Primeros poemas, la mayoría escritos entre los nueve y los quince años. El primero de todos, "Mar Cantábrico", a los nueve, coincidiendo con la redacción de mi primer relato del Oeste, "El infalible Farrow". Tanto estos versos como aquellas novelitas pecan, literariamente, de todo, incluyendo faltas de ortografía, pero así las escribí y así quiero publicarlas. A su favor, la ingenuidad, la nostalgia y el cariño que me inspiran.

 

CAMINA

Dónde están mis ilusiones
que se esconden, no las veo,
se apagan… se mueren creo,
me quedo sin emociones…

Estáis cerca, os imagino,
pido poco un sentimiento,
uno solo, es un momento
para seguir el camino.

Pero no, esto termina,
¿qué hago aquí?, no siento nada,
por favor, una mirada…

pero mi alma camina,
camina lejos de todo,
camina de cualquier modo.

 

LA ÚLTIMA VEZ

Al mirar hacia fuera, atormentado,
aún recuerdo las cosas que se han ido,
y una vez más, de nuevo, yo he querido
ver el mundo, que hoy me lo han robado.

Un pájaro nocturno en un tejado,
la luna, tras la bruma, ha aparecido,
y las nubes de oro se han teñido,
bajo el techo brillante y estrellado.

Mirando estoy el cielo, anonadado,
viendo estoy las estrellas, aturdido,
respirando el ambiente embalsamado…

Es la última vez: ya me han metido
en un negro ataúd, donde he exhalado
triste y sin voz, el último suspiro.


PARA LOS DOS

Tú que me miras temblando
y sin hablar tanto expresas,
tú que sueñas si me besas
que no vas a despertar.
Tú que piensas que tu vida
sin mí no tiene sentido,
tú que te encuentras perdida,
que vas mi amor pretendiendo,
¿cómo quieres que te dé
lo que no tengo?

Me encanta que así me mires
¡es tanto lo que me das!
yo te juro que jamás
te vas a quedar sin mí.
Pero no conseguirás
que igual que tú yo te quiera,
mas no te importe: verás
que a los dos, en adelante,
nos bastará con tu amor
¡que ya es bastante!


HORAS AZULES

Horas,
horas azules…
horas que envueltas en tules
de inciertos caminos vagáis al azar.

Si sois
a veces calladas,
si sois generosas y estáis impregnadas
de encanto y sonrisa,
qué triste el viviros
deprisa, deprisa.

Horas,
horas borradas,
horas que en tiempo enterradas
de inciertos caminos vagáis al azar.

Os vais,
os vais presurosas,
calientes y dulces, amigas rabiosas
de sueño y poesía,
me dejáis tan solo
sabor de recuerdo y gusto salado
de melancolía.

 Horas,
horas perdidas,
horas que en rosa encendidas
de inciertos caminos vagáis al azar.

Mas sé
que mucho me dais
allá, desde el tiempo donde os ocultáis,
mis horas azules
que yo tuve un día...
sin vosotras ¿cómo
las que tengo ahora vivirlas podría?


LA CARNE

Yo quisiera salir de esta coraza
que estática y grotesca tanto aprieta,
que ahoga el sentimiento, que lo agrieta
con sus débiles taras y lo abraza.

Que dejando el alma muda y quieta,
con su carne viscosa la amordaza
y en sus largos tentáculos la enlaza
hasta hacer que la carne sea su meta.

Pero sé que la muerte es carcelera,
que divorcia el cuerpo de la mente,
que al espíritu separa y lo libera;

¿Pero adónde lo manda? ¿Y si fuera
a otro cuerpo más ruin, más indecente,
a otra carne más sucia y más rastrera?


MACARENA

Hoy me sentí cansado de repente
y la culpa tus ojos la tenían,
cuando limpios, azules, me pedían
tan solo la verdad, desde tu frente.

¡Y la verdad, mi vida, te decía!
pero a falso sonaba, y en mi mente
el pasado miraba mi presente
y vengativo, hiriente, se reía.

Por qué no tendré limpia la mirada,
por qué no tendré el alma fuerte y buena
y nada que ocultarte, nunca nada…

y así sentir correrme por las venas
una vida distinta, apasionada,
para unirse a la tuya, Macarena.


TREMENDA SOLEDAD

Soledad
que a mi espalda está esperando,
y acechando
para hacerse realidad
mas no sé cuándo.
Yo pretendo
engañarla y como un loco
voy riendo
entre la gente,
inundándome da amor y de aguardiente.
Ella espera,
a mi espalda está escondida
traicionera,
y me espía,
y su mano me roza flaca y fría.
Y en mi noche
de más juerga, más vino y más mujeres,
el fantoche
de su nada,
se aparece ante mí de madrugada.
Soledad
que a mi espalda está esperando,
soledad
que me persigue,
que me busca, me encuentra y me consigue.
¡No estoy solo!
Aún hay gente que quiere estar conmigo…
tú prefieres
triste, amarga, seguir por tu camino,
y al que vieres
hazlo tuyo, que yo no estaré solo
mientras duren el vino y las mujeres.


MI ROCÍO

Hay una niña Rocío
y una rocío mujer,
una capaz de querer
y otra solo de jugar,
hay una niña que quiero
mimar y besar la frente,
y a otra Rocío diferente
quiero mi vida entregar.

Hay en sus ojos ternura
pero también hay misterio,
cree que no la hablo en serio
si de amor la quiero hablar,
hay una niña rocío
que ríe por cualquier cosa,
hay una niña preciosa
que solo quiere bailar.

Y hay una Rocío distinta
una rocío diferente,
una rocío que siente
y que es capaz de querer,
esa rocío es la mía,
es la rocío que quiero,
es la rocío que espero
la que yo espero tener.


MI CUERPO

Qué hace este cuerpo ruin
mi cerebro envolviendo,
esta carne asquerosa
sobre mi sentimiento.
Por qué este sucio traje
encima de mi alma,
¡qué triste el equipaje
para pasar el mundo!
Fantoche tremebundo:
divórciate de mí,
que me ahoga, por absurda,
tu carga, enorme y burda.


MARY CRUZ (A GOGO)

Rozó con suavidad, con tenue brisa
salpicada de mar, su rubio pelo
mi agrio anochecer, mi débil risa,
mi vaso a rebosar de alcohol y hielo.

Y la música “pop” y una sonrisa
que al verterse en la luz me dio consuelo,
acabó en esa noche con mi prisa
de borrarme otra vez con breve vuelo.

Y en sus brazos moviéndose cadentes,
y en sus ojos abiertos e inocentes,
y en su forma de ser, alegre y loca,

me volví a enamorar ese momento,
y solo vi importante que su boca
me llenase, al besarme, de su aliento.


ME VUELVES LOCO

Por qué me dejas solo tantas veces
si sabes que al marcharte no soy nada,
y por qué vuelves luego ilusionada
y así juegas conmigo y me enloqueces.

Si a veces yo te encuentro enamorada
y con besos de fuego me estremeces,
por qué en otros momentos me pareces
lejos de mí, ausente y desgraciada.

Tus mentiras esperas que me crea
cuando solo otra vez quieres dejarme
y a otros brazos marchar sin que te vea;

vuelvo a pensar que algo va a estallarme,
y a sentir otra vez ¡maldita sea!
que la sangre me hierve… y aguantarme.


LA ILUSIÓN

Llegó la noche y pensé:
“otra vez, ya pasará”
la ilusión dijo: “por qué
tan pronto se marchará”.

Claridad y luna vio,
negrura y abismo vi,
“¿ves la luna?”, dijo: “sí”,
“¿ves el cielo?”, dije: “no”.

Ante la vida negué,
la ilusión siempre afirmaba,
yo pregunté: “para qué”
mas ella no contestaba.

Alegría y luces vio,
vacío y tristeza vi,
“¿algo esperas?”, dije “no”
“no puedes vivir así”.

“¿Tú piensas?”, me preguntó,
“¿y lloras?”, le dije “sí”,
“tú ríes”, le dije yo,
¿y piensas?, me dijo “no”,
¡entonces la comprendí!


EL VELO

Sus ojos, del color del azul cielo,
hacia ella, con fuerza, me llevaban,
sus labios, como fuego, me llamaban
hacia la negra noche de su pelo.

Entre sombras y luces, mi consuelo
fue su risa que mi alma encadenaba,
locura fue su imagen que ocultaba
con un raro temor, tras de su velo.

“Sígueme”, me dijo, y la seguí,
a una playa oscura me llevó,
el velo, dulcemente, se quitó,

entonces ya nada yo sentí,
“ya soy tuya” me dijo y dije “no,
que sin el velo no encuentro nada en ti”.


ESTOY VACÍO

Vuelvo los ojos y nada
me llama, nada me ve,
bajo esta noche nublada
no tengo nada de fe,
nada.

Quiero sentir y no siento,
y enloquecido me río,
quiero lleno el pensamiento
y me lo encuentro vacío,
sin sentimiento.

Busco entonces el placer
y en un momento me hastía,
y no puedo comprender
lo que me impulsa otro día
a volver.

Y a veces, ciego, imagino
que mejor es no pensar,
que mejor es olvidar
que no soy nada, en el vino,
y soñar.

Soñar que todo ha cambiado,
que mi alma ha sido llenada,
soñar en haber hallado
y ahogado,
esa voz que grita: ¡nada!”.


CÁLLATE NIÑA

El suave resplandor de tu mirada,
el eco adormecido de tu aliento,
mi tibio anochecer de sentimiento,
al besarte otra vez de madrugada.

Y mirarte al trasluz y estar contento
de tenerte tan cerca, ilusionada,
respirando el aroma que la almohada
al llenarse de ti me da tu acento.

Mas no quieras hablar, no hay qué decir,
no hay nada que entender ni preguntar,
aquí, entre los dos, solo hay sentir;

no quieras el encanto destrozar,
abrázame otra vez, vuelve a gemir,
vuelve niña más fuerte a suspirar.


NO LO VISTE

La fuente fue derramando
agua y colores, y el rojo
¡el rojo me estaba ahogando!
“tú no me quieres”, dijiste,
¡mi amor estaba en los ojos
y no lo viste!

Recuerdo el verde mantel,
la azucarada sangría,
un sabor de alcohol y miel,
“tú te has cansado”, dijiste,
¡mi amor estaba en la piel
y no lo viste!

La tarde estaba muriendo
y a mi mente creí loca,
“no es posible”, repitiendo,
“todo ha acabado”, dijiste,
¡mi amor estaba en la boca
y no lo viste!

Sonó luego una canción,
¿te acuerdas?, era la nuestra,
nos vimos entre la gente
bailando con ilusión…
“no queda nada”, dijiste,
¡mi amor estaba en la frente
y no lo viste!

Te despedí como siempre,
 adiós, dije, estaba en calma,
un “nunca más”, de repente,
solo escuché que dijiste…
¡mi amor estaba en el alma,
mas tú no verlo quisiste
y no lo viste!


POMPA DE JABÓN

El tren
de la estación
salió,
no te miraba.
Llovió,
qué triste fue
mi adiós
de madrugada.
Yo vi
en la estación
a ti
sin decir nada,
se fue
cuánto soné,
¡qué fue
de mi llegada!
Es que no llovía,
el sol calentaba,
estaban las flores abiertas a mí,
las chicas reían,
el vino alegraba,
el alma en las manos entonces sentí.
Y así te encontraba,
qué fácil hablarte,
qué fácil tenerte riendo ante mí,
y me ilusionaba,
y me enamoraba,
pensaba al besarte vivir para ti.
Mas cual pompa de jabón
se rompió lo que no fue,
fue el verano la ilusión
y el por qué.


LOLA

El verano eres tú, llevas su cielo
en tu quieta mirada, en tu reír,
en tu alegre bailar, en el latir
de tu pelo al mover, tu rubio pelo.

Y me pongo a pensar: me quiero ir,
no quiero que prospere otro anhelo,
quiero el velo correr, el negro velo
que te tape, te guarde a mi sentir.

Pero tú estás aquí, te puedo ver
aunque no estés conmigo, aunque estés sola
te vuelve el pensamiento a recoger…

Te vienes y te vas, como una ola
que me quiere alcanzar sin yo querer,
no te quiero querer, no quiero, Lola.


SOY TU AMIGO

El alba
vino despacio a mí
y el viento
me lleva tu mirar,
tu acento
y tu dulce reír,
y el eco
de tu blanco vivir.

Dime qué
que siempre soy tu amigo
que seré siempre testigo
de tu vida y de tu ser,
dime qué
que siempre estás conmigo
y que quiere el abrigo
que yo te puedo ofrecer.

Tus pasos quiero niña seguir,
te quiero
te quiero proteger,
que nadie pueda hacerte sufrir,
que encuentre
quien te vaya a querer.

Dime qué
que siempre soy tu amigo
que seré siempre testigo
de tu vida y de tu ser,
dime qué
que siempre estás conmigo
y que quieres el abrigo
que yo te puedo ofrecer.


SIEMPRE JOSEFINA

Ayer de nuevo te vi
y el tiempo volvió hacia atrás,
ayer tuve una vez más
tu encanto, tu voz… y a ti.
Ayer de nuevo entendí
que no te puedo olvidar,
que al verte vuelvo a soñar
con el tiempo que pasó,
la ilusión que nos unió
y ese mundo diferente
donde estamos solamente
tú y yo.


ESCAPE

La dulzura me invade el pensamiento
y de miel el cerebro me rellena,
se diluye después la última pena
y me pongo a reír: estoy contento.

Un suave color rosa está en escena
que me deja flotando el sentimiento
y tenues nubes grises ahora siento
con una sensación que me envenena.

Y me pongo a cantar: estoy aquí
con hartura de luz y con empacho
de colores, de risas; no creí

que llegase a gritar ¡que soy muy macho!
¡Que nadie como yo!... ya conseguí
que no me importe nada: estoy borracho.


SOLO TÚ

Estos ojos que tengo
son para ver,
y no solo mirarte
aparecer.

Han de servir mis manos
a trabajar,
mas no por ti ponerse
siempre a temblar.

Quiere esta mente mía
también pensar,
no estar esclava y loca
de tu mirar.

Y este corazón pobre
libre latir,
no el ritmo de tus pasos
solo seguir.

Que un día esto se acaba
hoy te confieso,
¡yo quiero a esa cara
comer a besos!

Y después, a la fuerza,
hacerte mía,
aplastarte en mis brazos
de noche y día.

Esta es la medicina
que necesito,
si no la tomo pronto
me quedo frito.


CRIMEN PASIONAL

¡Compréndame policía!
borracho estoy de aguardiente,
borracho desde aquel día
que le di la vida mía…
borracho pero inocente.

Tras ella ciego corrí,
y ella, altiva, ni miraba,
mi amor entero ofrecí
¡yo toda mi vida di
y ella nada!

Compréndame policía,
le juro, soy inocente,
¡matarla yo no quería!
¿no comprende que fue mía,
que la amé como un demente?

Una vez su faz cambió:
al fin, en sus ojos vi
una llama de ilusión,
¡abrió al fin su corazón
y su alma gritó sí!

¡Compréndame, policía!
como un loco la besé…
¡compréndame lo que he hecho!
como un loco la estreché,
¡la estreché contra mi pecho,
la estreché contra mi pecho…
y la aplasté!


