Mi patria no es suelo, ni idioma, ni el son
del himno más bello, ni es una bandera,
ni es una historia ni una frontera...
no tengo más patria que tu corazón.
Que no me pregunten que de dónde son
mi vida, mi meta, mi tierra, mi llanto,
que de dónde vengo, que cuál es el canto
de mis horizontes y de mi razón.
No tengo más patria que tu corazón
ni más esperanza que la de tus labios,
mi fuerza es la fuerza que tienen tus brazos
y miro la vida desde tu balcón.
No tengo más canto que el de tu canción
ni tengo más ritmo que el que hay en tu cuerpo,
no tengo más sueño que tu propio sueño
que vive en la calma de tu habitación.
Eres en mi barco la vela y timón,
tú marcas el rumbo por todos los mares,
eres mi destino, el faro, la llave
que abre del todo mi imaginación.
No tengo más tierra, escudo o blasón
que no sean tus ojos, tus labios, tus manos,
cambié mis inviernos por esos veranos
que están en el fondo de tu corazón.
Por eso mi patria es una prisión
y yo el prisionero, encantado y fiel,
mi patria es la cárcel que abriga tu piel,
no tengo más patria que tu corazón.
TU ROSTRO
Contemplaba tu retrato
ligeramente amarillo,
quizás de tanto mirarlo
o del tiempo trancurrido,
y como siempre, pensando
si era más parecido
a la virgen de Leonardo
o a la virgen de Murillo.
En la línea de los labios,
en su suave recorrido
estaba el sublime trazo
del gigante transalpino;
pero en los ojos gitanos
latía el mágico brillo
del mirar iluminado
de la virgen de Murillo.
Contemplaba tu retrato
como un acto clandestino,
como un hábito sagrado,
cotidiano, como un rito,
y retomaba el pasado
sin moverme de mi sitio,
prisionero de tus labios
y de tus ojos cautivo.
De tantos besos, de tantos,
a cuál más lento, más vivo,
a cuál más largo, más sabio,
más dulce, más encendido...
de aquellos ojos, milagro
de secretos compartidos
y de sueños dibujados
en lienzos indefinidos.
Contemplaba tu retrato
desde el final al principio
para encontrar el lejano
itinerario perdido,
y como siempre, pensando
si era más parecido
a la virgen de Leonardo
o a la virgen de Murillo.
Porque en tu rostro había algo
angelical, inaudito,
indefinible, fantástico,
mágico, irreal, distinto;
porque tu rostro era el canto
del ancestro, del principio,
del ideal, del encanto,
del mejor de los caminos.
Por eso, cuando hice el trato
de relegarte al olvido,
cuando quemé tu retrato
en un adiós compulsivo,
lloré por estar quemando
junto a ese rostro, tan mío,
a la virgen de Leonardo...
y a la virgen de Murillo.
A PESAR DE TODO
A pesar de la noche que vigila
esperando que llegue su momento
para pintar la sombra en nuestros días,
para borrar la luz de los recuerdos,
a pesar de la noche que se agita
por querer apagar pronto este fuego
pidiendo a nuestra llama que se extinga,
a pesar de la noche, seguiremos.
A pesar de la gente que nos mire,
que no entiende un poema ni un misterio,
que no sabe de lazos invisibles
que mantienen unidos nuestros sueños,
a pesar de la gente que nos dice
que no tiene sentido lo que hacemos,
que el amor ya no cuenta, ya no sirve,
a pesar de la gente, seguiremos.
A pesar de los años que se pasan
deprisa algunas veces, otras lentos,
entre desilusiones y esperanzas,
entre banalidad y desconcierto,
a pesar de los años que separan,
que hacen crecer sin tregua los silencios,
que marchitan las flores, las miradas,
a pesar de los años, seguiremos.
A pesar de la vida que no ha sido
generosa con este amor sincero,
que dejó a la intemperie nuestro nido
cuando apenas nació y era tan tierno...
a pesar de la vida que ha querido
separar nuestras almas, nuestros cuerpos,
y arrojarnos al fondo del olvido,
a pesar de la vida, seguiremos.
