y rotundo,

te hizo un poema sencillo y profundo

aunque no rimase, porque no sabía.

 

Cuando te ayudaba tras una caída,

cuando hizo de amarte un motivo, un lema,

y olvidó su vida tras tu propia vida,

 

sin saber poesía, te hizo un poema,

y no le hizo falta aprender el modo

de medir el verso, de rimarlo todo.

 

GENTE RARA

 

Bienvenidos de nuevo, gente rara,

de la lluvia y el aire pasajeros,

los que huyen del ruido, los primeros

en besar al silencio en plena cara.

 

Los que pintan de verde los senderos

si la hierba murió sin agua clara,

los que nadie paró ni nadie para,

los de las soledades compañeros.

 

Bienvenidos a casa, bienvenidos,

haremos una lumbre con el mundo

que nunca nos gustó ni le gustamos;

 

bienvenidos a casa los heridos,

que curar de su herida al vagabundo

es nuestra ocupación, en eso estamos.

 

VENDIDA

 

Pobrecita mía, tan adolescente,

agua clara y fresca en manos ajenas,

te engañaron todos, pusieron en venta

tu candor, tu estima, tu cuerpo y tu mente.

 

Y tú pobrecita te entregaste apenas

te dijeron: “niña, te conviene éste,

carrera, dinero, es el pretendiente

que te hará dichosa, no lo dudes nena”.

 

Y así malamente se encerró tu vida

en la intrascendencia de lo cotidiano,

en vulgar parodia de lo que anhelaste...

 

y encima es un puño en vez de una mano;

¡qué cruel destino, qué duro revés

cuando te vendieron a un triste marqués!

 

AMARTE MAS

 

No pudo el corazón amarte más,

el amor que te di, el que tenía,

era todo el amor que poseía,

ni un poco me quedaba ya detrás.

 

Sin embargo, pensaste que mentía,

que aún podía, debía amarte más;

te quise como nunca amé jamás

y poco aquel amor te parecía.

 

Me dejaste partido el sentimiento,

vacío, deprimido, sin aliento,

miraste hacia delante y no hacia atrás.

 

Seguiste tu camino sin saber

que no pude quererte más ayer,

no pudo el corazón amarte más.

 

AMOR DE LAGRIMA

 

Después de tu palabra, el silencio,

silencio que no llena otra palabra,

después de tu mirada, el intento

de encontrar en sus ojos tu mirada.

 

Después de tu sonrisa, el invierno

en otra risa ausente y apagada,

después de un beso tuyo, nada siento

en otro beso que no expresa nada.

 

Tras del último abrazo, la nostalgia,

tras del último adiós, la indiferencia

instalada en el fondo de mi alma...

 

qué lástima de amor, amor de lágrima

que me llena de vida en tu presencia

y me mata después, cuando te marchas.

 

INMARCHITABLE

 

Qué pacto milagroso conseguiste

que el tiempo se detuvo sobre ti,

ese tiempo que arrasa sobre mí,

cada vez tú más bella, yo más triste.

 

Qué pacto misterioso donde un sí

al diablo o a Dios le concediste,

a cambio, la belleza conseguiste,

inmarchitable siempre, aquí y allí.

 

Cada vez que te cruzas por mi lado

con esos aires de princesa altiva,

con esas formas de diosa inalcanzable,

 

aparte de sentirme trastornado,

pienso qué diste por tu magia viva,

por esa piel divina, inmarchitable.

 

COLORES

 

Te recuerdo rosa pálido

bajo un mar de Sol,

al viento tu pelo largo,

libre, joven...yo mirando:

tu primer espectador.

 

Te recuerdo rubia, hermosa

bajo un cielo azul,

con diecisiete preciosas

primaveras, blancas rosas,

rosas de tu juventud.

 

Te recuerdo azul celeste

bajo un cielo gris,

un parque por el oeste

y el amor total, agreste,

aquella tarde de Abril.

 

Te recuerdo verde claro

en un viejo bar,

tus manos entre mis manos,

tus labios entre mis labios

en un beso sin final.