MENOS BESOS

Una noche me dijiste
que era triste,
y otra noche que callado
a los ojos te miraba,
te vi cómo bostezabas
y exclamabas: “qué pesado”.
Si la mano te cogía
sonreías
y de niño me tratabas,
me besabas
y al ver que me estremecía
te encantaba.
Tú no entiendes mi cariño
no es de niño,
no soy tímido tampoco,
pero pienso que querer
no es besarse como locos
una y otra y otra vez.
Ni decir siempre te quiero,
ni jugar al desespero
de dar celos sin motivo,
o decir “sin ti no vivo”,
o quizá: “por ti me muero”.
Puede ser que sea un extraño
en este mundo de engaño
en que tú metida estás…
no esperes de mí ese amor
y conóceme mejor
porque sabrás
que te quiero… y nada más.


LO QUE SIENTO POR TI

Tú me inspiras
cuando hablas, cuando ríes, cuando miras,
me provoca
solamente el aliento de tu boca,
y el sentido de mi vida tú lo tienes
en medio de tus ojos, escondido.

Porque creo
que solo tengo fe cuando te veo,
me iluminan
tus ojos, mi mente se fascina
y se adormece,
mas luego, tu presencia
me llena, me agita y me estremece.

Tú me inspiras,
yo me siento morir si no me miras,
necesito
tanto de ti, que al no tenerte grito
¡cariño mío!
sin ti soy como un niño…
un niño que llora y tiene frío,

Que adora
el brillo de tus ojos cuando lloras,
el cielo
metido en la noche de tu pelo,
la guarida
de tu cuerpo caliente,
de tus brazos abiertos a mi vida.


EN MARZO

Un verano feliz nos conocimos
y una noche de marzo me quisiste,
fue ilusión aquello que sentiste
aunque amor, en el fondo, los dos vimos.

¿Por qué, mi vida, tú no comprendiste
que era solo un cariño pasajero,
y sabiendo lo mucho que te quiero,
con amor que te di, jugar quisiste?

Poco a poco me vi desorientado
pues tu forma de ser no comprendiera,
hasta que al fin noté que no era amado;

me dijiste que celos no tuviera,
somos distintos, perdona si me enfado,
¡pero no sé querer de otra manera!


¿DÓNDE ESTÁ?

¿Qué es mejor: amar
y dolerse después con el recuerdo,
o tan solo soñar?

¿Qué es mejor: vivir
y echar después de menos la alegría,
o esperar solo el morir?
¡Así menos la muerte dolería!

¿Qué es mejor: luchar
por llegar más arriba en esta vida
o abajo esperar?
¡La distancia, a la muerte, qué más da!

¿Dónde está el bien,
y dónde el mal, y cuál es el camino?
¿Dónde puedo encontrar una respuesta?

Y alguien respondió: está en el vino.


VELETA

Dicen que eres feliz, que has encontrado
un nuevo amor, que yo ya no soy nada,
que en el tiempo mi imagen fue borrada,
y a otro querer tu vida se ha entregado.

Tantas cosas dijiste, que pensaba
que una espera a nada se oponía,
“te quiero, no te olvido”, me decías,
era tu voz, que tu alma me engañaba.

Hoy parece que nada ha sucedido
y que lo nuestro pasajero fuere;

con el alma en la mano me despido,
adiós y nada más, y solo digo
que como yo te quise, él no te quiere.


¡BUSCAR!

Son las siete…
y de nuevo el deseo de encontrar
no sé qué
vuelve a mí.

Me promete
algo nuevo y distinto: buscar
no se qué
que está allí.

¡Dónde está!

Algo es , porque yo lo presiento
aunque luego
perdido se va.

Qué será
otra vida, otro mundo, otro no,
pero yo…

Buscaré,
aunque sé que es absurdo buscar
no se qué.
Buscaré…
¡ya lo sé!
tan solo ese enorme deseo de buscar
no se qué
que ya sé:
es... buscar.


TE NECESITO MÁS

Tuve sed
y con agua se apagó;

tuve fiebre
y en horas de delirio se calmó;

tuve angustia
mas un amanecer me consoló;

Ayer,
ayer necesité tu compañía…

pero yo
siento hoy más fuerte el deseo porque no
lo apagaste anoche, aun siendo mía.


¡BUUUHAAAAA…!

Josefina:
tu ahijado, que es un llorón,
me pregunta, con razón,
que dónde está su madrina;
y añade el muy bribón
que, o le compras un balón,
o no pone la sordina
a su “canción”.


INCOHERENCIA

Esta poesía quiere ser
algo absurdo y sin sentido,
quiere expresar nada
tener palabras y nada más.

Esto es un canto sin voz,
linterna sin luz, llena de nada,
tiene cuerpo pero en realidad
solo son garabatos en un papel
que a nada llevan.

No tiene rima, no tiene fondo,
no es bonita ni fea, no es,
no existe aunque aquí está
¡aquí está y no es!

Se debate en los últimos estertores
de sus versos incoherentes,
es un aborto, un feto del poeta
y ni siquiera es sincera.

Y sin embargo algo ha conseguido:
me ha robado media hora, ¡ladrona!
me ha acercado media hora hacia la muerte…
¡asesina!


YO, QUE TE QUISE TANTO

¿Que por qué ya no sonrío,
que por qué ya nunca más
fue mío
el sentimiento da amar?

Porque yo, te quise tanto
que mi querer se agotó,
y mi llanto
fue tan caliente y fue tanto,
que me ahogó.

¿Qué por qué después de ti
ya no existió otra mujer
en mí,
ni la ilusión de querer?

Porque yo, te quise tanto
que mi querer se agotó,
y mi llanto
fue tan caliente y fue tanto,
que me ahogó.

¿Por qué mis ojos están
vacíos, su luz perdida,
y van
mirando sin ver la vida?

Porque yo, te quise tanto
que mi querer se agotó,
y mi llanto
fue tan caliente y fue tanto,
que me ahogó.


EL ÁNGEL

El cielo azulado veía,
el alma en el pecho saltaba,
la vida, debajo, corría,
deprisa, deprisa subía,
trepando, trepa trepaba.

Las manos delante ponía,
el cuerpo fugar arrastraba,
y dentro la sangre corría,
deprisa, deprisa subía,
saltando, salta saltaba.

El ángel llegó al firmamento
que el manto celeste guardaba,
la luna y la bruma se unieron,
y juntas, calladas, le vieron,
brincando, brinca brincaba.

Y triste, bellezas veía,
que el mundo celoso ocultaba,
luces que el mundo rompía,
el bien, que allá abajo gemía,
sintiendo que todos le odiaban.

El ángel llegó a la Grandeza,
y al Rey de la vida le hablaba,
del mundo informó con largueza,
el cielo escuchó con tristeza,
callando, calla callaba.

¿Qué historias allí se contaron?
¿Qué vista del mundo narraba?
el cielo sabrá lo que hablaron,
y Dios, cuando al fin terminaron,
llorando, llora lloraba.


TUVE TU AMOR

En mis manos tu amor encerré,
¡tuve tu amor… y escapó!
ahora pregunto y no sé,
por qué,
aquel viejo querer fracasó.

En mis manos tu amor encerré,
¡tuve tu amor… y escapó!
si con toda mi alma te amé,
por qué,
tu querer, entre ellas, murió.

Yo, que tan solo viví,
esperando que un día
me quisieras lo mismo que yo,
mas no,
que tu amor, con el tiempo, moría,
pues sin aire en mis manos, se ahogó.

Hoy comprendo por qué fracasé:
fue que mi alma, ante ti, se postró,
fue que todo mi amor te entregué,
y sé,
que con tanto, tu vida se hartó.

Por eso, al marcharte de aquí,
vacío sentí y no dolor,
pero tengo el recuerdo de ti,
sabiendo que sí,
que un día,
tuve tu amor.


IDEALIZADA

Remontando las viles pasiones
pensé
que el amor es un algo sublime
y amé.
Construí en mi alma una imagen
preciosa,
la adorné y revestí con virtudes
hermosas.
Y me vi de ese amor totalmente
prendido,
en su fondo interior me encontré
yo perdido.
Decidí ciegamente a ella verla
un momento,
y corrí como loco de amor
a su encuentro.
Mas al verla, escucharla, sentirla,
en mí,
se escapó por encanto mi tenaz
frenesí.
Se derrumban los grandes castillos
de viento,
de un proceso para levantar
tan lento.
Y una huella imborrable en mi alma
quedó,
que ni el tiempo en su loca carrera
borró.
Pues tal fecha, tal día, tal hora
en tal año,
me llevé sin querer aquel gran
desengaño.


ISABEL

Yo que a las chicas miré divertido
pensando solo en jugar y mentir,
yo que tan bien engañar he sabido
hoy voy a hablarte y no sé qué decir.

Yo que juré estar mil veces herido
por una mirada, un dulce reír,
yo que a besar tantas bocas he ido
voy a la tuya… y no puedo ir.

Yo que el amor conseguí en un instante,
yo que he gustado mil veces la miel,
yo que jamás he tenido bastante,

hoy con tus ojos me basta, y tu piel,
y con verte a mi lado, radiante,
y pronunciar tu nombre: Isabel.

 “NEVADA” COLEMAN

Desde Texas, pasando por Montana,
iba un gun-man camino de Oregón,
un hombre hecho leyenda, hecho canción,
cruzó Valle Caliente una mañana.

Su fama fabulosa le arrastraba,
la violencia le llevó siempre consigo,
aquel hombre buscó siempre un amigo
que su vida y su “Colt” se lo negaba.

Y encontró la muerte en la frontera,
por cien balas su vida fue segada,
mas se acabó de pronto la quimera:

encontró paz su vida atormentada,
llena de flores su tumba, que pidiera
con ilusión de niño el gran “Nevada”.


INDECISO

No me atrevo a proponerte
lo que quisiera pedirte,
y no pudiera mentirte
al hablarte de quererte.
y si es verdad que me amaste,
si es verdad que me quisiste,
ayúdame, pues persiste
en mí, lo que tú llamaste
timidez, miedo o despiste.


LA VELA APAGADA

La luz de la vela apagada,
la tiniebla la sala envolvía,
junto al lecho de muerte, callada,
gente amiga, la vista empañada,
observaba cómo me moría.

¡Cuántas cosas pasadas se fueron,
todo vano, perdido, ilusión!
Los recuerdos que ya no volvieron,
las nostalgias perdidas huyeron
y muy solo encontré al corazón.

Terminaba la vida inquietante,
aquí se paraba el presente,
se acabó mi cerebro pensante,
me quedé con el alma implorante
mientras vi ya difusa a la gente.

No sé quién, dulcemente, cerraba
mis ojos, que ya no veían,
mas aún escuché cómo hablaban,
en mi vida tan solo encontraban
lo bueno que antes no había.

Pero yo en ese triste momento
que separa la vida y la muerte,
pensé, en el terrible momento,
tan solo en aquel viejo encuentro
y en el día que empecé a quererte.

Solo eso pensé en mi agonía,
solo en ti, mi cariño, soñaba,
y entonces mi mente sufría,
y volver a la vida quería
cuando ya con la muerte marchaba.


LA OBRA

ACTO I: EL COMPARSA

Primavera
sentí pasar la rosa de la vida
sin comprender lo que ella me dijera.
Verano
en que jugué al amor tan ciegamente
que no llegué a saber lo que se siente.
Otoño
en que llegué al final, sin comprender siquiera
el porqué algún día yo naciera.
Amigo
le dije al corazón: ¿qué represento,
qué papel he tenido en este cuento?
Y dijo:
“un necio, un comparsa, un vagabundo,
un extra en la tragedia de este mundo”.

ACTO II: EL OTRO

Primavera
en que llamó Dios suave a mi puerta
y yo le abrí y después la dejé abierta.
Verano
en que luché, perdí, volví a elevarme
sin que nadie viniera a levantarme.
Otoño
una existencia gris que se derrumba
y ni una sola flor sobre mi tumba.
Amigo
¿no fue mi vida también necia y baldía,
si nadie diese cuenta que vivía?
Y dijo
“te equivocas, que Dios te vio y te quiso,
y de actor te eligió en el Paraíso.
Si fuiste
en la vida tan solo un comparsista,
en el cielo serás protagonista”.


LA OLA

La espuma se deshace y queda inerte,
tan pura como nieve derretida,
dura poco, tremenda es la embestida
de otra ola, detrás, que estalla fuerte.

Va a estrellarse y luego se levanta,
pinta el aire de blanco fascinante,
todo lo cubre en un fugaz instante
con una fuerza enorme que me espanta.

¿Qué hace? Vuelve atrás, se descompone,
torna al mar que la espera con anhelo,
no hay peligro que nunca le abandone;

tú volverás a mí: deshaz el hielo,
eres ola, soy mar, no me traiciones
e intentes al saltar llegar al cielo.


UN CLARO ANOCHECER

Buscaré unos ojos que se han ido,
miraré una estrella que no está
y volveré al ayer;
robaré un recuerdo envejecido,
y llorando, después, me encontraré
un claro anochecer.

Cerraré mis ojos, y en la mente
una imagen en mi revivirá
un sueño de mujer;
miraré hacia arriba tristemente,
y sin fe y sin alma me verá
el claro anochecer.

Sentiré las lágrimas quemando,
miraré hacia dentro donde ya,
¡ya nada puede haber!
y aunque el tiempo, despacio, va pasando,
hoy como ayer, vacío me verá
el claro anochecer.

Cada mañana, después, me juraré
buscar una ilusión, que llegará
un nuevo renacer;
mas se que nunca ya me encontraré,
que me perdí al verte a ti marchar
un claro anochecer.


TE ACORDARÁS DE MI

Así todo empezará.
en la noche estrellada, una canción,
y a su encanto, tú le escucharás,
“te quiero”, te dirá,
y aunque tú, tal vez, le digas sí,
cuando lo digas,
te acordarás de mí.

Y luego cogerá
tu mano y mirándote a los ojos,
tu boca en la noche besará;
“mi vida”, te dirá,
y aunque sientas amor dentro de ti,
cuando le beses,
te acordarás de mí.

Te llevará
a esos sitios que ya otro te llevó,
las mismas cosas, quizá, te contará,
te extrañará
su voz, su risa su mirarte a ti,
porque de pronto,
te acordarás de mí.

Y ante un altar
el mismo que tanto prometí,
como soñaste, de blanco vestirás;
y al verle a él
solo un momento tu alma dudará,
y al decir sí,
dirás no al pasado y esta vez
te olvidarás de mí.


MAR CANTÁBRICO

El mar brilla en la noche con destellos
que arranca a la blancura de la luna,
celoso del arcón de su fortuna
que oculta bajo el manto azul más bello.

Al mundo sobrecoge su grandeza,
su eterna, su perpetua inmensidad
y en la tierra no existe otra beldad
que aúne a su alegría, su tristeza.

Que uniendo a sus enormes dimensiones
su calma y su quietud, en un instante
deje entrever sus grandes ambiciones

estallando de pronto en mil legiones
con que sus belicosos habitantes
truequen su voz dormida en vozarrones.


POR QUÉ

A veces tus ojos siento
mirándome sin cesar,
y nunca puedo apartar
de mi amor, tu pensamiento.
¿Por qué ni un solo momento
en ti dejo de pensar?
¿Por qué solo se soñar
contigo siempre, Almudena,
por qué tu amor me condena
a soñarte y a esperar?


ADIÓS

Adiós bonita, princesa,
adiós cariño, preciosa,
adiós reina, adiós marquesa,
adiós clavel, adiós rosa.

Adiós prenda, adiós lucero,
adiós cielo, adiós estrella,
adiós a la flor más bella,
adiós mi bien, que te quiero.

Adiós luz, adiós divina,
adiós imagen soñada,
adiós niñita adorada,
adiós, adiós Josefina.


LA MUERTE DEL POETA

En alas de la tarde silenciosa,
solo y triste en la enorme habitación,
allí duerme, perdido en un rincón,
un hombre enamorado de una diosa.