VOLVEREMOS A VERNOS
Volveremos a vernos, no sé cuándo ni dónde,
quizás el mes que viene o en el próximo año,
en la sombra de un parque que del ruido se esconde
o en un café del centro, del trabajo cercano.
Me contarás tu vida apresuradamente
mientras miras inquieta la gente a nuestro lado,
habrá luces y sombras en lo que tú me cuentes,
quizás una sorpresa, quizás algunos cambios.
Mirándome a los ojos, sin perder la sonrisa,
la tuya, que la mía se la llevó el diablo,
me hablarás de tu vida, te hablaré de la mía,
te cogeré un instante, a escondidas, la mano.
Y en un momento dado, cuando no te des cuenta,
como un ladrón furtivo te rozaré los labios
con un beso de niños, con un beso de menta
que tendrá la dulzura de nuestros veinte años.
Tus ojos en mis ojos, un apunte de lágrima
brillará en la mirada cuando nos despidamos,
pasaremos después, nuevamente, una página
de este diario nuestro, sin tiempo y sin espacio.
Volveremos a vernos, quizás el mes que viene
o pasado mañana o el próximo verano,
alguna cana nueva recorrerá mis sienes,
alguna nueva arruga resecará tus labios.
ME DUELEN
Me duelen las alas rotas
de los que nunca volamos,
barquitos sobre las olas
del mar en que naufragamos,
me duelen tanto tus labios
porque poco los besé,
me duele la juventud
que sin ti desperdicié.
Me duelen los ojos tristes
de los que tanto lloramos,
los abrazos que me diste
al marchar, al separarnos,
el tiempo que nos pasamos
pensando en nosotros dos,
me duele la ingratitud,
el cruel, absurdo adiós.
Me duelen las primaveras
que nunca pasamos juntos,
los silencios, las esperas,
los años y los segundos
que anduvimos por el mundo
en distinta dirección,
me duele tu nombre, grito
que brota del corazón.
Me duelen las campanadas
del reloj de las ausencias,
nuestras almas separadas
por salvar las apariencias,
me duelen las impaciencias
de volverte pronto a ver,
mas sobre todo me duele
no saberte mi mujer.
AMORES PERDIDOS, AMORES ETERNOS
Volvieron a verme mis pájaros tristes,
esos que se marchan cuando no te pienso
y que puntualmente, sus alas humildes
me rozan la mente cuando te recuerdo.
Ahora que vuelves con fuerza a danzarme
entre las tinieblas de mis pensamientos,
hay puñales dulces que van a clavarse
en toda mi alma, por todo mi cuerpo.
Perdía el pasado distancia y penumbra,
tu imagen brotaba con pálido empeño,
¡cómo te quería!, con cuánta ternura
miraba tus ojos con el sentimiento.
Bebía tu alma, profunda y precisa
entre los claveles de tus labios tiernos;
te di lo más puro que tuve en la vida...
amores perdidos, amores eternos.
TE LLEVO DENTRO
Te llevo dentro, te llevo dentro
entre los pliegues del sentimiento,
bajo la sombra de las derrotas,
sobre la senda de los misterios,
por estas venas de sangre roja
vas navegando, tu vela al viento.
Te llevo dentro, te llevo dentro,
agua que limpia mis pensamientos,
luz que refleja todas las cosas
desde lo blanco hasta lo negro,
desde los vuelos de las palomas
hasta las nieves de los inviernos.
Estás arriba, donde los sueños
son más azules, son más intensos,
estás abajo, donde la carne
abre las puertas de los deseos,
estás enfrente, donde no hay nadie
más importante, más verdadero.
Te llevo dentro, te llavo dentro,
por qué negarlo, por qué no verlo,
por qué vestirlo de primavera
si es todo el año, si es todo el tiempo,
si está en el suelo, a ras de tierra,
y en lo más alto, cerca del cielo.
Si una mirada vale por ciento,
si una sonrisa es como un vuelo,
un vuelo blanco de mil palomas
en los adioses de mil pañuelos...
tú bien lo sabes, sabes de sobra
que ahora y siempre te llevo dentro.