 

Te recuerdo rojo intenso

en la habitación,

tu cuerpo junto a mi cuerpo,

tu pecho contra mi pecho...

¡éramos uno los dos!

 

Te recuerdo y sé que siempre

te recordaré,

roja, verde, azul y rosa,

en la historia más hermosa

que vivimos tú y yo... ayer.

 

DE TODAS LAS MUJERES

 

Vuelven de nuevo sus rostros a asomarse

al lago azul, tranquilo y olvidado,

sus ojos, sus sonrisas, se han quedado

reflejadas allí, sin marchitarse.

 

Alguna noche regresan del pasado

desfilando ante mí, para acordarse

del hombre que las quiso, para darse

un paseo alrededor del lago.

 

Pero de todas ellas, hoy lo sé,

queda una sola, las otras se marcharon,

queda una sola que nunca olvidaré;

 

una sola, la única en mi fe

de todas las mujeres que me amaron,

de todas las mujeres que yo amé.

 

PARA QUERETE COMO TE QUISE

 

Para quererte como te quise

fue imprescindible mirar al cielo

cuando la tarde carga de grises

aires y nubes, brumas y anhelos...

para quererte como te quise

fue necesario subir al cielo.

 

Sacar el alma de su escondite

para buscarte en el desconsuelo,

haber hallado la selva virgen

que eran tus ojos, que eran tus besos,

para quererte como te quise

pude encontrarte en el desencuentro.

 

Ser mensajero de lo imposible

y lo imposible volverlo cierto,

en tu mirada sentirme libre

y de tu boca ser prisionero...

para quererte como te quise,

tú la primera... y el mundo luego.

 

Dejar la pluma que inquieta escribe

lo cotidiano, lo verdadero,

y alzar el vuelo por donde existen

palomas blancas, como pañuelos

que a las razones adiós les dicen

y se refugian bajo los sueños.

 

Para quererte como te quise

la primavera nació en enero,

el alma enferma, torpe, invisible,

puso la risa, puso el aliento

a un amor frágil, pero impasible

al deterioro que lleva el tiempo.

 

Si aún hay ventanas prestas a abrirse,

que se abran todas, como en los cuentos,

y el aire fresco que siempre fuiste

cierre mis ojos, borre mis besos

y la sonrisa que prometiste

vuelva a los labios que te quisieron.

 

Si aún hay balcones prestos a abrirse,

que se abran todos y entren los vientos

de los recuerdos que construíste

para borrarlos en un momento,

que ya es muy tarde, que el tiempo sigue,

que se termina, que no es eterno.

 

Para quererte como te quise

sería preciso nacer de nuevo,

con tus raíces y mis raíces

darle la vida a un árbol seco

para que viva, para que grite:

¡cuánto te quise... y cuánto tiempo!

 

EL GATO AZUL

 

Tus recuerdos dormitan, enterrados

bajo una losa gris de gris hastío,

y el tiempo los inunda de vacío

y los deja sin voz, amordazados.

 

Tus recuerdos, amor, como los míos,

se resisten a ser sólo pasado,

no quieren por la fuerza ser borrados

en un inmenso mar, oscuro y frío.

 

Y a veces, a pesar de sus heridas,

pretenden irrumpir en nuestras vidas

cuando menos lo esperas, sin permiso;

 

ayer, sin ir más lejos, de improviso,

el gato azul de siempre y de jamás

me arañó el corazón una vez más.

 

EL LIBRO SE CERRO

 

El libro se cerró, continuamente

se cierran libros,

el río se desliza bajo el puente

sin hacer ruido,

sin darte cuenta

una mañana gris te has zambullido

en los cuarenta.

 

Y tienes que pensar en otro libro,

en otra historia,

abandonar enérgica los mitos

de tu memoria,

la vida pasa,

cierra sin miedo la puerta a lo vivido,

abre otra casa.

 

Que vivir es mirar hacia adelante,

hacia otra meta,

aunque pienses que es menos importante

que la que dejas,

aún queda tiempo,

las huellas del ayer se hicieron viejas

en un momento.