Es el poeta enfermo, que delira,
y a su amada invisible jura amor;
en el lecho de fiebre y de dolor
muere el loco, o el genio, que suspira.

Y la lluvia contempla la fe ardiente,
en mil perlas derrama su caudal,
y la tarde se muere por oriente…

en tinieblas la estancia fantasmal,
y hacia el cielo, subiendo dulcemente,
de amor quema un alma de cristal.


TÚ ME QUERRAS

Te adoro
como a nada, mi vida, amé jamás,
y te juro: también tú me querrás.

Te me has metido
como un acero
y me has herido
porque te quiero.
Si no soy guapo,
para belleza
te sobras tú
y aún queda pieza.

Te adoro
como a nada, mi vida, amé jamás,
y te juro: también tú me querrás.

Si no soy bueno,
te quiero tanto
que por tus besos,
me vuelvo santo.
Si no soy rico,
mira mi amor:
brilla de oro,
como el mejor.

Te quiero
como a nada, mi vida, amé jamás,
y te juro: también tú me querrás.

Si tú me quieres,
mi niña bella,
yo seré el cielo
y tú… mi estrella.


SAUDADE DE RASSENDEAN

Es la historia de un jinete vagabundo,
y una estrella que en el cielo le seguía,
del amor más intenso y más profundo
que en el mundo de aquel resplandecía.

De su imagen vivía el pistolero
que a la muerte mil veces se enfrentaba,
miraba al cielo: “amor” decía, “te quiero”,
y la noche llorando le encontraba.

Fue el verano que una bala le mató
y a una historia de amor le puso fin;
mas la leyenda en esto se inspiró,
pues dos estrellas el cielo emparejó:
Saudade es una, la otra Rassendean.


ELLAS

Ella es amor y es consuelo,
ella es cruel y es ingrata,
ella es infierno y es cielo,
ella es mujer, que te ata,
y sin que puedas saberlo,
o muere por ti o te mata.


RECUERDOS

Una luz que se enciende de repente,
una parada al alma tan sufrida,
unas gotas de afán en el ambiente…

Una ilusión que pide ser querida,
mirando atrás, ya llegan a la mente
los recuerdos: las perlas de la vida.


PAZ

Ruina de sol y sangre, fuego y gloria,
en la playa española se posó
una paloma blanca, cuando vio
en el año treinta y nueve, la victoria.

Ya nunca más se fue, y en su memoria
fue grabando una España que empezó
rota y deshecha, y a poco se elevó,
hasta crear ejemplo, fe e historia.

Señor, que nos mandaste mensajera:
a aquellos que murieron por su suerte,
dales la paz, la paz que nos trajeran;

conserva su corazón joven y fuerte,
mas no temas, paloma, que aunque mueras,
en la fe que nos diste no habrá muerte.


EL CALAVERA

El más grande don Juan se está muriendo,
y evitarlo no puede, aunque quisiera,
que burlando a la vida, no pudiera
librarse de ese trance tan tremendo.

El jugador más vivo, el más galante,
el que quema de amor… jamás sentido,
el caballero audaz, el más temido,
el loco, el vividor, el gran farsante.

Y testigo inmortal de su osadía
fue su tumba: mandó que se pusiera
este epitafio, tras la losa fría:

“aquí yace el que amores persiguiera,
y aunque se terminó la vida mía,
de los muertos seré el más calavera”.


SUBIENDO AL CIELO

Mirad: del ejército al frente,
cabalgando trenzado en el viento,
con sutil y fugaz movimiento

llega Apolo por el occidente.

Y le siguen millones de estrellas
cual estela en la noche argentada,
rutilante la flor nacarada
que dibujan, guiñando, las bellas.

Puerto luz que destila lamento,
aún sumida en color diamantino,
los reflejos de blanco platino
sobre el fondo de azul firmamento.

De un palacio sumido en cristal,
de una selva perdida en la luna,
de un desierto, ignoradas las dunas,
arco iris tras un pedestal.

Y pensé, cómo yo, aturdido,
pude ver tanto bello, admirado,
contemplar tal beldad, asombrado,
aquel mundo ideal escondido.

Ver aquella visión un instante,
luz divina que vi de repente,
cuando cerca de mí, ya la gente
inclinó su cabeza, galante.

Inició retirada indolente,
en los ojos de algunos, el llanto,
“era un tipo anormal, un demente”,
“no señor, ese tipo era un santo”.



PRESENTIMIENTO

Tanto tiempo viviendo,
sin tenerte,
a ciegas intentando
conocerte.

Pensando, imaginado,
te veía,
soñando, suspirando,
te seguía.

Y un día, paseando,
te encontraba,
no supe si soñando
o deliraba.

Verte, oírte, hablarte,
vida mía,
quererte, contemplarte
noche y día.

Responde a mi pregunta,
dime sí,
que lo demás no cuenta
para mí.


MAS DE REPENTE

Me estás mirando,
y te estoy viendo,
te estoy besando,
me estás queriendo.

Mas de repente
me callaré,
porque mi mente
busca impaciente
un no sé qué,
algo que nunca
en ti encontré.

Y bailaremos,
y sonreímos,
y juntaremos
nuestros destinos.
Sé que te quiero,
vivo por ti,
que tú no puedes

vivir sin mí.

Mas de repente
nos callaremos,
pues nuestras mentes
echan, ardientes,
algo de menos,
algo que nunca
encontraremos.


EN NAVIDAD

Se ha encendido de pronto mi ventana
y a través del cristal, en un concierto
de luces, de color, de cielo abierto
llegó la Navidad esta mañana.

El ritmo de la calle no está muerto,
parece que ha cambiado, que algo emana
del asfalto brillante: la temprana
Nochebuena está aquí, ahora despierto

y me lanzo a la calle, soy un niño
que busca su ilusión entre la gente,
entre las calles blancas como armiño,

que se quiere abrazar en el ambiente,
que se quiere inundar de este cariño
que hoy la gente se da como inconsciente.


LA COSA

El hombre
del pelo canoso, la frente arrugada y un ojo vidrioso,
miraba
y reía
y solo en la boca un diente afilado tenía.
Qué noche
será que no sienta su risa y su vista presienta,
vidriosa
torcida,
mirando mi cama en la sombra escondida.
Se acerca,
presiento su aliento cortante, quejoso y punzante,
y un frío
inerte
me invade con tenues temblores de muerte.
¡Qué cosa
tan turbia, tan sucia, tan negra y viscosa…!
miraba
y reía
y solo en la boca un diente afilado tenía.
Un loco
de pelo canoso, la frente arrugada y un ojo vidrioso
se acerca,
lo siento
más cerca y más cerca en cada momento.
Despierto
sudando, temblando, más blanco que un muerto
y abrazo
la almohada
que incluso parece moverse agitada.

¿Qué es eso

que sube, que trepa por mi pensamiento?

¿qué es eso

qué cosa

me quita la vida de forma espantosa?


LA ESTATUA

Es otoño, las hojas, con el viento,
han caído en el parque silencioso,
todo es quietud, nostálgico reposo,
horas de paz del mundo en movimiento.

Allí está, inmóvil lo domina,
su pétrea vista abarca el parque entero,
bella estatua del hombre aventurero
cuya fama inmortal no se termina.

¡Cuántas cosas, estatua, has contemplado!
Cuántas parejas dichosas vislumbraste,
cuántas escenas de amor en el pasado…

y cuántas veces, amiga, tú lloraste
tu suerte impía de ser inanimado
¡y bajar del pedestal siempre soñaste!


EL ALMA

Estaba ciego, tal vez desesperado,
sentí dentro de mí que algo moría,
cuanto más honor y fama conseguía
me hundía más y más en el pecado.

Un día me encontraba desolado,
y alguien en mi mente, se cruzó:
“reza”, no dijo más, y se marchó,
sin esperar que yo le hubiese hablado.

Recé una vez, recé con la ilusión
del alma pura de un niño que prepara
su santa y su primera comunión;

fue inútil que a aquel hombre le buscara,
era mi alma que en forma de varón,
logró que mi existencia se salvara.


ASÍ LA QUIERO

Que sea morena,
que sea graciosa,
que sea tan buena
como preciosa.
Que sepa dar
todo un querer
que no termina;
a esa he de amar,
¿quién puede ser?
pues… Josefina.


MANOS DE VAMPIRO

En la noche más oscura y más brillante
sumergido en una nube apareció,
y del cielo y las estrellas fue un errante,
el Oeste palmo a palmo recorrió.

Del desierto misterioso en Colorado
al paisaje floreciente de Oregón,
aquel hombre o aquel fantasma del pasado
con el tiempo, su leyenda hizo canción.

Unos dicen que el infierno fue su cuna,
otros dicen que fue un ángel en su acción,
pero todos, su opinión dicen a una:
que fue el rayo, fue la furia, fue el ciclón.

Y los viejos le recuerdan, añorando,
y los niños les preguntan qué pasó:
les contestan: “fue el Oeste, que encarnando,
en un hombre o un fantasma convirtió”.

Es su historia fabulosa, de leyenda,
es su vida, su canción hecha suspiro,
es su “Colt”, es su fama tan tremenda,
vida y muerte en las manos de Vampiro.


MARÍA ÁNGELES

Te quise porque sí, porque impaciente
buscando una luz que no tenía,
entre sombras sin forma me movía,
me perdía, riendo entre la gente.

Pero yo te buscaba y de repente
me miraste a los ojos, te sentía,
aunque fría y distante y diferente,
con la luz que buscaba y no tenía.

Y me quise cegar y quise asirme
y llenarme de ti como si fuera
tu cariño de niña a redimirme…

pero no conseguí que me quisieras,
que creyeras en mí, y fuiste a hundirme
otra vez a estas sombras que me esperan.


UNO DE TANTOS

La vi un domingo, con ella paseamos,
hablamos algo y luego a bailar fuimos,
era una tarde más, eso creímos,
el flechazo surgió mientras bailamos.

Primero vi sus ojos, dos estrellas,
su pelo, su cara de princesa,
me encantó su sonrisa tan traviesa,
tantas cosas juntas y tan bellas.

Pensé en ella, soñando la veía,
me gustó, quizá más, tal vez la quiero,
pero una noche mi amor se destruía:

alguien me dijo que yo no era el primero,
que a otro, no se a quien, ya le quería,
¡y esa noche lloré mientras dormía!


MI GUITARRA

Mi feliz compañera
de bohemio destino,
que riente y viajera
alegró mi camino,
me recuerdas el vino
y el vivir sin frontera
cuando yo tuve garra
y te tuve, guitarra.


LA ESPERANZA

Abramos las ventanas a la vida
que allá tal vez la dicha nos espera,
que acaba de llegar la primavera
y las flores le dan su bienvenida.

Al invierno le demos despedida,
y juntos olvidemos lo que fuera,
y tan solo pensemos que viniera
con esas rosas, la ilusión perdida.

¡Corazones cansados de vagar,
corazones sin fe y sin confianza,
una vez más salgamos a luchar!

no miremos atrás: en lontananza
habrá otro corazón a quien amar,
pues mientras haya vida, hay esperanza.


OLVÍDALA

Olvídala, le dije, que su daño
te mata, poco a poco, el corazón,
olvida ya sus ojos, su canción,
sus palabras, sus besos y su engaño.

Hoy hace ya de aquello más de un año,
¡no sigas aferrado a su ilusión!
no recuerdes, llorando, su traición,
no sufras más tu amargo desengaño.

Piensa que en ella el amor fue ciego;
solo un día fue tuya, es el ayer,
hoy tienes que empezar a reír de nuevo;

¿dónde está tu juventud?: “se fue”
¡olvídala!, y contestó: “no puedo”
¡vive sin ella! y respondió: “no sé”.


CANSADO

Yo quisiera saber lo que es amor,
mas sé lo que es tristeza,
yo quisiera saber lo que es belleza
y sé lo que es dolor;
yo quisiera rezar con gran fervor
y lo hago sin pensar,
yo, mirando hacia el mar,
quisiera ver del cielo su color,
mas veo su verdor
oscuro, triste y feo, sin brillar.


QUIERO SABER

Quiero saber
por qué han de terminar las ilusiones,
por qué se han de romper las pretensiones
de un joven corazón lleno de fe;
quiero saber…
y no lo sé.

Quiero saber
por qué la vida destroza la ternura,
por qué invade el alma de amargura,
por qué temor y angustia solo ve;
quiero saber…
y no lo sé.

Quiero saber
por qué todo me grita desaliento,
por qué se desvanece el pensamiento
de un mundo abierto y limpio que soñé;
quiero saber…
y no lo sé.

Quiero saber
dónde se esconden motivos de vivir,
dónde me esperan deseos de sentir
de nuevo la esperanza que se fue;
quiero saber…
y no lo sé.

Quiero saber
qué busco, adónde voy, qué represento,
qué debo hacer, quién soy, por qué yo siento
que mi alma quiere luz y está cegada;
quiero saber…
y solo sé
que no sé nada.


DESESPERACIÓN

Yo imaginé, de niño, un mundo lleno
de ilusiones y amor, de fe y de vida,
mas esa fe, al crecer, murió perdida,
pues soñando en amor, desperté en cieno.

Mas aún yo pensé que hay algo bueno,
detrás de cada cosa, en cada vida
palpita una ilusión y está escondida
en cada corazón: duerme en su seno.

¡Tiene que haber amor tras de pasión,
tras la noche sin luz, una alborada,
tras un cerebro solo, un corazón!

¿Y qué encontré al final?: vida frustrada,
¿y tras del odio?: otra maldición,
¿y al final de la esperanza?: nada.


TERRIBLES PALABRAS

La puerta del cementerio
se abrió en lúgubre chirrido,
presagiando en su gemido
inenarrables misterios…
y el aire muerte traía,
y el cielo en gris se teñía
iluminando las losas,
que terribles y celosas
guardaban su mercancía.

Tuve un momento de espanto
pero seguí mi camino,
acordándome del chino
que me dijo en esperanto:
“Cuando ya se ha anochecido
y todo el mundo se ha ido
se oyen palabras terribles,
surgidas de un cuervo horrible
sobre una tumba tendido.”

A medida que avanzaba
el miedo enorme crecía,
y a veces me parecía
ver sombras que me espiaban;
la noche todo cubrió,
solo entonces quedé yo
en el terrible lugar,
esperando el escuchar
lo que el hombre me contó.


YO SOLO

Qué triste es la soledad…
qué difícil el camino
para un pobre peregrino
cargado de vanidad.
¡Qué triste es la soledad!
qué sensación de vacío,
cada vez todo más frío,
más inerte, más amargo,
pero cada vez más largo
y terriblemente mío.


ANA OJOS CLAROS

Niña de los ojos claros,
Ana del verde mirar;
qué guardas tras esos faros
qué escondes tras su brillar,
ahora mar y ahora cielo
y siempre hielo.

Niña de rubia melena,
Ana vestida de sol;
el sol te besa y te llena
y en el pelo llevas sol,
por qué entonces estás fría
y vacía.

Niña de la piel morena,
Ana de dorada piel;
qué hay detrás de esa melena
y de esos ojos de miel,
qué llevas dentro encerrado
y callado.

¿Tienes algo bajo el pelo
o solo el verde mirar,
tienes algo bajo el cielo
de tus ojos verde mar?
niña rubia, niña fría,
Ana María.


TÚ JAMÁS

Esperé tu llegada inútilmente
y a través del cristal te quise ver,
me perdí en aquel quieto atardecer
cuando quise tenerte frente a frente.

Y te quise besar y quise ser
lo que fui para ti antiguamente,
lo que dejé escapar, indiferente,
lo que dejé morir sin nada hacer.