COMO UN LOBO SOLITARIO
Amaneció una mañana,
cielo gris, manto nublado,
desde un lado de la cama
extendí, lento, mi brazo,
como es costumbre, buscaba
el calor de tu costado,
pero tu cuerpo no estaba,
vacía quedó mi mano.
Me levanté, era el alba
del sabor de los presagios,
la habitación destilaba
el olor de los santuarios,
ni aquí ni allá, por la casa,
un silencio autoritario
me confirmó que ahora estaba
como un lobo solitario.
Abrí puertas y ventanas,
miré cajones y armarios,
el sillón donde escuchabas
algún cantante romántico,
buscando algo que hablara
de un motivo, de un pecado,
mas la razón era clara:
te marchaste por cansancio.
Y me eché aquella mañana
a la calle, como un rayo,
bajo la lluvia buscaba
tu imagen en el asfalto,
aprisionado en el ansia
de resolver mi calvario,
te busqué lleno de rabia
como un lobo solitario.
Pasaron otras mañanas,
el tiempo fue sosegando
aquel vacío que estaba
cubriéndome los espacios...
en el blanco de la cama
se me abrieron otros brazos,
y el silencio de la casa
se pintó con otros labios.
Y vinieron otras llamas
a encender otros abrazos,
llegaron otras miradas
y brotaron otros llantos...
pero en ninguna te hallaba,
era tu cuerpo el milagro
que en otros cuerpos buscaba
como un lobo solitario.
POR ESO TE QUIERO
Porque eres silencio que apaga las voces
que brotan a veces del fondo del alma
y roban la calma con esos clamores
que tanto me gritan y no dicen nada,
porque los acallas sólo con un beso
por eso te quiero, te quiero por eso.
Porque eres penumbra que apaga las luces
conque me deslumbra el Sol que me agita,
porque me encaminas, porque me introduces
en la panacea del agua bendita,
porque lo consigues sólo con un beso
por eso te quiero, te quiero por eso.
Porque estando unidos, siempre me respetas
mi vieja parcela de lobo estepario,
la ausencia imprevista, la pálida ausencia
de los soñadores, de los solitarios,
porque me despiertas sólo con un beso
por eso te quiero, te quiero por eso.
Porque no presumes de quererme mucho
y no necesitas que te quiera tanto,
no mides el tiempo cuando estamos juntos,
ese tiempo lento que juntos pasamos,
porque te conformas sólo con un beso
por eso te quiero, te quiero por eso.
Porque nada tienes de lo cotidiano
conque me atosiga y me abruma el mundo,
porque eres la sombra profunda del árbol
donde me resguardo de los infortunios,
porque sabe a vida tu cálido beso
por eso te quiero, te quiero por eso.
MANIANTALES
Esta tarde
me han mirado tus ojos,
manantiales
del color de la vida,
y en el aire
tu mirada y la mía
un alarde
de la melancolía.
Esta tarde
me han besado tus labios,
manantiales
del sabor de la vida,
y en el aire
tu sonrisa y la mía
viento suave
de la melancolía.
Esta tarde
me han rozado tus manos,
manantiales
del calor de la vida,
y en el aire
tu caricia y la mía
puro arte
de la melancolía.
Esta tarde
desperté de mis sueños,
manantiales
de tu ausencia infinita,
y en el aire
tu distancia y la mía
roja sangre
de la melancolía.
MAR DE FORA
Por aquella mar bravía
llanto de olas,
porque las olas rompían
una tras otra
y no venías
y estaban las penas solas,
las penas mías.
Por aquella mar bravía,
el mar de fora,
las esperanzas se iban
perdiendo todas,
cuanto más frías
eran las aguas, las horas
más me dolían.
Mirando aquel mar, sentía
crecer la sombra,
ensancharse la agonía,
hundir la proa,
si no venías,
mis penas eran las olas...
pero más frías.
Pero si un día
el mar de fora
me devolviese tu vida,
tú y no otra,
¡ay, qué alegría
las luces sobre las sombras
de mi agonía!