 

La historia terminó, la última página

ya la vivimos,

reprime como yo la última lágrima

y con orgullo,

susurra nada más, en un murmullo

que un beso frío,

nunca fue tuyo,

nunca fue mío.

 

El libro se cerró...¡pero qué libro,

qué maravilla,

cuánto amor en sus páginas prendido,

cuánta poesía!

Cómo expresó ese libro, con orgullo,

que un beso frío,

nunca fue tuyo,

nunca fue mío.

 

BOLERO PARA ROSALIA

 

Llegó el final, el tiempo es ese río

que nunca vuelve atrás una mirada,

que va cerrando puertas sin que nada

escape a su implacable poderío.

 

Pero tras cada puerta que hay cerrada

se abre una siguiente, no hay vacío,

la que hoy se abre ante ti, eso confío,

es de paz interior, la deseada.

 

Porque fuiste labrando día a día

el cariño, el apoyo y el respeto

de los que te queremos, Rosalía,

 

si tú nos necesitas, te prometo

que nos sigues teniendo codo a codo,

que si nos dices ven, dejamos todo.

 

PABLO

 

Hay medio mundo esperando

con una flor en la mano,

y la otra mitad del mundo

esa flor está esperando;

 

porque en tus manos hay flores

que quieres ir regalando

y sólo te falta tiempo

para repartirlas, Pablo,

 

es por eso que te alejas,

que te marchas sin dejarnos,

para llegar a las sendas

de los que están esperando.

 

No te decimos adiós,

no existe punto final,

no se dice a un hombre adiós

si mañana ha de marchar

hacia nuevos horizontes

de esperanza y libertad.

 

UNIDOS

 

Otra vez todos juntos nos hallamos

abriendo las ventanas a la fe,

casi nunca sabemos el por qué

pero siempre sabemos lo que amamos.

 

Ese ser tan querido que se fue

no es tan solo un dolor que recordamos,

estamos hoy aquí y unidos vamos

a buscar el consuelo donde esté.

 

Unidos al recuerdo y la añoranza,

unidos al dolor y a la esperanza,

estamos con vosotros, compañeros;

 

recorramos hoy juntos los senderos

que nos abre la fe, nunca perdidos,

nosotros a vosotros muy unidos.

 

LA RUBIA DE MIS SUEÑOS

 

La rubia de mis sueños caminaba

por una playa blanca, mar y cielo,

y el sol se deslizaba por su pelo

y reflejos dorados destellaba.

 

El hombre de su vida y de su anhelo

al final de la playa la esperaba,

donde el Sol era luz que no se acaba

y la arena del mar, blanco pañuelo.

 

Y ella proseguía su camino

ansiosa por llegar a su destino

con amor incansable, sin medida...

 

mas nunca se cumplieron sus empeños,

nunca llegó al hombre de su vida

no sé por qué, la rubia de mis sueños.

 

MAR DE SOL

 

En aquel mar de Sol te zambullías

mirada azul, dorada cabellera,

cuando Abril diseñó la Primavera

con amapolas y melancolías.

 

En aquel mar de Sol que sólo era

el fuego donde todo consumías,

mi mejor juventud, las ansias mías

de llegar al final de la escalera.

 

Cuando quise mirarte y me miraste,

cuando quise besarte y me besaste

con un beso de niña enamorada;

 

cuando todo era azul, azul celeste,

cuando el Sol se marchó por el oeste

y salió, cómo no, por tu mirada.

 

AMOR SIN FIN

 

A ese amor que tuve aquella tarde,

el amor juvenil, sin condiciones,

sin contratos, sin contraprestaciones,

el amor por amor, amor que arde...

 

a ese amor teñido de ilusiones,

ni torpe, ni cautivo, ni cobarde,

a ese amor que tuve aquella tarde

sin trabas, sin mentiras, sin razones...

 

a ese amor distinto y tan distante,

ahora le dedico este soneto,

pobrecito recuerdo de un gigante

 

que llenaba mi vida por completo;

¡qué amor aquel amor, qué fascinante

amor sin fin, romántico y secreto!

 

 

                                                                                                           © 2001 Javier de Lucas