Pero el cristal ya nada reflejó,
tan solo me vi yo, yo nada más
como una marioneta que perdió

los hilos que la mueven desde atrás,
un muñeco de trapo me vi yo
bebiéndome en silencio tu jamás.

DESNUDO DE NOCHE

La alcoba vacía,
la cama tan fría,
regreso a mi casa
ya casi de día,
aplasto mi masa
grotesca, sombría,
y apunto hacia el techo,
desnudo, mi pecho.

Y entre los clamores,
los vagos vapores
de la borrachera,
la nada me espera,
me dice: no llores,
soy tu compañera,
y la veo en el techo
bailando en mi pecho.

Así me levanto,
sacudo mi espanto
con otra botella
prosigo mi canto
y busco una estrella
y bebo de ella,
matando al segundo
mi estúpido mundo.

Fue solo un momento,
despierto contento,
soy libre, es hermoso,
más libre que el viento,
y salgo dichoso,
tan libre me siento
que olvido, orgulloso,
que soy un fantoche
que llora de noche.


REFLEJO

Me está cubriendo el mar y agua me siento,
si el sol me está quemando, sol me creo,
horizonte lo soy si es lo que veo,
y si el aire me lleva soy el viento.

Y si quiero leer soy lo que leo,
si me quieren hablar soy el acento,
si me pongo a pensar, el pensamiento,
y si resuelvo herir, a quien golpeo.

Yo soy como son todas las cosas
y estoy en cualquier parte, en el ambiente,
en un trozo de mar, en una rosa,

en un camino estrecho, en una fuente,
soy el espejo en que se mira el mundo
porque todo refleja el vagabundo.


LO SIENTO

Solo fuiste una ilusión,
una ilusión nada más,
hoy comprendo que jamás
me llegaste al corazón.
Hoy te pido comprensión
y olvido, es mejor así,
no siento nada por ti
y del verano, en la niebla,
tú te vas hundiendo, Puebla,
y así te alejas de mí.


EL ANDÉN

Sentí sobre los ojos esa carga
que pugnaba en llorar, tan solo eso,
y ese frío que entraba hasta los huesos
y que hacía la espera más amarga.

La espera que vacía y que se alarga
y que agrieta la piel en el proceso,
esperando el amor o solo un beso
que aliviase el peso de mi carga.

Y de nuevo llegando estaba un tren,
y de nuevo mi vida se agitó
repitiendo otra vez el ven y ven…

mas tampoco este abril nadie llegó,
y el tren volvió a marcharse y el andén
se quedó tan vacío como yo.


VIENTO DE AGOSTO

Llegamos al jardín y en el sombrío
umbral de madrugada, entre las rosas,
cambiamos las miradas silenciosas,
la noche entre tus ojos y los míos.

Y yo quise decirte tantas cosas,
mas no pude decirlas, como un crío
que descubre el amor, que siente frío
y no sabe qué hacer entre tus rosas.

¿Entramos?, me dijiste, dije sí,
nos sentamos los dos, tan solo eso,
tus labios a los míos atraí;

la noche se apagó con aquel beso,
adiós, te di la espalda y me fui
con amor en la boca y en los huesos.


DESERCIÓN

Aún siento por mis venas
correr sangre caliente
y siento arder mi frente
con ansia y juventud,
y verterse en alud
mis locas ambiciones,
luchar mis ilusiones
como a brazo partido
con un mundo podrido
que gana posiciones
latido
tras latido.


ALGÚN DÍA

Yo sé que una mañana, al despertarme,
tu aliento sentiré junto a la almohada,
tu cuerpo entre mis brazos, tu mirada
con su tímida luz, acariciarme.

Y al verte frente a mí, enamorada,
sabiendo que ya todo vas a darme,
sentiré el temor de despertarme
y verme, como siempre, junto a nada.

Entonces no te extrañe, vida mía,
que yo quiera vivir ese momento
con la emoción que siempre pretendía;

perdóname si loco de contento
no te dejo marchar en todo el día
y me lleno de ti hasta el pensamiento.


EN LA FARSA

Yo siento que camino lentamente
cada vez más exhausto y más borroso,
y hasta siento el pasado doloroso
por ser siempre más claro que el presente.

Mi lento caminar ya no es ansioso,
mi estúpido pasar ya no es ardiente,
ya sigo por seguir, indiferente,
andando por andar y silencioso.

Y a fuerza de callar me siento extraño,
como si nada de esto va conmigo,
como estando de más en este engaño,

y me siento que soy solo testigo
de esta burla tremenda que hace daño,
de este falso camino donde sigo.


EL RITO

Cerré la ventana,
se llenó el vacío
del cuarto sombrío
con otra mañana,
y sobre la cama
tu cuerpo y el mío,
y en medio el hastío
envuelto en la calma.

Tus ojos miraba,
tus ojos abiertos
que estaban despiertos
y nada me daban,
y entonces pensaba
que todo había muerto,
y vi que era cierto
que todo se acaba.

Y luego veía
el largo camino,
el mismo destino
que a los dos unía,
tu vida y la mía
y el tiempo robando
lo mucho que en ambos
al principio había.

Y al querer hablarte
ya nada encontré,
tus ojos busqué
y tú los cerraste,
así que tomé
de nuevo, tu cuerpo,
¿quieres? pregunté,
y dijiste: quiero.

CONTRASTES

 Hay mares tranquilos
que en playas se mueren,
y débiles hilos
de espuma prefieren
a mares picados,
de plata bañados,
de furia encendidos,
de barcos perdidos
y nunca encontrados.

Hay lluvias sedosas
que mansas y suaves,
ni rozan las aves,
ni mojan las rosas,
y hay otras, rabiosas,
que rompen el cielo,
que arañan el suelo,
que son más hermosas
teñidas de duelo.

Y hay dulces mujeres
descanso del alma,
mujeres en calma
que son los talleres
del hombre averiado,
del hombre cansado
que busca un suspiro,
que quiere un respiro
al turbio pasado.

Y hay otras mujeres
vibrantes, bravías,
de ardientes quereres
y mantos de arpías,
más carne que hueso,
más sexo que seso…
mas hay quien prefiere
sus viciosos besos
de malas mujeres.


YO VAGARÉ

 Cuando me libere
de este sucio traje,
y en el equipaje
solo ponga el alma,
cuando todo en calma,
sin pena, sin llanto,
me cure de espanto
y vuele hacia el sol.

Cuando una mañana
se abra mi ventana
y el viento me lleve con él…

Entonces seré una fuente,
seré una estrella,
seré un camino,
entonces ya libremente
por todo el aire
yo vagaré.

Entonces seré la espera,
seré una tarde
de primavera,
entonces del claro velo
azul del cielo,
algo seré.

Cuando me libere
de esta carne blanda
a la que se manda
pero no obedece,
y que me parece
hecha para el llanto,
para la renuncia
y la abdicación.

Cuando los cristales
de mis ventanales
se rompan al fuego del sol…

Entonces se hará en mi noche
la luz del día,
el sol y el viento,
entonces al fin presiento
que por el aire
yo vagaré.

Y cuando miréis la noche,
miréis el día,
oigáis el viento,
mezclado en el firmamento,
por todo el aire
yo vagaré.


RAZONES AL SUELO

 Yo,
yo que soy cuadro de un solo color,
yo que soy fuente de una sola sed,
de una vieja fe
y de un solo ardor;
yo,
yo que soy huerto de una sola flor,
yo que soy puerto de un solo vapor,
de una vieja red
y de un solo adiós…
quiero que sepas
que tambaleas
con tu presencia,
con tus ideas,
mis pensamientos
y mis vivencias
y las razones
de mi existencia.

Tú,
tú que eres cielo y tierra a la vez,
que eres desierto y eres vergel,
una rosa hoy
y ayer un clavel;

que das tu vida por una ilusión,
tú que eres líder de cualquier razón,
que pones tu fe

y tu corazón…
 
quiero que sepas
que tambaleas
con tu presencia,
con tus ideas,
mis pensamientos
y mis vivencias
y las razones
de mi existencia.

Mas
hoy que la vida nos juntó a los dos,
y en el camino en que nos puso Dios
pareció brotar
un poco de amor;
es,
es el momento de dejar atrás
razonamientos y querernos más,
que, de proseguir,
mucho tiempo habrá…

ser yo tu sueño
y tú mis cosas,
inventar besos,
risas y rosas,
darnos cariño,
amarnos lejos,
ser como niños
y como viejos.


TU SOMBRA

 Yo pienso ...

tan solo en tu mirada,
tus ojos
que brillan en la nada.
Yo tengo
nostalgia de tu vida,
la siento tan perdida,
tan lejos de mi ser…

Me faltan ...

sonrisas en la noche,
aliento
verdad y pensamiento,
me falta
creer que estás conmigo,
durmiéndome a tu abrigo,
tenerte al despertar.

Yo llevo...

tu rostro adormecido
alegre
mirándome encendido,
y sueño
que estás enamorada,
que estás ilusionada
dejándote llevar.

A veces
tu imagen se despierta,
se mueve,
mi herida queda abierta,
de pronto
exige tu presencia
y el fuego de tu ausencia
me quema mucho más.

Me deja
más solo, más vencido,
me quedo
mirándome aburrido,
pues dentro
aparte de este sueño,
qué triste y qué pequeño
me encuentro al corazón.

Por eso
me aferro a tu mirada,
me llena
brillando tras la nada,
tan solo
te pido que dormida
me sigas por la vida,
me sigas nada más.

Y darme
nostalgia y amargura
besarme

a tientas con dulzura,
hundirse

 tu nada con la mía,
y allá en la lejanía
mentirme por piedad.


MAÑANA LLOVERÁ

Hoy que la lluvia
quiere envolverme
con agua y viento,
vuelve a traerme
tu pensamiento
y a enloquecerme.

Así tu imagen
vuelve a ser mía,
porque la lluvia
tu imagen toma;
hoy, que llovía
volvió Paloma.

Y oí tu risa
que se rompía
en mi ventana,
no era la lluvia
sino tu risa
esta mañana.

O eran tus manos
blancas, temblando
contra el cristal;
era tu aliento
que me llamaba,
no el vendaval.

Y vi tus ojos
que me miraban,
ojos de lluvia
que me lloraban,
que me pedían,
que me quemaban…

Por eso, ciego,
al levantarme
voy a asomarme
a mi ventana,
y mientras llego
le pido al cielo:
¡por Dios, que llueva
esta mañana!

Y así tu imagen
vuelve a ser mía,
porque la lluvia

tu imagen toma...
hoy que llovía
volvió Paloma.


TODOS MATAN LO QUE AMAN

 Todo el mundo mata lo que ama;
aquello que con más fuerza persigue,
una vez que lo atrapa cuando huye
y lo consigue,
lo destruye.

Todo el mundo mata lo que ama,
hoy más que nunca sé que es realidad,
todos juntos matamos la verdad
porque la amamos,
y nunca a la mentira, pues la odiamos.

Yo, que ansioso de amor no lo encontraba,
y vi a mi juventud sola y perdida,
tuve al fin algo hermoso, que me daba
su simple corazón, su simple vida,
sin pedir nada.

Sin motivo, sin causa, fui matando
como un ladrón demente, su ilusión,
acabando fui con fría precisión
su cariño y su fe,
sin un por qué.

Yo tuve en mi vida algo sincero,
algo limpio que daba y no pedía,
¡yo tuve un corazón entre mis manos…!
sencillo, transparente y anhelante
de darse entero a mí,
¡y yo, al destruirlo, me reí!

Porque todos matamos lo que amamos
aquello que de jóvenes tenemos
por grande y por hermoso, lo pisamos,
lo escondemos,
y en una noche oscura lo matamos.

 Yo también maté mi pensamiento
porque siempre brillante lo creí,
deshice su ambición y su talento,
a fuerza de alcohol lo embrutecí
y en algo miserable convertí
hasta hacerlo mi angustia y mi tormento.

Porque el hombre mata lo que ama,
ciega la luz, enturbia el manantial,
destruye la inocencia, y en el mal
se revuelca, solo y satisfecho,
removiendo el fango con su pecho.

Yo todo lo que quise lo maté,
todo, mas aun queda mi vida,
mi cuerpo enfermo y viejo que gasté
tan solo en destruir… yo no lo quiero
¡yo no lo quiero,
por eso estoy aquí y no me muero!


MI HUERTECILLO

 En el campo muere un día
un perro se oye ladrar,
hay una mano vacía
que ve otra tarde acabar:
la mía.

Y ve la mano vacía
que nada quiere sembrar,
llenarse de noche fría
el campo que no quería
abonar.

En el bolsillo
guardo la mano,
canta un cuclillo
sobre un manzano,
yo miro ufano
mi huertecillo,
con las dos manos
en los bolsillos.

Y el campo se va agostando,
no lo riego, me divierte
ver el surco agonizando,
y la semilla, el sol fuerte
secando.
Y me río de mi sombra
durmiendo una buena siesta,
mientras la gente se asombra
¡a trabajar, que no es fiesta!
 me renombran.

Y cuando en los huertecillos
vecinos, los pobres parias
se matan, yo en el bolsillo
tengo el contrato y el dinerillo
de una bendita inmobiliaria.

Y en el bolsillo
guardo la mano,
canta un cuclillo
sobre un manzano,
yo miro ufano
mi huertecillo
y enciendo un sano,
rubio pitillo.


ANA, PALOMA Y MARISA

Oigo su nombre en la brisa
del mar, y pienso en Marisa,
me trae su recuerdo el viento
del mar, su cara, su acento
y su risa.

Mas luego su imagen toma
otro cuerpo, el de Paloma,
y sus brazos calurosos
y sus besos candorosos
que impresionan.

Después entra en mi ventana
otro recuerdo, y es Ana,
con sus ojos tan profundos
como abismos, como mundos
del mañana.

Las tres llegan a mi mente,
las tres, silenciosamente
me acarician y me besan,
y su cariño me expresan
más ferviente.

Y al despuntar la mañana
me hundo en los ojos de Ana,
y por la tarde es Paloma
la que en sus brazos me toma,
mas de noche tengo prisa
por volver junto a Marisa
y mañana
empiezo otra vez con Ana.

Yo las quiero
a las tres, una por una, las prefiero,
y es que es
¡tan difícil escoger entre las tres!

¿Y es que existe
un problema que sea más dulce y triste?


JOHNNY VEN

 Al pie de la sepultura,
la niña bella llorando,
sus labios están temblando
susurrando una oración;
maravilla su hermosura
aunque el dolor va marcando
y rompiendo y marchitando
poco a poco su expresión.

Había fuego en su mirada
cuando el aire, sorprendido,
oyó de nuevo el gemido
al lamentar a su bien;
pues la niña abandonada
con el corazón partido,
repite siempre el sonido:
“vuelve Johnny, Johnny Ven”.

Y recuerda con tristeza
las palabras que dijere
el día en que se fuere
en aquel lejano tren:
“esclavo de tu belleza
sabrás que a ti te prefiere
y como a nadie te quiere
tu Johnny, tu Johnny Ven”.

“No temas, mi niña hermosa
que yo volveré algún día,
y esperando ver querría
a ti amor, mi dulce bien;
y blanca como una diosa
serás para siempre mía,
que a ti su vida rendía
tu Johnny, tu Johnny Ven”.

En la tumba recordando,
las palabras repitiendo,
las noches pasa gimiendo
sin poder hallar retén;
y la vida va pasando,
otros amores muriendo,
mas ella siempre diciendo:
“vuelve Johnny, Johnny Ven”.