Lo que daría
si tras las olas
aparecieses un día
como una aurora,
¡ay, qué alegría
tú venciendo al mar de fora
para ser mía!
CHAMPAN
Con ese vestido largo
estampado, vaporoso,
pareces un espumoso
champán, ni dulce ni amargo;
querida amiga, hazte cargo
si un decadente galán
quiere beber, sorbo a sorbo,
sin que te sirva de estorbo,
tan delicioso champán.
TE QUIERO ASI
Te quiero así, perdida en la distancia,
difusa entre la niebla y la espesura,
a veces, un apunte de amargura,
y a veces unas gotas de fragancia.
Te quiero así, anárquica y oscura,
oculta entre las sombras de la infancia,
apareciendo pálida en la estancia
donde va terminando la aventura.
Te quiero así, tan mágica, tan lejos,
tan llena de recuerdos, como espejos
de luces que adoraba y que perdí;
te quiero así, tan joven, tan ausente,
tan olvidada y tan omnipresente,
te quiero así, te quiero siempre así.
QUE LASTIMA
Qué lástima de sueños imposibles,
de luces encendidas y apagadas,
de flores, una a una, marchitadas,
de horizontes lejanos, invisibles.
Qué lástima de voces acalladas,
de silencios impuestos, inservibles,
de amores en verdad inaccesibles,
de tanta incomprensión en las miradas.
Qué lástima, la vida sugirió
montañas imposibles de escalar,
jardines en el cielo y en el mar;
qué lástima, la vida prometió
las metas que jamás pude alcanzar...
qué lastima, la vida me engañó.
NI UNA LAGRIMA MAS
Ni una lágrima más por sentimientos
que no lograron ser correspondidos,
por los sueños que fueron esparcidos
en las fuerzas dispersas de los vientos.
Ni una lágrima más por los vencidos,
por las fábulas morales, por los cuentos,
por aquellos ingenuos pensamientos
que fueron, uno a uno, envilecidos.
Por las puertas del vienes y del vas,
por las calles del siempre y del jamás,
por el silencio trágico de Dios,
por todo lo que fue quedando atrás
rompiéndome la fe sin un adiós,
ni una lágrima más, ni una más.
OTRO VERANO
Otro verano que se escapa vivo,
otro Septiembre que se vuelve historia,
otra oportunidad que se ha perdido
pasando más con pena que con gloria.
Otra esperanza que se desespera,
otra página en blanco en el cuaderno,
otro paso adelante en la frontera
del cielo, el purgatorio y el infierno.
En el lugar del bosque más profundo
donde el Sol no calienta, no traspasa
los pálidos umbrales de la casa,
permanece en silencio el vagabundo,
más viejo, taciturno, desolado,
desorientado, frágil, acabado.
DEFINITIVAMENTE
Definitivamente nos miramos
más allá de la tierra y de la gente,
con aquella mirada transparente
que una noche de Abril nos inventamos.
Más allá de lo absurdo, de lo ausente,
definitivamente nos besamos
con el beso sin fin que reclamamos
durante tanto tiempo, inútilmente.
Tras de la realidad, de la cordura,
tras de la frustración, de la amargura,
el mundo se partió en mil pedazos...
y así pude tenerte entre mis brazos
unidos al final, estrechamente,
abrazados definitivamente.
ME ACUERDO DE TI
Me acuerdo de ti, no puedo negarlo,
no quiero negarlo, me acuerdo de ti,
mi vida contigo dejó tras de sí
un rastro feliz que no sé olvidarlo.
A veces me canso de todo y de mí,
el futuro es gris, no quiero mirarlo,
el presente está, no puedo cambiarlo,
por eso es que tánto me acuerdo de ti.
Entre algún quizás y algún puede ser,
entre algún ganar y entre algún perder,
esto sigue igual desde que te fuiste:
es un caminar solitario y triste
hacia algún lugar muy lejos de aquí,
y en ese vagar me acuerdo de ti.
VELAS ENCENDIDAS
Cómo apagar las velas que encendiste
aquella inolvidable madrugada,
cuando yo no era presa de la nada,
cuando yo aún era yo, no un alma triste.