Y cuentan los que soñaron
que el amor fue tan tremendo,
que al ver la niña pidiendo
lloró de pena el edén;
y un milagro realizaron:
de los cielos, resurgiendo,
volvió a casa sonriendo
aquel Johnny, Johnny Ven.


SIN ALIENTO

Voy buscando, peregrino,
aguas limpias, cielo abierto,
mi destino…
siento atrás el peso muerto
de mi vida y el camino
tan incierto…

Conmigo llevo una llama
que ilusionada palpita,
que me inflama
pero que se debilita,
que ante la tiniebla clama
y se agita.

Voy enterrando ilusiones,
voy perdiendo el sentimiento,
mis visiones se ciegan y solo siento
convertir mis ilusiones
en lamentos.

Y cada vez más helado,
y cada vez más inerte
y acabado;
y cada vez menos fuerte,
insensible y entregado
a mi suerte.
Voy rodando en mi escapada,
se me vuelve sucia y fría
la mirada,
y las lágrimas de un día
me impiden ver la alborada
que quería.

Voy pisando mi destino,
mas sus gritos no los siento
en el camino,
y solo en este momento
sé que soy un peregrino sin aliento.

Al que dieron una llama,
estúpida maravilla
que me inflama,
para verla, pobrecilla,
apagarse, mientras clama
y se humilla.

Mas sigo el camino incierto,
voy andando sin pensar,
voy como muerto;
voy buscando sin hallar,
voy queriendo despertar…
y no despierto.

ME IRÉ DE MADRUGADA

 Me iré de madrugada
sin decir nada,
sin hacer ruido;
me iré como he venido,
sin senda clara,
como perdido…

Y miraré en la puerta
solo un segundo
tu imagen yerta,
y volveré a mi mundo
con mi ansia muerta
de vagabundo.

Con un nuevo fracaso
que ya no avisa,
que no hago caso,
y bebiendo si prisa
el agrio vaso
de tu sonrisa.

Y miraré en tu frente
gotas de amor,
gotas calientes,
y perder su calor
y ser mejor
indiferentes.
Pasará en un momento
nuestra aventura
desde el encuentro:
de ilusión a ternura,
tu vano intento
y mi locura.

Y me echaré a la espalda
con risa amarga
y aire cansado
nuestro tiempo pasado,
su triste carga
y mi pecado.

Y al despertar mañana
solo una lágrima
será tu resto;
y al abrochar tu falda
ya me habrán puesto
tras de tu espalda.


DONDE HAY AMOR

 
Me preguntas, amigo,
lo que debes de hacer,
y yo, mudo testigo
de tu ayer,
de tus pasos conmigo
y de nuestro vivir,
algo quiero decir
de esa mujer.

Donde hay amor,
donde hay verdad
ya se acabó
la libertad,
y el cambio no
debes de dar,
libre es mejor
tu soledad.

Ser libre es primero,
el cariño después,
aguanta en el sendero
sin amor,
aparta su calor,
evítate sentir,
y así podrás vivir
mucho mejor.

Donde hay amor,
donde hay verdad
ya se acabó
la libertad,
y el cambio no
debes de dar,
libre es mejor
tu soledad.

Y mira hacia delante,
y bebe el horizonte,
y vive como antes
lleno de ti,
sin nadie que te aguante,
sin nada que te apriete,
contigo solo vete
por ahí.

Donde hay amor,
donde hay verdad
ya se acabó
la libertad,
y el cambio no
debes de dar,
libre es mejor
tu soledad.

LA SOLTERONA

 Está sola, paseando
la solterona,
por la calle va callando,
mientras la van criticando
las matronas.

Ya no se casa la Lola,
¡es que es tan fea!
Ya ni por carambola,
mírala, va siempre sola,
¡es que es tan fea!

Al aire frío
de tarde añeja,
se oye la queja
de su hastío,
cuando se aleja
su andar vacío,
su andar sombrío
y se hace vieja.

Ya ha pasado los cuarenta,
nadie se arrima,
ella ha perdido la cuenta
de los años que comentan
las vecinas.
Está sola, está cansada
pero marcharse
para empezar desde nada,
en otra tierra olvidada…
mejor quedarse.

Y así otro día
de otro verano,
sin una mano
que tanto haría,
vuelve temprano,
ya no confía
que cambiaría
lo cotidiano.

En su pueblo tiene casa
y se asoma
al balcón, mientras que pasan
niños que gritan con guasa:
¡solterona!

DESCANSE EN PAZ

 Junto a la tapia
de un cementerio
jugaba un niño…
y era su juego
tiraba piedras
sobre una tumba
que estaba abierta.

Y dijo el muerto ¡ay, ay, ay!
y dijo el muerto ¡ay, ay, ay!
márchate niño
no tires más,
deja mis huesos en paz.

Yo que del mundo me fui
por no aguantarte a ti.

Junto a la tapia
de un cementerio
una pareja…
y era su juego
rumor de besos,
dulces palabras,
riñas y celos.

Y dijo el muerto ¡ay, ay, ay!
y dijo el muerto ¡ay, ay, ay!
fuera de aquí,
no os améis más,
dejad mis huesos en paz.

Yo que del mundo me fui
por no aguantarte a ti.

Junto a la tapia
de un cementerio
una familia…
y era su juego
comer tortilla,
oír la radio,
ser muy cotillas.

Y dijo el muerto ¡ay, ay, ay!
y dijo el muerto ¡ay, ay, ay!
anuncios no,
no más serial,
dejad mis huesos en paz.

Yo que del mundo me fui
por no aguantarte a ti...
yo que me quise matar
para poder descansar.

“IN”BECIL

 Cuando sabes que estás sola
solo bebes coca-cola,
mas si sabes que estoy yo
pides daiquiri o cointreau.

Si te crees que no te veo
disfrutas con un tebeo,
y luego fardas un tren
diciendo: “leo a Verlain”.

Dices: “el arte y ensayo
me enloquece, me desmayo,
mas te aburres como un hongo
tú prefieres el bailongo.

Discutes por tontería
de cualquier filosofía,
pero te crees que Marcuse
es el primo de Mabuse.

En una boutique de moda
te pasas la tarde toda,
y te da rabia que había
todo igual en Galerías.

Fumas como un carretero,
te gastas mucho dinero
sin que te guste fumar:
es solo para fardar.

Tienes la cara preciosa
y te pones asquerosa
con rabos, pecas, colores
y a veces, hasta con flores.

En cuanto oyes sonar
un disco, quieres bailar,
y te pones a parir
si no te quiero seguir.

No hay un momento tranquilo,
siempre me tienes en vilo,
siempre con tus gustos nuevos
me tienes hasta los... pelos.

Eres muy mona, muy rica,
pero yo no soy marica,
yo quiero a una mujer
no a un pedazo de pastel.

Así que ya sabes, nena,
aunque estés mejor que buena
de que seas tan idiota
estoy hasta las... narices.

Y es que lo dijo Lenin:
no se puede ser tan “in”,
y es que lo dijo Sorolla:
no hay que ser tan gili...tonta.

TE OLVIDARÉ

 Yo sé,
yo sé
que algún día te habré de olvidar
tal vez
tal vez
ya no quede tanto que esperar.
Así,
así
una tarde al pasar junto a mí
ya no
ya no
sentiré el corazón estallar.

Volverá
a caminar
junto a mí
una nueva ilusión,
reiré
sin forzar
sin querer
sin poderlo evitar,
sentiré
renacer
otra vez
otro poco de amor,
viviré
para hacerlo
brotar
para hacerlo crecer.


Ya no tendré
arañándome el alma
esas noches
sin nada de luz,
ya no estaré
abrazado a la almohada,
como un niño
llorando tu adiós.

Y tú
y tú
te habrás ido de mí, no estarás,
y tú,
y tu
de mi mente por siempre te irás.
Y yo
y yo
gritaré que soy libre por fin,
y yo
y yo
dejaré de vivir para ti.

Pero aquí estoy
llorando tu ausencia,
esperando
pidiendo tu amor,
pero aquí estoy
como un niño llorando,
como un niño
llorando tu adiós.


NOCHES DE MOMBELTRÁN

 Noches claras, silenciosas,
¡yo sé que no volverán…!
aquellas noches dichosas,
las noches maravillosas
de Mombeltrán.

Yo las viví intensamente,
las viví con la emoción
del que sabe ciertamente
que es lo último que siente
el corazón.

Estaba mi alma vacía,
mi adiós profundo en el suelo
y yo con rabia vivía…
mientras la noche veía
en tu pelo.

Y en tus ojos tan abiertos
que a mí no me reflejaban,
no se refleja el desierto,
la vida en ellos saltaba
y yo… muerto.
Vivimos la noche entera
yo con angustia y con sed,
tú con suave primavera,
¡qué bonita es la primera
vez!

Yo mi agonía abrazaba,
tú te abrazabas a mí,
yo el sentimiento enterraba
mientras el tuyo brotaba
allí.

Allí, en las noches calladas,
mis noches antes del frío,
antes de la madrugada,
con mi niña ilusionada,
con Rocío…

Noches claras, silenciosas,
noches que no volverán,
las noches llenas de rosas,
las noches maravillosas
de Mombeltrán.


POBRE TORO

 Del silencio y la penumbra
pasa al ruedo y se deslumbra
y le llaman
y le engañan
y le hieren porque sí,
la barbarie se deleita
es el día de la fiesta,
porque hay hambre
de la sangre
de un pobre toro infeliz.

Todos quieren torearlo,
todos quieren humillarlo,
le persiguen
y consiguen
ver su carne desangrar,
está solo con la gente,
está solo con la muerte
cuando siente
nuevamente
el hierro en el costillar.

Se muere,
se está muriendo el toro,
un torito moro
sin peso ni edad,
al pobre
le clavan el acero
hasta en el trasero
de tanto clavar.
Y cuando exhala el último mugido
ya malherido
recordará
el campo abierto y la verde hierba,
y de la arena
renegará.

Adiós campos de mi tierra,
adiós verde, verde hierba,
aire frío
y el rocío
de cualquier amanecer,
y se cae sin una queja
y le cortan las orejas
mientras grita
la bendita
la bendita gente en pie.

Se muere
se está muriendo el toro
un torito moro
sin peso ni edad,
al pobre
le clavan el acero
hasta en el trasero
de tanto clavar.
Y cuando exhala el último mugido
ya malherido, recordará,
el campo abierto y la verde hierba,
y a la arena maldecirá,
y en la arena se morirá.

TU PELO, TUS OJOS TU BOCA

 Ya nunca seré feliz,
ya nada puede esperar,
ya nunca podré besar
tu pelo...

tu pelo al mover
el viento y tapar
tu cara y jugar,
jugar y reír,
tu pelo al sentir
mis manos tocar,
tu pelo sin ti
sin ti…

Ya nada parece igual,
la risa se terminó,
hoy ya no puedo mirar
tus ojos...

tus ojos de azul,
tus ojos de mar,
mirarte y pensar
pensar en vivir,
tus ojos sentir
los míos quemar,
tus ojos sin ti
sin ti…

Ya nunca tendré tu amor,
ya nada puedo esperar,
ya todo se terminó.

Y solo en el caminar
callando el último “ven”,
y ya sin poder rozar
tu boca...

tu boca al hablar,
tu boca al reír,
mi nombre decir
te quiero y besar…
y estar por estar,
vivir por vivir,
mi vida sin ti
sin ti…

Ya nunca tendré tu amor,
ya nada puedo esperar,
ya todo se terminó.


DIME LOLA


Lola
en un pueblo te encontré,
sola,
en un pueblo estabas sola,
quise
apartar tu soledad
y ahora
estoy más solo que Lola.

Dime
Lola
qué me has hecho, qué me has dado,
dime
Lola
que ya no se estar sin ti.

Dime
Lola
por qué en mi vida has entrado
Lola
Lola
si nada quieres de mí.

Tú sin embargo, estás bien
viviendo siempre tan sola,
tú vives sin un por qué
y yo no vivo sin Lola.


Dime
Lola
qué me has hecho, qué me has dado,
dime
Lola
que ya no sé estar sin ti.

Lola
cuando del pueblo me fui,
sola
al marchar te vi tan sola,
Lola
algo me llevo de ti,
sola
también mi alma ahora está sola.

Dime
Lola
qué me has hecho, qué me has dado,
dime
Lola
que ya no sé estar sin ti.

Dime
Lola
por qué en mi vida has entrado,
Lola, Lola,
si nada quieres de mí.


MOMENTO


Fue un momento:
tú bajabas de aquel taxi
y hasta dentro
del portal corriendo fuiste.

Era tarde
y tu madre te esperaba…
yo saltaba
tras de ti y en la escalera
“¡Paloma!”, te grité
mientras tus ojos
sorprendidos, miraban
hacia fuera.

Hacia mí, que fue un momento
pero qué sensación entonces tuve,
“Paloma al fin,
al fin te encuentro”,
y temblaba,
solo sé que temblando te miraba.

“Vida mía”,
no lo dije, lo sentía,
tú hablabas del chico con que fuiste,
“lo he pasado muy bien
¿cómo has venido?”
pero yo no te escuchaba,
solo sé que temblando te miraba.

“Vida mía”,
te abracé, te besé, no comprendías
que a mi ilusión
estaba acariciando,
mientras sentía
que todo, menos tú, se fue borrando.

Cuando te fuiste
en la escalera, sin saber cómo,
me retuviste,
y estando solo
aun la imagen de tu cuerpo
se quedaba,
aún la luz de tus ojos me cegaba.

Fue un momento
perdido, como tantos, en el tiempo,
el momento
que hoy venero,
que hoy de nuevo me asalta
triste y fiero.

Y al mirarme
en tus ojos enormes, al besarme
con tus labios abiertos,
el recuerdo
me hace revivir aquel instante
y me pongo a temblar...
¿no es ya bastante?


MÍA

 Es extraño, inocente y hasta loco
pero es así
yo… yo estoy enamorado de ti.

De tu pelo
que me cierra el camino de tu cara,
tu mirada
sin cariño, aun helada,
sé que alguna vez será de cielo,
tu sonrisa,
tan escasa, tan de prisa
tú la escondes, pero un día
durará mucho tiempo y será mía,
y tus besos
que se alejan, que son fríos,
serán dulces, calientes… serán míos.

Y tu aliento
y tus cosas,
y tu vida que tan lejos hoy la siento,
que se escapa,
que me ignora,
borrará con después mi triste ahora;
será un día
que llena de mí toda te sientas,
ese día
en que solo te importe que te quiera,
sin exigir ya más, solo quererte
como te quiero yo: a mi manera.

Ese día
me mirarás alegre solo al verme
caminar junto a ti y parecerme
mentira tu cariño frente al mío,
y en mis ojos
se verá reflejada tu mirada
todo el día,
todo el día…
te veré distinta, ilusionada,
enamorada,
mía.


MIS NENAS

 Pequeñas, frágiles rosas
vosotras que sois los seres
que ponéis gotas hermosas
en mis sueños y en mis cosas:
…mis mujeres.

Mis niñas ilusionadas,
me lleváis con vuestro encanto
a otra nueva madrugada,
y de azul tiñe mi nada
vuestro manto.

En unos ojos hundidos,
en otros brazos, ferviente,
en una boca perdido,
buscando al cariño ido
el siguiente.

Infatigable poesía
que a vuestro calor renace
y en vuestro calor crecía
y sin saber lo que hacía
ni qué hace.

Me quitáis y me dais todo,
vosotras sois mis haberes,
os quiero de cualquier modo,
y teneros codo a codo
…mis mujeres.

Mis rubias y mis morenas,
unas guapas, otras menos,
las que sois malas o buenas,
todas, todas, sois las nenas
de mis sueños.