Cómo nublar el Sol de tu mirada,
la juventud radiante que me diste
desde el mismo momento en que viniste
hasta el borde final de la escapada.
Cuando yo aún era yo, no el pasajero
que recorre, abúlico, el sendero
curándose en silencio las heridas;
cómo borrar los besos que nos dimos,
como olvidar que tánto nos quisimos,
cómo apagar las velas encendidas.
CERRE LOS OJOS
Llegaste un día al páramo sombrío
donde habitaban la mente y la razón,
donde escapaba despacio la emoción
y florecían las rosas del hastío.
Y al día siguiente pusiste una canción
entre los labios del páramo y del frío,
y yo que estaba pendiente del vacío
cerré los ojos y abrí mi corazón.
Alimentando la flor de un solo día,
aprovechando un minuto de alegría,
bailé de nuevo la mítica canción;
yo que he perdido cien veces la ilusión,
volví de nuevo a amar la fantasía,
cerré los ojos y abrí mi corazón.
ATEORACION
Contigo de nuevo, Dios,
el Cristo crucificado,
el que siempre está callado
pero nunca dice adiós;
y lo sabemos los dos
que no me llega tu fe,
que yo de ti nada sé
y tú todo sobre mí...
y es que nunca comprendí
las razones del por qué
tú sigues queriéndome
aunque yo no crea en ti.
¡QUE NO TENGO NADA!
Que no tengo nada, ayer me dijiste
en esos momentos que frunces el ceño
y pones delante de todo el empeño
de martirizarme, de ponerme triste.
Que no tengo nada, que soy sólo el dueño
de vanos proyectos que tú no quisiste,
de sueños hermosos que nunca creíste
diciendo que un sueño tan sólo es un sueño.
¡Que no tengo nada...! ¿y tus negros ojos,
que a veces me miran con brillo de espada
antes de besarme tus labios tan rojos?
¡Que no tengo nada...! si en una mirada
me entregas el alma, el alma en tus ojos,
¿cómo es que me dices que no tengo nada?
OJOS PROFUNDOS
Ojos que miran sobre las alturas
buscando más allá de lo diario,
ojos que empujan al hombre solitario
a abandonar tristezas y amarguras.
Ojos de paz, remanso del estuario
donde llegan las aguas sin premuras,
ojos que emprenden las nuevas singladuras
con el son de un alegre campanario.
Ojos que miran con amor los míos,
que resuelven mis dudas, mis vacíos,
ojos profundos como el ancho mar...
ojos que borran soledad y frío,
ojos que ríen cuando yo sonrío,
ojos que lloran si me ven llorar.
POR LA CALLE DE MI VIDA
Por la calle de mi vida
se confunden
la verdad y la mentira,
en una mezcla tediosa,
aleatoria, caprichosa;
por la calle de mi vida
van parejos
el dolor y la alegría,
en una mezcla incesante,
desigual, desconcertante.
A veces es ancha y larga,
jalonada
de jardines y terrazas,
y otras veces se hace estrecha,
tan tortuosa y maltrecha;
por la calle de mi vida
voy andando
mientras que nadie me mira,
y yo tanto me confundo
que en esa calle me hundo.
EL AMOR ABSTRACTO
Si vienes del confín del más allá
y te das una vuelta por aquí,
dibuja un corazón en la mitad
del camino que piensas discurrir,
toca mi hombro, házmelo saber,
que aún tengo muchas cosas por hacer.
Si cruzas ese límite fugaz
que rompe lo real de la ilusión,
que pone los aromas de la mar
en una ciudad vieja, sin color,
llama a mi puerta, cálmame la sed
que te estoy esperando como ayer.
Si bajas de esa nube donde ves
agitarse este viejo corazón,
feliz una mañana, quizás tres,
y triste alguna tarde, quizás dos,
grita mi nombre, que el silencio está
al borde de mi lento caminar.
Te espero, pero con serenidad,
te aguardo, sé que tienes que venir,
te añoro, pero con tranquilidad,
tu ausencia adormece mi sentir...