Pero el cura está insistiendo
y mi novia junto a mí,
y los invitados viendo,
todos pendientes oyendo
que dé el sí.

Adiós mis nenas de ayer,
adiós mi dulce equipaje,
¡tuvo que ser lo que hoy es!
adiós, pues, hasta después
del viaje.

ALELUYAS

 Dicen que en cada región
uno tiene su afición,
y su manera de hablar
para las cosas nombrar.

Así los que son de Huelva
gustan en tomar conservas,
en cambio, los de Gijón
se conservan con jamón.

Los vecinos de Belchite
los garbanzos les repiten,
y resulta que en Betanzos
repiten cuando hay garbanzos.

Los habitantes de Oller
disfrutan con nada hacer,
en cambio, los de Granada
prefieren el no hacer nada.

El vicio que hay en Bilbao
es comer el bacalao,
pero es peor en Motril
¡que lo comen al pil-pil!

En Madrid, a las mujeres
con mil piropos se hiere,
y sin embargo, en Balbuena
solo se saben ¡tía buena!

Los vecinos de Teruel
quieren comerse un pastel,
pero los indauchutarras
una docena… ¡gularras!

Los nacidos en Buendía
a la mujer llaman tía,
en cambio, los del Batán
a la mujer llaman plan.

Los vecinos de Buitrago
siempre exclaman: ¡otro trago!
mas hete aquí que en Pancorbo
solo dicen: ¡otro sorbo!

Al alcalde en Mazarrón
le llaman cacho cabrón,
y sin embargo, en Palencia
le dicen hasta excelencia.

Los vecinos de Gandiá
se emborrachan por el día,
y en cambio, los de Granada
empiezan de madrugada.

La mujer de Panadés
suspira por los ye-yes,
en cambio a las de Navarra
les gusta la carne en barra.

Dicen que ya en Benidorm
de gentes hay un horror,
y creo que en Almendralejo
queda una mula y un viejo.

A la alcaldesa en Calcuta
la llaman hija de puta,
y en cambio a la de Nebrija
le llaman puta a su hija.

En el norte, por doquier
priva el vino y la mujer,
y en el sur, negro y cetrino
priva la mujer... y el vino.

MI CUMPLEAÑOS

 En otro tiempo
qué alegre era
mi cumpleaños…
solo ilusiones,
solo juguetes
entre mis manos.

Sombras dichosas,
tiempos felices
en el pasado…
¡cuánta alegría
al despuntar
el nuevo día!

¡Un años más,
si ya son diez,
si eres un hombre…!
… y los regalos,
y los pasteles
de cumpleaños.

Y en cambio ahora,
cuánta amargura
en este día,
en que se fueron
las ilusiones
como vinieron.
Las esperanzas
tan deseadas,
no se cumplieron,
al ser un año
siempre peor
que el anterior.

Ya no hay sonrisas,
no hay emociones,
todo está lejos…
los años pasan,
ya tengo más,
ya quedan menos.

Pero recuerdo
que en otro tiempo,
¡qué alegre era
mi cumpleaños!
solo ilusiones,
solo juguetes,
solo pasteles
entre mis manos.

HOY ES DISTINTO

 Hoy me siento lleno
y no es de esperanza,
ni son ilusiones
lo que tengo aquí;
hoy ya no son sueños,
hoy no son visiones,
hoy me siento lleno
muy lleno de ti.

Te he dejado en casa,
tengo aún en la mano
calor de tu mano,
color de tu hablar,
y luz de tus ojos
y eco de tu aliento,
¡y es que en todo siento
tu imagen vibrar!

Hoy sé que te quiero
por fin es verdad,
al fin puedo hablar
sin mentir, de amor;
lo que no pensaba
al fin me ha llegado
al fin me ha llenado
y siento temor.

Temor de que creas
que te estoy mintiendo,
temor que no veas
que te siento en mí;
temor que lo hermosa
que hoy se ve mi vida,
se quede sin Rosa
más sola y odiosa
que antes sin ti.

Y es que hoy estoy lleno
y no es de esperanza,
ni son ilusiones
lo que tengo aquí;
hoy ya no son sueños,
hoy no son visiones,
hoy me siento lleno
muy lleno de ti.

 

COMO UNA ROSA

Y tú pasabas
altiva y fría,
y ni mirabas
ni sonreías.
Y creí que eras de hielo
mas te quería,
pero más lejos que al cielo
yo te sentía.

Y el tiempo no consiguió
que te ablandaras,
tus ojos dijeron no,
pues tu mirada
jamás expresaba nada.
Entonces me decidí
y a una carta me jugué
el todo, y sin pensar
yo te abracé,
y en tu asombrado mirar
yo te besé.

Y al abrazarte
te sentí temblorosa,
débil y dulce, y dichosa,
y desmayada entregarte.
Luego te vi abandonarte
asustada, angelical,
como una tímida rosa
a un vendaval.

De repente
toda tu fuerza cayó,
la noche vio
lo que nunca vio la gente.
Al fin, llorosa,
me miraste y fuiste mía
como una rosa,
la menos fría,
la más hermosa,
la más bravía.


HACIA NADA


El sendero llega lejos,
yo no sé dónde termina,
veo a mi alma, que camina
sin cesar;
y esas flores que mirando
tristes ven al vagabundo,
al pasar me van gritando
“¡olvídala!”.

Y los árboles sin hojas
que antes verdes parecían,
no dan sombra y se perdían
al pasar;
y sus ramas, que jugando
vieron su dicha y la mía,
al andar me van gritando
“¡olvídala!”.

Y esa fuente que se esconde
junto al borde del sendero,
aguas limpias que nos vieron
reflejar;
hoy solo me están mirando,
yo sé que al verme se apenan,
¡y hasta ellas van gritando
“olvídala”!

Y ese cielo que me vio
quererla cada vez más,
y jurarla que jamás
la olvidaré,
hoy al verme caminando
como un loco hacia la nada,
¡hasta él me va gritando
“olvídala”!

¡No puedo, y quién me ayuda!
Alguien contesta: “podrás,
sé que tu la olvidarás,
te ayudaré”;
y la Muerte, que callando
me siguió por el sendero,
se me acerca susurrando
“olvídala!”.


LLUVIA

 Los ojos que la querían,
y que de amor se quemaban,
y que de amor deslumbraban
las luces que lo encendían…
que tras los suyos corrían
con un fulgor tan ferviente,
que la fiebre del demente
en su brillo se pintaban,
bajo la lluvia lloraban
por el amor que les miente.

En la lluvia me encerraba,
¡que la lluvia me perdió!
y en su llanto, recordaba
al amor que se llevó
junto al agua que cayó,
mi corazón que sentía,
que esperaba, que sufría,
que más que ninguno amó,
y al que el agua no apagó
el fuego que lo encendía.

Pero la lluvia, cayendo,
rumor de besos traía,
y el aire que la envolvía
de amores me fue mintiendo.
Y aun el engaño sabiendo,
mi vida entera la di,
aunque al besarla sentí
que en la boca me dejaba
no el amor que yo esperaba,
sino el amor que perdí.

Hoy despacio, van pasando
los jóvenes sonriendo,
y el agua que está cayendo,
corazones va juntando.
Y lentos me van dejando,
¡no me miréis al pasar!
que a veces, sueño encontrar
en vosotros, nuestras vidas,
que bajo la lluvia, unidas,
se aman... hasta despertar.


ESA MAÑANA


Esa mañana
que después de un enfado
pensé;
esa mañana
en que todo ha acabado
y soñé…
he despertado,
y esta vez ya no es sueño,
es verdad,
hoy, de mi lado
te marchaste, y ya nunca
vendrás.

Esa mañana
que en mis ratos más tristes
pensé,
y luego al verte,
al mirarte, al tenerte,
borré…
Hoy, ni tus ojos,
ni tus besos, ni nada
tendré,
hoy se que nunca,
querer como quise
podré.

Esa mañana
que en mis noches más tristes
pensé,
y luego al verte,
al volver a tenerte
borré…
hoy ha llegado,
hoy no es sueño,
es cruel realidad,
hoy, de mi lado
te marchaste y jamás
volverás.

Soy libre, pienso,
ya soy dueño de mí,
de mi ser,
mas luego siento
que sin ti ya no quiero
nada tener;
yo sé que nunca
de mi vida el recuerdo
se irá,
yo sé que siempre,
el amor que te di
vivirá.


JÚRAME

 En la última cita. Ella se cansó de quererle. Bajo un viento fuerte que agita los árboles,
hay un hombre cansado que quiere y espera.

 El hombre que espera
tan solo a que llegue
la hora postrera
del último adiós…
la tarde que muere,
el sol que se fuera…
¿es que nadie quiere
calmar su dolor?

Pensé
… y por qué,
y recordó, aquel

“Júrame que nunca
podrás olvidarme
júrame que amarme
será tu verdad;
júrame que solo
a mí podrás darme
tu amor, y llenarme
de felicidad.”

Pensó… y gritó

¿Por qué me juraste
lo que tú creías
pero no sabías
si aquello era amor?
por qué comparaste
capricho a delirio,
¡me hiciste martirio
después, con tu adiós!

El parque en silencio,
la noche cerrada,
un alma cansada
espera un por qué;
mas nadie responde,
que está fracasada

que está desolada
su vida con él.

Pensó
… y por qué,
¡qué poco vale
tu júrame!

Y la noche oscura
escucha un lamento,
y entonces, el viento,
le siente gemir;
palabra y locura
se mezclan al tiempo,
y en el firmamento
aún se oye decir:

…y por qué
… y por qué.
¡Qué poco vale,
qué poco vale
tu júrame!


QUÉ SOLO LO SABEN ELLAS

 Pregúntale a las estrellas
que por qué se la llevaron;
pregúntaselo a las bellas,
que solo conocen ellas
el cielo en que la dejaron.

Pregúntale al firmamento
si por sus confines fueron,
detén al furioso viento,
que te conteste un momento
en dónde te la escondieron.

“¿Por qué me la arrebataste,
por qué, si yo la adoraba,
por que tú te la llevaste
si con ello me robaste
la vida, que en ella estaba?”

Y en silencio el hombre aquel
en su dolor se encerraba,
sobre el corazón, la hiel,
amor grande, vida fiel,
mientras, cansado, lloraba.

“Ángel del cielo, belleza,
llévame cerca de ti,
que me hundo en la vileza,
que me quema la tristeza
del amor que yo te di”.

Y se oye una voz cadente
que dice el viento, dolido,
una voz suave y ferviente
que sin esperanza siente
el corazón malherido.

Pregúntale a las estrellas
que por qué se la llevaron,
pregúntaselo a las bellas,
que solo conocen ellas
el cielo en que la dejaron.

BUSCA UN SENTIDO A LA VIDA

Envuelta en la esperanza
mi alma, en tinieblas sumergida,
perdida en noche oscura,
sin luz en la negrura,
se enfrentó al gran misterio de la vida.

Nací no sé por qué,
de una madre que pudo ser cualquiera,
pero antes que llegué
fui nada, y solo sé
que entre ser y no ser, no hay frontera.

Que pude ser dichoso,
que pude estar hundido en el olvido,
que pude ser famoso,
o que pude ser odioso,
virtud o vicio, vencer o ser vencido.

Viviendo mal, temiendo
ser pobre, ser poco es un pecado,
las lágrimas bebiendo
y al fin siempre muriendo:
quieras o no, el cuerpo es enterrado.
Delante de la muerte
somos iguales, y el hombre desespera
que no es cuestión de suerte,
librarse de la muerte
el hombre no puede aunque quisiera.

Su mano les aterra,
a todos les arrastra y les envía
a nada, y les encierra,
les saca de la tierra,
y nunca más se habló del que moría.

¿Qué es eso, es un demente?
¡A un moribundo hoy riendo he visto!
No, ciego, es un vidente,
el único ferviente
que se muere de amor: se llama Cristo.

DESPUÉS

La canción que sonaba,
la noche entera,
y la luna brillaba
de luces fiera…
la nostalgia en el alma,
tus ojos vi,
y al mirarlos sentí
que te quería,
como aquel primer día
en que te conocí.

Las estrellas llenaban
el firmamento,
y las flores mezclaban
su aroma al viento;
como en un dulce cuento
tu pelo vi,
y al mirarlo sentí
que te quería
como aquel primer día
en que te conocí.

En la noche encantada
de aquel verano,
en la noche callada
cogí tu mano;
y al hacerlo, mi vida,
tu boca vi,
y al besarte sentí
que te quería
como aquel primer día
en que te conocí.

Y aunque todo ha pasado,
tan solo imploro
el volver a tu lado
a decir que te adoro;
que recuerdo aquel día
en que te conocí,
y al mirarte sentí
que te quería,
y que tú fueses mía
a los cielos pedí.

Hoy, tu amor recordando,
soñé tenerte,
y en mis sueños, temblando,
volví a verte…
pero sé que ha pasado,
que te perdí,
y esta noche sentí
que te quería
más que aquel primer día
en que te conocí.

                                                              NO HAY QUE OLVIDAR


Un hombre viejo miró a la vida,
y nada en ella el pobre vio;
miró a su tumba, vio su partida,
y con el alma rota y dolida,
“yo por qué muero”, se preguntó.

“¿Qué has hecho antes?” le preguntaron,
yo no hice nada, le respondió,
“mil como tú antes pasaron,
vivieron solo, luego marcharon,
y nadie de ellos se recordó”.

El viejo, entonces, miró adelante,
sombría y triste la muerte vio,
en su guadaña, negra y punzante,
el fin de todo llegó triunfante,
sintiendo miedo se estremeció.

“Pues nada hiciste, nada tendrás”
dijo la muerte, y así avanzó,
el viejo, loco, miró hacia atrás,
¡espera, espera, hay algo más!
y ella, muy cerca de él se paró.

¿Te acuerdas -dijo -cuando rezaba?
La vida es larga, se me olvidó,
volver quería, ya lo intentaba,
mas no podía, no recordaba,
¡no ves que mi alma se me perdió!

“Pues olvidaste, nada tendrás”
-dijo la muerte, -y así avanzó,
el viejo quiso volver atrás,
buscó a su alma, pero jamás
volvió a encontrarla: se le rompió.

Y así fue todo: el negro manto
de su existencia se apoderó,
y aún se escucha, terrible, el llanto
de a quien la muerte impuso espanto
cuando una noche se lo llevó.

Si las cenizas dispersa el viento,
si los recuerdos no volverán,
si con la noche, al firmamento
hombres se lleva la muerte adentro,
sus almas rotas, ¿dónde se van?
.


DONDE TÚ ESTÉS

 

En la litera
el hombre muere,
el hombre espera
no sabe qué…
ella, que fuera
su amor, le llora,
y solo implora
morir con él.

Las manos juntas,
ella de hinojos,
los verdes ojos
vuelve a cerrar,
pues aún escucha
su despedida,
que ya en la vida
podrá olvidar.

“Más que dejarte,
más que quererte
y no encontrarte
al despertar,
me duele el verte
por mí sufriendo,
por mí queriendo
morir quizá”.

“Cuando un recuerdo
rompa tu calma,
y sufra el alma
si no me ves,
piensa que nunca
sola estarás,
que me tendrás
donde tú estés”.

“Cuando las lágrimas
tus ojos cieguen,
y si te hieren
al recordar,
mira hacia el viento,
te hará callar,
te hará llegar
mi pensamiento”.

“Que no habrá nada
que nos separe,
quien lo intentare
un loco es;
pues hoy te juro
que estaré siempre,
eternamente,
donde tú estés”.

JAMÁS TE OLVIDARÉ

Luna de novia vestida
la noche de estrellas fue
y la promesa perdida:
“te quiero más que a mi vida
y jamás te olvidaré”.