¡pero ven!, pinta el mundo de color,
este mundo tan gris sin el amor.
LOS QUE SENTIMOS
Una paloma vuela su breve vuelo,
va con sus cortas alas cerca del suelo,
e igual que tú quisiera subir más alto
y llegar hasta arriba, cerca del cielo...
¡cómo sufrimos
los que no somos parte de los racimos,
los que nos asfixiamos en el asfalto,
los que nos duele el llanto,
los que sentimos!.
Un viejo solo y triste se desahoga
y agarrado a tu brazo, gime y dialoga,
y te duele en el pecho su decadente
caminar sinuoso, final ciaboga...
¡cómo miramos
las madrugadas frías, los que temblamos,
los que nos hiere el paso por la pendiente,
los que nos duele el tiempo,
los que soñamos!.
El Sol, por occidente, se está poniendo
y el mar viste de oro su azul atuendo,
una lágrima baja de tus pupilas
ante la maravilla que te está viendo...
¡cómo ponemos
todos nuestros sentidos en lo que vemos,
en la tarde que apaga su voz tranquila,
los que somos distintos,
los que queremos!.
Un poema, un recuerdo, la melodía
de la canción lejana, tan tuya y mía,
atraviesa tu mente, tu pensamiento
y calienta tu alma, que estaba fría...
¡cómo salimos
a buscar sensaciones, otros caminos,
los que necesitamos del sentimiento,
los que somos de viento,
los que sentimos!
Los que queremos,
los que si nace una flor, también nacemos,
los que sentimos,
los que si muere un amor, con él morimos.
TUS PARAJES, TUS IDEAS
Ahora que ha crecido la distancia
borrando tu figura de mi mente,
ahora que no escucho tu palabra,
cascada de de campana transparente,
ahora que me pierdo entre la gente
y no puedo esperar lo que yo espero,
ahora que no estás en mi presente,
te quiero, corazón, ¡cómo te quiero!
Ahora que la tarde es una sombra
que oculta en la negrura tu mirada,
ahora que me faltas, todo sobra,
la vela del camino se me apaga
y no sé recorrerlo sin la clara
sonrisa que ilumina tu sendero,
ahora que no estás, sueño tu cara
y te quiero mi amor, ¡cuánto te quiero!
Ahora que no sé lo que tú haces,
qué piensas, qué meditas, qué deseas,
cuáles son ahora mismo tus parajes,
cuáles son ahora mismo tus ideas,
yo quisiera mirar lo que tú veas
en ese espacio tuyo lisonjero,
y llegar hasta ti con la marea
para que no te olvides que te quiero.
Ahora que ha crecido la distancia
y no respiro el aire de tu aroma,
ese aroma especial, esa fragancia
que dejas en mi piel cuando me tomas,
ahora que no estás crece la sombra,
crece la oscuridad por el sendero,
pero crece también, y de qué forma,
el amor que te di, lo que te quiero.
QUE HABLE EL AMOR
Miraban tus ojos, dos gotas de lluvia,
de lluvia de Mayo, mis ojos de Otoño,
y se derramaba toda tu ternura,
toda tu dulzura en aquellos ojos,
y cuando enlazados, callados y solos
“¿qué piensas?” dijiste con tu tenue voz,
miré aquellas gotas de Mayo en tus ojos
y no dije nada, que hable el amor.
Te quité despacio, despacio, la blusa,
aquella estampada de los tonos rojos,
sin decir palabra, sin ninguna excusa
tu pecho y el mío se unieron de pronto,
“¿qué somos?”, dijiste, dijiste “¿qué somos
que el tiempo no apaga nuestro resplandor?”,
pensé que ese tiempo no va con nosotros
y no dije nada nada, que hable el amor.
Después fue tu falda la que con premura
cayó deslizando todo tu contorno,
quedaste en mis brazos radiante y desnuda
como un ángel bello de blanco y de oro;
tu cuerpo y mi cuerpo formaron un solo
camino de besos, de fuego y de Sol;
“te quiero” dijiste con tus labios rojos...
yo no dije nada, que hable el amor.