Carita que me miraba
con ojos llenos de amor,
mi vida que la entregaba,
cuando la Luna brillaba
con su triste resplandor.

“Eres mía” la gritaba
y de su voz escuché
su eterna frase perdida:

“te quiero más que a mi vida
y jamás te olvidaré”.

Pero una noche, el destino
sin piedad, los separó,
y convirtió en peregrino
al hombre que se dejó
la vida, tras su camino.

Hoy la ha visto y ha sentido
el corazón estallar;
blanco de novia el vestido,
luces, flores, ha sabido,
que hoy mismo se va a casar.

La iglesia llena de flores,
¡la más bella en el altar!
deslumbrando resplandores,
¡viva la novia! clamores
junto al ramo de azahar.

Y un vagabundo, sentado,
en un rincón se veía,
aquel corazón cansado
que con amor fue quemado,
por la novia se moría.

Y sus ojos se encontraron
cuando la novia marchaba,
pero nada recordaron,
y solo se preguntaron
por qué aquel hombre lloraba.

La iglesia queda vacía,
la boda ya terminó,
y en la penumbra sombría,
el hombre que la quería,
en la muerte se durmió.

MARÍA DEL MAR

 

Oigo el viento en la playa sonar,
levantando la arena y gemir,
y llevando las olas del mar
una a una, despacio a estallar
y morir.

¡Hoy la playa que solo me ve!
Sola y triste, que grande es tu pena,
si parece que ayer te crucé
y colores a miles conté
en la arena.

Con el sol, que en lo alto abrazaba,
con el cielo y la brisa hacia ti,
y en tu arena el amor se ocultaba,
y su flecha encendida apuntaba
hacia mí.

Bajo el sol, de repente, aquel día,
vi en el agua su imagen pasar,
al llamarla dijeron: “¡María!”
y pensé: para mí eres María
del mar.

Porque mar en sus ojos había,
que eran verdes, de dulce mirar,
mar había en su piel, en su risa,
en su pelo y su aliento era brisa
del mar.

Y en las noches, María era amor,
cuando sola en la playa, al final,
en mis brazos se hundió sin temor,
¡y sus besos tenían sabor
de sal!

Mas de pronto yo supe que un día
nunca más vi sus ojos brillar,
¡se marchó para siempre María!
y yo supe que así la perdía,
pues de ella tan solo sabía
su nombre: María del mar.

Oigo el viento la arena mover
en la playa desierta y gemir,
y las olas marcharse y volver,
y mirando el otoño venir
y la lluvia caer.

Y yo grito: ¡María no está!”
a la playa desnuda y tan sola,
y pregunto si un día volverá,
y ese viento que rompe las olas
me contesta:”ya nunca vendrá”.

¡Mas el viento en la noche mentía!
¡Hoy, dormida, la he vuelto a besar!
Pues el mar, aunque muerta, traía
más bonita que nunca a María…
del mar.

LA VUELTA

Soplaba un viento que
me obligó a ponerme el jersey,
y allí solo, en la terraza del café,
con el mar abajo,
con las rocas blancas de espuma
tuve frío.

El cielo estaba gris
¡no es raro eso en Zarauz!
pero en octubre es más oscuro,
todo está solo
y huele a lluvia.

Tengo frío,
solo siento eso hoy
último día de mi verano,
el mantel de colores fuertes,
un pernod en la mesa
y el camarero, silencioso y ausente.

Tengo el coche a la puerta,
con la maleta, todo listo,
pero algo me faltaba:
eran los recuerdos, que se quedaban aquí
en el café, en el mar picado,
en el cielo gris y en el viento.

Me vino una canción a la memoria:
“ya nunca podré olvidar
el verano en que me amabas”,
esto es el cierre, el fin
del capítulo más hermoso
y único de mi vida.

Por eso consumo hasta las heces
estas últimas gotas de afán,
“tengo miedo al invierno
sin tus recuerdos llenos de sol”,
porque todo esto muere en Madrid,
lo aplasta, lo ahoga el asfalto,
la prisa, el trabajo, los nervios
y la lucha.

Aquí está mi alma al aire,
las emociones a flor de piel
en poca cosa: en la playa, en una roca,
bajo unos tamarindos, en la brisa
de mar y lluvia, en el mantel,
en el pernod… en tu imagen
diciendo adiós, en tus ojos…

Nunca me viste llorar
y hoy al irme
lo hice, y te extrañaste,
mi adiós no es solo a ti,
mi adiós es ancho y profundo
y no tiene vuelta ni salida.

Se me han nublado los ojos
y en la boca tengo el gusto amargo
del sentimiento.

Tengo frío,
media vuelta y todo habrá acabado
carretera adelante,
es mi estúpido cambio:
brisa de mar por humo,
vida por nada.

Ha sido fácil:
un salto, un choque,
¡y aquí para siempre
aplastado contra una roca!


LA GRAN RESPUESTA

Qué oscuro despertar…
pero qué triste,
la nada me envuelve;
sé pensar,
he traspasado el mundo
estoy muerto,
falta poco,
ya llega
la verdad.

No tuve más remedio:
el suicidio,
tengo que conocer
que hay más allá,
¿existe el cielo,
existe lo infinito,
qué existe?
¡yo quiero la verdad!

El mundo me negaba
la respuesta,
yo, loco, buscaba
sin hallar.
Nadie pruebas me dio,
solo supuestos
¡yo quiero conocer
qué hay más allá!

Y al fin estoy aquí.
tiemblo esperando,
espero la respuesta
la verdad…
no llega nada…
nada me recibe
¡lleno de nada
se encuentra el más allá!

Destino horrible pensar
en las tinieblas,
tremendo absurdo pensar
en no pensar…
pero ya al fin conozco
el gran secreto:
el único que ve
el más allá.

La nada es caprichosa,
huele a tierra…
la nada tiene aire
respiro mal…
y aprisiona mi cuerpo…
con madera…
pero ¿¡y estos gusanos
subiendo viscosos por mis manos!?

ENGÁÑAME OTRA VEZ

Dime cosas, mi amor,
dime esas cosas
maravillosas,
que nos hacen soñar
en el pasado
casi olvidado.

Vuelve a hablarme otra vez
muy quedamente
muy dulcemente,
otra vez del amor,
diciendo “siempre”
“eternamente”.

No recuerdo que ya
estemos hartos
de soportarnos,
y que el tiempo mató
sin gran dolor,
mi fe y tu amor.

Mas cerremos los ojos
y así juremos
que nos queremos,
recordando aquel día,
aquella noche
en que creía
que el amor era eterno
cuando jurabas
que me adorabas,
y que nada en el mundo
podría olvidarnos
ni separarnos.

No me culpes a mí,
tampoco a ti,
cúlpale al tiempo,
a su lento pasar,
lento matar
de sentimientos.

Y engáñame otra vez,
dime esas cosas
maravillosas
que un día dijimos,
cuando los dos
tanto sentimos.

Y engáñame otra vez,
habla de amor
de fe y verdad;
y engáñame otra vez,
solo una vez,
una vez más.

 

VUELVE!

Hay un sabor que me amarga,
una risa que se pierde,
aprieta una oscura carga
…vuelve!

Hay un espacio vacío,
hay promesas que no vienen,
hay un camino sombrío
…vuelve!

Busco un calor que no tengo,
oigo una boca que miente,
en unos brazos me vengo
…vuelve!

Y luego el débil quejido
de la tarde que comprende,
que anochece mi gemido
…vuelve!

Y la muda, quieta pena,
y la luz que no se enciende
y el aire que no me llena
…vuelve!

Y un recuerdo que palpita
en un árbol se detiene
y entre sus ramas me grita
…vuelve!

Y el silencio que me toca
¡tengo miedo que me bese
con su agria y fría boca
…vuelve!

Y el vacío que me espera,
el vacío que me envuelve
y la nada compañera
…vuelve!

Y yo solo en el camino,
y el sonido que se pierde
de mis pasos sin destino
…vuelve!

Vuelve a casa, tengo frío,
tengo miedo y oscurece,
estoy solo, estoy vacío,
¡por lo que más quieras… vuelve!

DULCE NOVIA

En la noche silenciosa,
triste y bella,
va brillando más preciosa
que una estrella.

Es la novia ilusionada
que suspira,
es la novia enamorada
que delira.

Con el ruido de las hadas
se ha dormido,
y son perlas en cascadas
su vestido.

Y los duendes y las flores
se callaban,
y en el aire los amores
se encontraban.

Y en la noche perfumada
con el viento,
la princesa está encantada,
como un cuento.

Que nadie me la despierte,
ve dormida,
que despertar es la muerte,
no la vida.

Como la más blanca luna
va radiante,
y es la reina de la bruma,
tan brillante.

Como la más blanca diosa,
ve dormida,
que eres la flor más hermosa
de la vida.

A mi novia ilusionada
sonreí,
cuando dijo, enamorada,
solo sí.

NO ES TARDE

El hombre a su lado pasó,
mas nadie sus puertas cruzaba;
el templo vacío quedó,
y nadie a su Dios escuchó,
que dentro, muy solo, gritaba.

Y allí nadie entraba,
y todos le huían,
y aquello quedaba
muy triste y sin luz;
y qué solo estaba,
¡y cómo sufría!
pues nadie quería
besar en la cruz.

El hombre, cansado, paró,
y luz en tinieblas clamaba,
delante de Dios se postró,
con ansia un por qué preguntó,
con llanto un por qué le imploraba.

Y el aire traía
rumor de perdones,
y arriba, legiones
gritaron que sí;
que nunca es tardía
la vuelta a los dones,
y bellas canciones
sonaron allí.

El alma sufría
la vida quemaba,
el hombre lloraba
aún su dolor;
y Dios sonreía
y allí perdonaba,
y luz derramaba
al mundo, el Amor.

El hombre a la vida salió
y el templo en silencio quedaba,
mas Dios allí siempre quedó,
y al hombre otra vez perdonó
en cuanto a sus puertas llamaba.

ADIÓS DIRÁ

Está sonando la marcha nupcial,
se está casando mi amigo,
está contento, yo río también
aunque hoy yo pierda un amigo.

Y ante el altar
al decir sí
dirá que no
a nuestras vidas,
a nuestro andar
acá, allí
a nuestro ir
entre sonrisas.

Adiós dirá
a tanto flirt,
a tanto plan
tanto beber,
lo cambiará
por su mujer,
a mí también
que fui su amigo.

Está sonando la marcha nupcial
se está casando mi amigo,
está contento, yo río también
aunque yo pierda un amigo.

Pero tendrá
otra ilusión
que llenará
tal vez, su vida,
será un señor
y no un chaval,
esta será
su despedida.

Adiós dirá
su juventud,
su soledad
su libre hacer,
lo cambiará
por su mujer,
a mí también
que fui su amigo.

Está sonando la marcha nupcial,
se está casando mi amigo,
está contento, yo río también
aunque hoy yo pierda un amigo.

Adiós dirá
su libertad,
su soledad
su libre hacer,
lo cambiará
por su mujer,
a mí también
que fui su amigo.

Está sonando la marcha nupcial,
se está casando mi amigo,
está contento, yo río también
aunque hoy yo pierda un amigo.


EL INDIFERENTE

Yo que soy,
yo, que estoy,
y no sé
dónde voy,
sin hablar
sin pensar,
sin poder
ya soñar,
vengo aquí
ante ti,
a pedirte tan solo palabras,
a encontrar
otra vez
tu mirada, tu risa y tu sed.

Solo así,
nada más,
a pedir,
a esperar,
mi pasar,
mi seguir
y un cuerpo encima
que ríe y que va…
y un cuerpo encima
que ríe y que va.

Y después
otra vez
a marchar,
a pasar,
cuando tú
pidas más
de lo que
puedo dar,
cuando tú
tú ya no
te conformes tan solo con besos,
pidas más
veas que yo,
yo qué poco, qué poco doy yo.

Soy así
nada más,
mi pedir
mi esperar,
mi pasar
mi seguir
y un cuerpo encima
que ríe y que va…
y un cuerpo encima
que viene y que va.

LA DIFERENCIA

“Haz lo que digo”
me dijo uno,
“haz lo que digo”
otro me habló;
yo me callé
sin hacer caso…
y fracasé.

“Sigue adelante”
me dijo uno,
“no sigas, para”
otro me habló;
yo me callé
y no hice caso,
y fracasé.

“Tienes que hacerlo”
me dijo uno,
“haz esto otro”
alguien me habló;
yo me callé
sin hacer caso…
y fracasé.

“¡Loco, rebelde
haz lo que digo,
loco, mendigo
de tu soberbia!”
Yo me callé,
seguí adelante,
y fracasé.

“¡Loco, te hundes,
haz lo que digo,
loco, mendigo,
fracasarás!”
Yo le imité…
¡…y fracasé!
pero ya nunca
me levanté.

MI PIZARRA

Sobre su cara
la tiza corre
y nunca para,
escribe sobre
el encerado
los mil absurdos,
grotescos, burdos,
quedan grabados.

Y los axiomas,
y los problemas
que a diario tomas,
que a diario cenas…
¿cómo resistes,
cómo digieres,
cómo persistes
y no te mueres?

“Haz como yo”
me dijo ella,
y se borró.

Si tú, pizarra,
eres mi mente,
locuras grabas
eternamente…
ya no es posible
escribir más,
ya es imposible:
¡estallará!

“Haz como yo”
me dijo ella,
y se borró.

Borré la mente,
quedó limpiada,
vi de repente
en mí, la nada.
Vacío sentí,
angustia tuve,
pensar no pude,
¡a ella pedí!

“Haz como yo”
dijo, “no temas”,
y se llenó
de mil problemas.


EL MENDIGO

Acabado, entristecido,
el mendigo limosna me imploraba,
y su rostro envejecido,
amargado, dolorido,
quemaba…

Y al pedir, a cambio daba
las palabras que nadie recogía,
que a nadie interesaban,
que el aire se llevaba
con el día…

Mas yo escuché: “se siente
que la vida tan solo decepciona,
que todo ya nos miente,
mañana, ayer, presente
nos traiciona”.

“Mis vanas ilusiones
hacia mí, en pedazos, se volvieron,
mis locas pretensiones,
mis grandes ambiciones
se rompieron…”

“Y un día al despertar,
vacío y olvidado me sentí,
un día fui a rezar
y al no poder llorar
cuánto sufrí…”

Entonces contesté:
¿por qué miraste tú tan solo a otros
si dentro está la fe,
si buscas un por qué
que está en nosotros?

“Miré, me dijo”, ¡amigo,
el alma, desde dentro me pedía!
el alma pordiosera
es algo tan horrible que mendigo
me pareció magnífico… hacia fuera”.

LOCA Y ARDIENTE

Entre sueños, mi mente,
me abandona furtiva,
porque presa, cautiva
y amargada se siente;
es que loca y ardiente,
a que duerma se espera,
y hacia el cielo viajera,
yo la siento partir.

Y la miro vagando
por estrellas y mares,
y sus locos pesares
me despierto soñando;
y la sigo mirando
en la noche, en el viento,
recorrer sin aliento
por llegar hacia ti.

A los sueños que fueron,
a los tristes rincones
de las rotas pasiones
que en el tiempo murieron;
y a las rosas, que vieron
tu mirar hacia ellas,
cuando un cielo de estrellas
tuvo envidia de ti.

En un mundo sin tiempo
a esa playa tan sola,
con espuma de olas
que se rompen al viento;
cuando el dulce lamento
de tu voz escuchaba,
y en la noche juraba
mi cariño por ti.