Sobró la palabra para esta aventura
río de caricias y mar de alborozos,
realidad de un sueño de luces y dudas,
verdad de una tarde vestida de asombro,
y fuimos al fin solamente nosotros
en un solo cuerpo unidos los dos;
se quebró el silencio como un cristal roto
cuando finalmente nos habó el amor.
ALLA TU
Allá tú si ignorastes el latido
de un viejo corazón enamorado,
que tánto se entregó, que tánto ha dado
y tan poco de ti ha recibido.
Allá tú si de pronto has decidido
romper con las amarras del pasado,
yo siempre te he querido, tú has cambiado,
mas cambiar es humano y no prohibido.
No imagines que voy a derrumbarme,
dejarme es un error, abandonarme
es cosa sólo tuya, allá tú;
el tiempo pasará, llegará un día
que entenderás que nadie te quería
como yo te he querido...allá tú.
MI PAIS
Dejaré este país una mañana,
este país que nunca ha sido el mío,
y sin decir siquiera una palabra
huiré hacia ti...
traspasaré las puertas y ventanas
que protegen tu piel
de los testigos
y llegaré hasta el fondo de tu alma,
como una flor silvestre...
mi país.
MELANCOLIA
Ayer hablé de más,
te confesé que te quería
con un amor vital,
cruel, total, que me dolía,
y hoy al recordar
que no serás ya nunca mía,
reí por no llorar,
enfermo de
melancolía.
Ayer no sé por qué
abrí ante ti toda mi vida,
ayer yo te conté
cosas que nunca debería,
perdón, resulta que
no pude más y te decía
que en ti estaba mi fe
y que sin fe
ya no vivía.
Perdón, te juro que
nunca hablaré como ese día,
lo juro, no pondré
ninguna sombra a tu alegría;
si yo no soy capaz
de amarte así, en la lejanía,
me iré a otro lugar
aún más lejos
de tu vida.
Ayer hablé de más,
el corazón se me salía,
igual que un manantial
brotó la pena, negra y fría;
amor, perdóname,
es que al pensar que no eres mía,
lloré, lloré por ti
enfermo de
melancolía.
EL SOL DE LA MAÑANA
(CANCION)
Cuando te vas,
qué valgo yo,
soy un rincón
de soledad,
cuando no estás
viene el dolor,
viene el temor
y la ansiedad...
Pero si estás
¡qué valgo yo!
soy de color
felicidad,
si no te vas,
el corazón
juega al amor
en libertad.
...............................................
(Estribillo)
Eres el sol de la mañana,
eres el aire que respiro,
eres la sombra
que me nombra
cuando voy
por el camino;
eres la luz de la esperanza,
eres la paz conque me abrigo,
eres el cielo
que yo anhelo
cuando voy
por el camino,
cuando sigo
mi destino.
..............................................................
Cuando te vas,
qué valgo yo,
una canción
que acaba mal,
cuando no estás,
la habitación
es una voz
de oscuridad...
Pero si estás
¡qué valgo yo!
una ilusión
sin un final,
si no te vas,
el corazón
es un señor
sentimental.
................................................
(Estribillo)
Eres el sol de la mañana,
eres el aire que respiro,
eres la sombra
que me nombra
cuando voy
por el camino;
eres la luz de la esperanza,
eres la paz conque me abrigo,
eres el cielo
que yo anhelo
cuando voy
por el camino,
cuando sigo
mi destino.
DEJÓ VOLAR SUS MANOS
Dejó volar sus manos sobre mí
como vuelo rasante de gaviota,
partido el corazón, el alma rota
de tanta madrugada que perdí.
Dejó volar sus manos gota a gota
sobre mi cielo rojo carmesí,
sinfonía de estío que sentí
curando el corazón en cada nota.
Dejó volar sus manos en el lecho,
su cuerpo fue mi cuerpo en el estrecho
camino del ocaso al pedestal;
dejó volar sus manos y mi mal
se durmió en su regazo, satisfecho,
se murió entre sus pechos de cristal.
© 2004 Javier de Lucas