Por la estrecha ventana
ya regresa la mente,
y al volver la mañana
vuelve, triste, a mi frente;
ella siempre me engaña:
“ya su amor he olvidado”,
pero luego, a tu lado,
vuelve ciega a partir.

Y a la noche siguiente,
me abandona, furtiva,
porque presa, cautiva
y amargada se siente;
es que loca y ardiente,
a que duerma se espera,
y hacia el cielo viajera
yo la siento partir.

R.I.P.

La cortina, suavemente,
se descorre y el ambiente
se oscurece;
la pantalla se ilumina
y mi mente se fascina
y se adormece.

Mas de pronto se despierta
y parece que está muerta,
muerta y fría;
y todo se desvanece,
y la sala me parece
tan vacía…

La puerta gano corriendo
y a la calle sigo huyendo
sin parar,
y las luces me van viendo,
y mis lágrimas queriendo
iluminar.

Las calles llenas de gente
que pasan tranquilamente
sin saber,
sin saber que estoy pidiendo,
y sin ver que estoy gimiendo
como ayer.

Y luego entro en un bar
buscando solo olvidar
pero no olvido,
porque muerto quedará
y su imagen se vendrá
siempre conmigo.

Éramos como hermanos,
pues compartimos diez años
penas y glorias;
era mi fe y mi alegría
mi búho, que traje un día
de Soria.

MAÑANA SIN TI

Y qué triste es pensar
que ese día llegó,
que una tarde al pasar
junto a mí
no verás,
todo lo que se fue,
todo lo que perdí,
ese mundo de vida
de cielo
y de amor.

Y qué triste es pensar
que al mirarme ya no
sentirás lo que un día
tu alma invadió…
cómo voy a penar
cuando sepa que tú,
el amor que me diste
a otro darás.

Y ese mismo reír,
y ese mismo llorar
y tus manos, tus ojos
y tú
que fuiste mi afán,
y ese mismo querer
y ese mismo besar
que eran míos tan solo
y tu vida,
de otro será.

Y tan solo pensar
en tu muerte querer,
recordando los días felices
que no han de volver;
y venir a vagar
por los sitios que ayer
recorrimos muy juntos
y ahora
¡qué solo me ven!

LA NENA

En el puerto
la sirena
suena a muerto,
pero suena,
vuelve un barco
que hoy estrena
hombre muerto,
gloria y pena.

Y una nena
en el puerto
mira al barco,
mira al muerto,
y se llena
con el marco
de ese barco
en ese puerto.

Mira al barco,
mira al muerto,
mientras suena
la sirena,
y está yerto
mientras suena
la sirena
y su concierto.

Y una nena
grita aitá,
pero aitá
no la hablará,
“que seas buena”
ya no oirá,
“hola nena
soy papá”.

Y en el puerto
está la pena
de una nena
por un muerto,
mira al muerto,
mira al barco
que es el marco
de su muerto.

ABRIL

Se oye en el campo el murmullo
cuando la lluvia moja el pan,
besa la lluvia un capullo
y al besarlo lo hace suyo
con su pálido besar

moja al inquieto cuclillo,
moja a la liebre informal,
moja al descalzo chiquillo
y a aquel anciano amarillo
que nació con el lugar,
que nació con el lugar.

Mansa la lluvia caía,
blanda la lluvia de abril,
mientras la tarde moría
y una semilla crecía,
una semilla entre mil,

y aquel aroma sentía
y aquella paz tan sutil
cuando en el alma tenía
la primavera que ardía
pese a la lluvia de abril.

El cristal empañado y frío,
la lluvia viene de lejos,
y trae el paisaje sombrío
el campo desierto y mío
y aquellos recuerdos viejos,

la casa seria y templada,
los troncos en el hogar,
aquellas tardes sin nada
entre la gente olvidada,
la gente de mi lugar,
la gente de mi lugar.

Mansa la lluvia caía,
blanda la lluvia de abril,
mientras la tarde moría
y una semilla crecía,
una semilla entre mil,

y aquel aroma sentía
y aquella paz tan sutil
cuando en el alma tenía
la primavera que ardía
pese a la lluvia de abril.

UNA COPA POR TI

Una negra melena,
una faldita corta,
unos ojos de almendra
y esa gracia al andar,
ayer volví a verla
después de tanto tiempo,
ayer volví a tenerla
frente a mí sin hablar.

Alguien tocaba
sus blancas manos,
alguien besaba
su juventud,
alguien tenía
su vida mía,
era el pasado
con otro al lado,
con otra luz.

Yo no sé si al mirarme
sus ojitos de almendra
se llenaron de pena,
se llenaron de mí,
ella dio media vuelta,
buscó entonces un beso
y lo tuvo, pero eso
quizá fuese por mí.

Y alguien se iba
con ella al lado,
seguí sentado
en aquel bar,
pedí otra copa
bebí su nombre,
y como un hombre
me eché a la espalda
mi recordar.

Y su negra melena
y su faldita corta
y sus ojos de almendra
y su gracia al andar,
alguien se la llevaba,
brindé solo por ella,
vacié la botella
y me fui de aquel bar.


EL BORRACHO

Débil pasó vacilante,
ojos llenos de aguardiente,
dónde va, qué es lo que siente,
qué guarda bajo su empacho
el borracho.

Camina con breve paso
recorriendo mostradores,
ese el mendigo del vaso,
y en su camino es el vino
su destino.

Aquí y allá, no alborota,
bebe y paga y se diluye,
quizás una risa rota
es su único sonido,
su gemido.

Está a solas con su mente,
con su vaso de aguardiente,
con su pasado borroso,
sintiendo su muda queda
que se aleja.

Ahogada su pena está,
por eso ríe el borracho,
por ver que muda se va
y así la despide, ufano,
con la mano.
Y entonces no bebe más,
en su camastro se agita,
mas, soñando, vuelve atrás,
y al despertar está al lado
su pasado.

¡Vete de aquí! y no hace caso,
¡muérete ya! y no obedece,
el olvido está en un vaso,
en un vaso de licor
de un mostrador.

Y allá va, quiere borrarse,
y allá va, quiere evadirse,
quiere de vino llenarse,
mirar atrás, verse frío
y vacío.

El borracho quiere nada,
el borracho quiere vino
porque el vino le da nada,
y quiere de nada empacho
el borracho.

EN EL SILENCIO

Una música suena
en mitad del camino,
y de ella se llena
el caminar;
atrás vuelvo a mirar
pero nada me sigue,
pero nada persigue
mi continuo pasar.

Y un perfume en la calma
siento quieto en la tarde,
está seca mi alma
de sentir,
y no quiero seguir,
y si vuelvo la frente,
mi sombra solamente
tras de mí quiere ir.

Las piedras del sendero
testigos de mis pasos,
¡una palabra quiero
quiero oír!
pero no hay qué decir
y al mirar hacia atrás,
oigo el viento y no más
con su ronco gemir.

Y el silencio caliente
y los ojos sin luz,
y la boca sedienta
y el dolor,
y el continuo temor
de sentirme mendigo,
de estar solo conmigo,
con mi seco sudor.

Pero siento otros pasos
a mi espalda sonando,
y me vuelvo mirando
sin pensar:
una mano al pasar,
una sonrisa ver,
un hombre, una mujer
que llene el caminar.

Pero todo se esconde,
pero nada me sigue,
pero nada responde
a mi gritar,
y yo quiero no estar
pero yo sí que estoy,
pero yo sí que voy
con mi eterno pasar.


EL LOCO

Cuando la tarde declina
camina
hacia otro lugar su mente
de frente,
por senda que no termina.

Es el camino del loco
que poco
de senda abierta contiene,
el loco
por ella se va y no viene.

Su débil mente se agita
maldita,
entre imágenes grotescas,
burlescas
que “¡loco, loco!” le gritan.

Y quiere el aire beber,
tener
entre sus manos el viento,
o lento
quiere al pájaro entender.

O quiere el cielo besar,
andar
sobre una tela de araña,
con caña
quiere a la tarde encerrar.

El loco bebe el camino
sin vino
descubre un mundo diario
al sino
de su ser imaginario.

Se evade del pueblo viejo,
añejo,
que ve las tardes iguales,
espejo
de siglos, de quietos males.

El loco todo lo inventa,
contenta
su sinrazón alborota,
idiota
pero joven, nueva, alienta.

Y al salir del pueblo aquel
su mente
ve a la gente reírse de él,
y él...
él se ríe de la gente.

SOY LIBRE YA

Cresta de olas
blancas de espuma,
la arena quema
y el solitario
duerme y se llena
con su cadena
de presidiario.

Cuenta las olas
rompe ilusiones,
mientras se agita
como maldita,
su alma caliente
que ya ni grita,
que ya ni siente.

Porque no encuentra
lo que buscaba,
y ya ni espera
lo que esperaba:
no está en la roca,
no está en el viento,
su libertad
la lleva dentro.

Está encogida
y prisionera
entre la carne
del que quisiera
verla salir,
verla saltar,
poder vibrar
con su latir.

Y el caminante
llora dormido
su cometido
de carcelero;
se mata en sueños,
y así su empeño
le gritará:
“soy libre ahora”,
“soy libre”, llora,
“soy libre ya”.

EL PAJARILLO

Te posas en una rama,
el fruto, entonces, te llama,
y tú, glotón impaciente,
tú, goloso impenitente,
de esa rama
saltas y allí picoteas,
en el juego te recreas y solo dejas
el hueso,
y al comer, tu breve peso
balanceas.

Luego vas a una ventana
y así la fresca mañana
vas con tu canto anunciando,
con tu pico vas hablando
esa mañana
del verde de los caminos,
del bosque espeso de pinos,
del agua de quietas fuentes,
de tu caminar de frente
sin destino.

Y así despiertas temprano
cada día del verano
con tu garganta ambarina
que el viento y el sol afinan
y de su mano,
al sol y al viento te lanzas
y el cielo rápido alcanzas
y en una nube te meces,
y en esa nube anocheces
y descansas.

Desayunas con semilla,
almuerzas de maravilla
con dos granates cerezas,
y luego a cantar empiezas
mientras brillan
de mil luces tus ojillos,
porque tú, pequeño pillo
sabes tu suerte imponente
de ser solo y simplemente,
pajarillo.


SONABAN LAS GUITARRAS

Sonaban las guitarras
fundidas en la arena,
la noche estaba llena
de ti, que la llenabas;
sonaban las guitarras
mis ojos te seguían,
mis brazos te pedían
y tú me enamorabas.

Y el lento pensamiento
que entonces despertabas,
tu piel acariciaba,
jugaba con tu aliento;
sonaban las guitarras
sus cuerdas y tu acento
y yo de sentimiento
allí me emborrachaba.

Tus ojos y tu risa,
tapándote la brisa,
la playa era tu marco,
el agua tu sonrisa;
la noche era de farra,
mis ojos te seguían,
sonaban las guitarras
y entonces te quería.

Y al rojo de falda
o al negro de tu blusa,
mi mente, ya confusa,
te dio débil la espalda:
al eco de guitarras
despacio me marchaba
al ver que simplemente
de ti me enamoraba.

Y mientras se perdían
los ecos en la arena,
a solas me bebía
sangría: vino y pena…
callaban las guitarras
y ya no te veía,
callaban las guitarras
y solo me reía.

PERO NO GRITARÉ

Contigo me dormí
y en ti me desperté,
la noche entera fue
tu piel mi compañera;
llenándome de ti
de ti me emborraché,
tu boca me bebí
sin que te viera.

Temblaste sin querer,
soñaste sin sentir,
tu cuerpo de mujer
y tu alma fueron míos;
llegó el amanecer,
volviste a sonreír
y volviste a encender
mis ojos fríos.

Y te volví a besar
y a darte mi calor,
te fuiste a levantar
mas yo no te dejaba;
“es tarde, por favor,
me tengo que marchar”,
noté luego un sabor
que me amargaba.

Y la puerta al abrir
y el adiós al decir
y la mano agitar
tu despedida;
y mi voz al gritar
y tu nombre llamar
y tu vida sentir
contra mi vida.


Y el vacío notar
y la almohada abrazar
y pedir un por qué
que no responde;
y mis horas sin fe
que llenar nunca sé,
no las puede llenar
más que tu nombre.

Quizá luego al salir
te volveré a encontrar
volveré a saludar
a tu marido;
indiferente hablar,
quizás hasta reír,
querrá tu hijo jugar
conmigo.

Y al decirte mamá
en él te besaré,
el niño no sabrá
por qué se escapa
mi lágrima, caerá,
caerá como mi fe,
a ti preguntará
el qué me pasa.

Y tú, tú que eres mía
la mano me darás,
la mía temblará
como la tuya;
con ellos marcharás,
el brazo le darás,
tú, tú que eres mía
y eres suya.

Y yo que pintó aquí
y qué puedo yo hacer,
y qué me importa a mí
el mundo entero;
y se pone a llover
y estoy solo sin ti,
y me vuelve a doler
lo que te quiero.

Pero no gritaré,
pero nadie me oirá,
pero nadie sabrá
que estoy llorando;
hacia casa me iré,
mi mujer me verá,
¿cómo estás? me dirá
“ya ves… tirando”.


LA VIEJA

Sentadita en una silla,
con trapos negros cubierta
a la sombra de su puerta
su mirada ya no brilla
ni su mente se despierta.

En quietas tardes sin nombre
duerme el sueño de las viejas,
borrando el tiempo las quejas
de las que anduvieron sin hombre
y así llegaron a viejas.

De las que vieron el día
hacerse noche sin prisa,
borrarse llanto y sonrisa
y ver que el tiempo corría
y el final llega y no avisa.

Dejando solo en la frente
arrugas que el sol agrieta,
y venas que en manos quietas
pende un rosario ferviente
que con sus manos aprietan.

Su marco, un pueblo cualquiera,
su música, el campanario,
y llegar hasta el sagrario
de la iglesia, compañera,
su peregrinar diario.

La vida poco la dio
¡qué poco pidió a la vida!
quizás un hombre que no
tuvo nunca y deseó,
mas todo aquello se olvida.

No hay recuerdos, su memoria
como todo, se oscurece,
allí sentada parece
que sin terminar su historia
ya no está: desaparece.

La vieja no está despierta,
la vieja espera su suerte,
la vieja siente a la muerte
sentada al pie de su puerta
esperando a que despierte.


LOS MUERTOS

Sobre una chapa de cobre
un hombre estrena una caja,
y cuando entre sogas baja
buscando la tierra, el pobre,
le miran los ojos yertos
de los muertos.

La tierra entonces te abriga
te abraza con muda queja,
la tierra, la tierra vieja
que siempre será tu amiga
en el bárbaro desierto
de los muertos.

Al irse el último amigo,
al secarse luego el llanto
llega el silencio y es tanto
que muerte lleva consigo,
que está en los ojos abiertos
de los muertos.

Y en la noche solo estás,
estás muerto con mil más,
en la noche nada ves,
allí estás aunque no estés,
velarás el sueño incierto
de los muertos.

Tendrás calor, tendrás frío
y nunca te moverás,
igual que entraste estarás
hasta quedarte vacío,
tú eres abono en el huerto
de los muertos.

Y con la boca hacia arriba
y las manos sobre el pecho,
la madera como lecho,
los gusanos como criba,
en el bárbaro concierto
de los muertos.

Tu eres el punto final
de una vida sin sentido,
eres el postrer latido
de un grotesco carnaval,
¡qué tristes payasos yertos
sois los muertos!

Y poco más: una flor,
una lágrima en la tumba,
la interminable penumbra
y a pudrirse en el calor,
en el calor seco y yerto
de los muertos.


                                                                                                                                                                                                © Javier de Lucas